Sin enviar correos electrónicos ni hacer llamadas a larga distancia, sir Robin Knox-Johnston se convirtió en el primer hombre en dar la vuelta al mundo a vela en solitario y sin escalas, en la «Times Golden Globe Race» de la temporada 1968-1969.
En cuatro meses, el fundador de la Clipper Race no pudo comunicarse con nadie y, según a Efe, solo faltaba una semana para terminar la competencia cuando se enteró de que iba a consagrarse ganador.
Sin duda, la tecnología que tenían los barcos en ese momento era muy distinta a la que poseen actualmente, hecho que engrandeció el récord logrado en aquel momento por esta leyenda de la navegación.
«Alguien me preguntó qué extrañaba en esa época y dije: ‘los satélites’. No teníamos comunicación», asegura Knox-Johnston.
No obstante, señala que en ese momento no era difícil navegar como lo hacían, porque entendían los métodos que utilizaban.
Knox-Johnston concede una entrevista a Efe en el balneario uruguayo de Punta del Este, donde reposan los barcos participantes en la Clipper Race antes de su salida hacia Suráfrica, próxima etapa de la vuelta al mundo de vela.
Lejos de la tecnología, otra cosa que el inglés de 80 años remarca que es mejor en la actualidad es la comida, al recordar que durante su travesía el alimento más consumido fue el ‘corned beef’.
Pese a todo esto, al ser consultado por qué es lo peor que él podía encontrar en el agua durante la navegación, Knox-Johnston pide que se le reformule la pregunta y se le consulte qué es lo mejor.
Su respuesta fue clara: «Soy libre, la libertad del mar es maravillosa».
Hoy, 50 años más tarde de su épica vuelta al mundo, Knox-Johnston se encuentra en Punta del Este acompañando la duodécima edición de la Clipper Race, que ya finalizó una «muy buena» etapa que dejó «muy felices» a los deportistas.
Durante un encuentro en el Yacht Club de la ciudad costera, el fundador de la competición deja ver su satisfacción por estar en un lugar que le gusta.
«Yo amo Punta del Este, pienso que es una hermosa ciudad. Pienso que Uruguay es un muy lindo lugar para venir como turista. La gente es muy amigable, hacen que todo el mundo se sienta bienvenido», destaca Knox-Johnston.
La edición 2019-2020 de la regata es la segunda en la historia que tiene a Uruguay como uno de los puertos a los que arriban los barcos.
Con vistas al futuro, Knox-Johnston apuntó que a todos les gustaría que este evento regrese a Uruguay en próximas ediciones, aunque no confirmó que vaya a suceder.
«Pienso que a todos nos gustaría, porque hicimos buenos amigos aquí y disfrutamos de venir a este lugar. Pienso que estaría muy feliz de venir nuevamente», remarcó el hombre, que conoce Punta del Este desde hace nueve años.
En la presente edición, 11 embarcaciones luchan por obtener una victoria que podrán celebrar en agosto de 2020.
Pese a que ya hubo un ganador, el Qindao de China, Knox-Johnston no se aventuró a nombrar un favorito para coronarse al final de la regata, porque aún es «muy pronto» para saber quién se quedará con una Clipper Race que consideró «única», por ser una carrera para personas que, si bien necesitan de un entrenamiento, no necesariamente tiene que ser profesionales de la navegación.
La competición, que está en su duodécima edición, tiene una duración de 11 meses, más de 41.000 millas náuticas recorridas, 43 nacionalidades representadas y 15 carreras individuales divididas en 8 etapas.
Santiago Carbone (EFE)