Por Santiago Carbone
La confirmación de la victoria de Luis Lacalle Pou en la segunda vuelta de las elecciones de Uruguay lleva a la Presidencia dos apellidos que son parte de la historia política del país; Lacalle y Herrera.
El presidente electo, que se presentó a los comicios por el Partido Nacional (PN, centroderecha), asumirá el cargo el 1 de marzo de 2020, 30 años después de que lo hiciera su padre, Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995).
EL HERRERISMO
El hasta ahora líder de la oposición continuará, también, la tradición política familiar que comenzó en 1873 con el nacimiento de su bisabuelo Luis Alberto de Herrera, una de las principales figuras del PN en la historia, tanto que dio lugar al ‘herrerismo’ como corriente dentro de la formación ‘blanca’
Si bien, a diferencia de su nieto y de su bisnieto, Herrera nunca llegó a obtener la Presidencia, sí integró entre 1925 y 1927 el Consejo Nacional de Administración, un órgano que trabajaba en paralelo con el Poder Ejecutivo.
Además, entre 1955 y 1959, fue parte de un Consejo Nacional de Gobierno liderado por el Partido Colorado (PC, centroderecha), donde trabajó como un «fiel vigilante» y un «fiel fiscal» de las actividades gubernamentales.
Así lo dijo a Efe el profesor de Historia Diego Delgrossi, quien agregó que el político ‘blanco’ fue «un luchador incansable», que siempre «peleó por sus convicciones», y un «nacionalista acérrimo», punto en el que coincide, según el experto, con su bisnieto.
Asimismo, subrayó que el hecho de querer «poner a Uruguay primero» y de colocar «las alianzas económicas por delante de las políticas», como ha explicado en varias ocasiones a lo largo de la campaña, son otras cosas que los asemejan.
LOS BATLLE
El caso de los Lacalle y Herrera es uno de los dos que existen de estirpes familiares que estuvieron al frente del país. La otra es la de los Batlle, que suman cuatro presidentes.
Lorenzo Batlle y Grau (1868-1872), José Batlle y Ordóñez (1903-1907 y 1911-1915), Luis Batlle Berres (1947-1951) y Jorge Batlle Ibáñez (2000-2005) fueron quienes gobernaron con ese apellido en diferentes momentos a lo largo de tres siglos.
Según Delgrossi, el primero de estos se encontró con la misión de intentar la «pacificación del país» en un momento muy conflictivo de la historia, ya que, durante su mandato, un movimiento liderado por el ‘blanco’ Timoteo Aparicio se levantó en su contra reivindicando la coparticipación en el Gobierno.
Esta lucha, que duró dos años, finalizó con un acuerdo en el que le fueron concedidas las jefaturas de cuatro departamentos del país.
José, hijo de Lorenzo, logró «la modernización» de Uruguay con un Gobierno que estuvo marcado por la aprobación de diversas leyes sociales y laborales, tanto que es considerado -por las diferentes corrientes políticas hoy existentes- un presidente histórico.
El divorcio por voluntad de la mujer, la jornada laboral de 8 horas o la prohibición de trabajar a los menores de 13 años fueron algunas de esas avanzadas normativas.
Su sobrino Luis mantuvo el «industrialismo» que más tarde encontraría un fuerte competidor en Europa y Jorge, su hijo, fue el último presidente del PC antes de la irrupción del Frente Amplio en 2005. Su mandato estuvo principalmente marcado por la gestión de la grave crisis económica que azotó al país en 2002.
(EFE)
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