José «Pepe» Mujica, el expresidente que se transformó en uno de los políticos más influyentes de Suramérica en este siglo y que había anunciado su retiro de la actividad política, será cabeza de lista para el Senado en las elecciones de este domingo y buscará seguir extendiendo su legado.
Guerrillero, diputado, senador, presidente y retirado; el uruguayo ha pasado por todas estas etapas durante sus 84 años y ahora afronta una nueva: volver al Parlamento para ayudar a la renovación de una izquierda uruguaya carente de líderes de su talla.
En agosto de 2018, Mujica -que presidió Uruguay entre 2010 y 2015- anunció, para sorpresa de muchos, que dejaría su banca en el Senado para tomarse «una licencia antes de morir de viejo».
Sin embargo, quien ha sido la principal figura política uruguaya a nivel internacional en los últimos años, decidió dejar atrás su retiro y retomar la actividad.
El expresidente nunca dejó de aparecer en eventos oficiales, partidarios o de importancia y, siempre que su rostro se ve entre la multitud, es uno de los más aclamados tanto por el público como por la prensa.
Según explica a Efe Daniel Chasquetti, politólogo e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, es «muy difícil» que en Uruguay surja en poco tiempo una figura con tanto alcance internacional como el extupamaro.
EL MOMENTO DEL PEPE
«Creo que Mujica llegó en un momento justo. Empezaba una crisis política de los liderazgos, todavía no había nada parecido a (Donald) Trump, ni (Emmanuel) Macron, ni (Jair) Bolsonaro. Había una crisis bastante grande de los partidos, de la representación», narra Chasquetti.
En este sentido, el politólogo considera que Mujica propuso «volver a las cosas más simples» y eso le hizo tener notoriedad a nivel internacional.
«Se ajustaron el personaje y la demanda y me parece que eso es difícil porque hoy el estado en el que está el mundo está demandando otra clase de liderazgos», opina.
Además, sostiene que es muy complicado que en Uruguay vuelva a surgir alguien parecido al exguerrillero.
«Mujica tenía una economía en crecimiento, un Frente Amplio muy fuerte, un escenario muy propicio, pudo con mucho ingenio avanzar en la agenda de derechos, puso a Uruguay a la vanguardia en el mundo y todas esas etapas se cumplieron y tenían ciertas condiciones de contexto pero hoy eso ya es distinto, el escenario cambió», enfatiza.
El liderazgo de Mujica ha trascendido las fronteras de manera tal que provocó que muchas personas reconocidas internacionalmente -artistas, políticos, deportistas o pensadores- quisieran pasar por su finca, ubicada a las afueras de Montevideo, simplemente para conversar un rato y tomar unos mates junto a él.
Para Chasquetti, su retiro nunca fue tal, ya que «nunca se fue de la política», solo renunció a su banca y desde hace ya tiempo su nombre sonaba como posible candidato a presidente -que luego se descartó- o para retornar al Parlamento.
«Mujica tiene todavía un nicho de electorado relevante y cuando salió a hacer campaña eso se notó. Hay mucha gente que le es muy fiel pero perdió ese halo de novedad que tuvo en la campaña del 2009», apunta.
Sin embargo, para el experto el hecho de que «el Pepe» se metiera de lleno en la campaña ayudó a atraer una cantidad importante de votos a la coalición oficialista, el Frente Amplio (FA).
EL GUÍA DE LAS NUEVAS GENERACIONES
Su sector dentro de la colación FA, el Movimiento de Participación Popular 609 (MPP), lo impulsó para encabezar, una vez más, la lista al Senado.
Mujica no será el único líder de la vieja guardia frenteamplista que se presente a las elecciones, ya que la vicepresidenta de Uruguay -y su esposa-, Lucía Topolansky, también estará en los primeros puestos de dicha lista.
Así lo expresa a Efe el diputado del MPP Alejandro Sánchez, que cuenta que la idea es que el expresidente pueda colaborar desde su banca en el proceso de renovación de la fuerza política.
«Es verdad que anunció su retiro, pero la 609 parte de una idea y logramos convencer a Pepe, que es uno de los dirigentes políticos que más ha trabajado por generar espacios de renovación», explica.
Para el político, la renovación no solo implica un recambio generacional sino que se trata de «cómo se pueden construir nuevas ideas» y para eso los veteranos no deben apartarse.
«Una de las cosas que le planteamos a Pepe es que necesitábamos que él siguiera estando por su conocimiento, su capacidad, por la popularidad que tiene, pero además por su visión de futuro», acota.
Ante una de las elecciones más reñidas de los últimos tiempos, Mujica, pese a su longevidad, decidió quedarse a dar la pelea, intentar colaborar con el FA para un cuarto periodo de gobierno consecutivo y seguir ampliando su trayectoria política, como uno de los más influyentes de este siglo.
Federico Anfitti (EFE)