La poesía de Jules Laforgue, el viaje de huida de una exiliada francesa durante la Segunda Guerra Mundial y los vaivenes familiares de una uruguaya que traduce videojuegos de zombies son solo algunas de las líneas temáticas de la novela escrita por 20 uruguayos en un grupo de WhatsApp.
Si hay algo que caracteriza a los grupos de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp con al menos diez integrantes es su capacidad de agobiar a los integrantes que, al no estar pendientes de su teléfono día y noche, se encuentren con un volumen de más de 500 mensajes por leer.
Envueltos en un caos semejante se encontraron los uruguayos seleccionados en un certamen organizado por la Editorial Planeta para celebrar sus 25 años en el país al abocarse a escribir una novela colectiva por WhatsApp, «Un catálogo de la ausencia», algo que, como expresan en una entrevista con Efe los autores Nicolás Alberte y Leandro Vidal, no fue fácil.
Para Alberte, autor encargado de coordinar a los participantes, que en principio eran 25 y se redujeron a 20 a medida que algunos abandonaban el proyecto, influyó en eso la novedad de hacerlo de esa manera.
«Al ser un proceso que nunca se había hecho no teníamos ni idea cómo iba a ser pero se fue haciendo. La dificultad era la cantidad de mensajes por día que había en el chat. En los primeros tres o cuatro días realmente fue un infierno no solo para mí sino también para ellos», estima.
En ese sentido, Vidal, uno de los 20 que vio el proceso hasta el final, resaltó que si bien al principio fue «un caos», eso no era malo porque lo que transmitían los mensajes eran ideas que contribuían a la historia y luego el coordinador hizo una reorganización que aceitó el proceso.
«Lo que hizo fue dividirnos en dos grupos; entonces en el grupo que me tocó a mí nos manejamos de una manera que íbamos creando la parte que nos tocaba, cada uno de forma libre, y después lo volcábamos y lo unificábamos», puntualiza el escritor.
En esto, acota Alberte, había una clave, que es que, como la novela se construye en base a dos historias paralelas que están conectadas pero ocurren una en tiempos diferentes, se buscó que unos supieran lo que los otros creaban.
«Eso hacía que los del pasado escribieran sin saber lo del presente y viceversa, entonces esa independencia daba historias mucho más ricas porque no se tenían que estar fijando», valora el coordinador.
De todas formas, Alberte, que lleva publicados cuatro libros de poesía, recalca que, excepto la base creativa de un personaje que él ideó en unas páginas a modo de «boceto», el argumento surgió colectivamente y, por ello, la historia tiene ejes y giros temáticos tan diversos.
«Yo desde el principio quería explotar los conocimientos de cada uno; entonces por ejemplo teníamos un experto en viajes, Roberto Bennett, que aportó mucho para lo del viaje en barco que hay, y a Mariana (Haim), que es traductora de francés y por eso la protagonista es traductora», destaca.
Asimismo, el coordinador, que se encargó de que el estilo fuera parejo en la narración, asegura que si bien se mantuvo al margen de la creación para dar rienda suelta a la imaginación de los autores, quiso que la historia, que tomó la temática de los viajes y los exilios como eje transversal, tuviera referencias literarias.
«Lo que quedó de mi boceto fue el nombre de la que después resultó ser una protagonista secundaria, la del pasado, que es Emma Laforgue, porque a mí desde el principio me gustaba que tuviera un nombre muy relacionado con la literatura dado que se trata del aniversario de una editorial», explica.
Así, en el nombre de Emma Laforgue, una francesa que escapa de una Europa azotada por la Segunda Guerra Mundial, se encuentran la Emma Bovary de Gustave Flaubert y el poeta nacido en Montevideo Jules Laforgue, cuyos versos la personaje cita y recuerda en el libro.
Además, en la historia del «presente», protagonizada por la nieta de Laforgue, una traductora que debe regresar a Montevideo desde su exilio en Francia tras recibir malas noticias de su familia, hay tanto referencias a videojuegos -porque uno de los autores es fanático de ellos- como a pasajes de obras literarias icónicas como Ana Karenina.
Por otro lado, tanto Alberte como Vidal, integrante del subgrupo «del pasado», manifiestan que culminada la novela, que comenzó a escribirse en mayo y se terminó en octubre, la sensación del grupo al leer ambas partes fue de expectativas superadas.
«A mí lo que me pasó fue que leí la historia que había hecho en mi cabeza de esa parte del presente y es rarísimo porque es algo que tenés en tu cabeza pero racionalmente nunca escribiste», indica Vidal.
«Ahora que hay lectores por fuera del grupo mucha gente nos comenta que llora, que se emociona leyendo la novela y eso está bueno», concluye Alberte. (EFE)
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