Por Alejandro Prieto y Santiago Carbone
El universo del escritor uruguayo Mario Levrero (1940-2004) busca «hipnotizar» a los visitantes que se acerquen al Centro Cultural de España (CCE) en Montevideo mediante una exposición en la que 14 artistas de diversas disciplinas le rinden homenaje.
Una espiral roja se ve reflejado en un espejo, desde el centro devuelve la mirada un hombre con gafas negras y cejas pobladas; así sin más se da la bienvenida a «Levrero hipnótico», una exposición donde cada objeto, esté en un rincón, colgando del techo o contra el suelo, llama al visitante a perderse en el universo del autor.
Sea mediante un lavabo en el que se proyectan escenas de natación sincronizada o con una extraña sustancia verde que baja desde el techo discurriendo por la pared, la muestra obliga al visitante a recorrer despacio y a entretenerse con las creaciones de un autor al que su comisario, el español Ricardo Ramón Jarne, califica de «multifacético».
«Mario Levrero para mí es uno de los personajes claves de la cultura del siglo XX en Uruguay. Es uno de los mejores escritores en lengua hispana. Yo lo comparo con (Roberto) Bolaño y con (Enrique) Vila-Matas. Ellos forman esa trilogía de escritores maravillosos», expresa a Efe el también director del CCE en Montevideo.
Es que, para Ramón Jarne, el autor de la «Trilogía involuntaria», «La maquina de pensar en Gladys» y «La novela luminosa» (póstuma) era «un escritor muy multifacético» con muchas particularidades.
«(Levrero) lo mismo hacía cómic, cine, fotonovela, danza, dibujo. Para mí es un hombre del renacimiento y además es parapsicólogo, tiene la capacidad de hipnotizar; por eso hemos llamado a esta exposición Levrero hipnótico, porque de alguna manera él nos hipnotiza constantemente con su obra», destaca el comisario.
«Lo que nos cuenta él en las novelas sobre él mismo es que es una persona con múltiples facetas, muy atrayente, que además a la cultura no la considera como elite. Valoraba las novelas policiales que leía muchísimas, las de amor, de serie b, compraba muchos de estos libros baratos, era un gran cinéfilo», añade.
El director del CCE en Montevideo, que en septiembre rindió homenaje con una muestra del mismo estilo a la poeta uruguaya Ida Vitale, recalca así que Levrero tenía que tener su muestra ya que no solo fue un escritor sino también un formador de escritores.
«Él creó un taller literario increíble. Aquí (en Uruguay) hubo dos momentos importantes de núcleos artísticos; por un lado el taller de (Joaquín) Torres García en pintura y por otro el taller de Levrero en literatura. Del taller de Torres García han salido pintores fantásticos y del de Levrero unos escritores fantásticos, una generación», enfatiza.
En ese sentido, Ramón Jarne, que con esta exposición y el seminario temático sobre Levrero que ofrecerá el centro en marzo culmina su etapa como comisario y director en el CCE, sostiene que, como en otras ocasiones buscó llevar a la muestra algo más que manuscritos y fotos apelando a la colaboración artística.
Por ello, si bien hay fotografías, libros, escritos y datos sobre el autor, lo que compone la exhibición es producto del trabajo de diversos artistas uruguayos y extranjeros que buscaron interactuar de una manera u otra con Levrero, su obra y su vida.
De ahí que la muestra cuente con obras de la ilustradora Sonia Pulido, el muralista Alfalfa, el dibujante Jorge Risso, la artista visual Valentina López Ardao y el artista plástico argentino Leandro Erlich, entre otros, que llenaron el CCE de ilustraciones, objetos, visuales o ambientes que recrean el baño y la sala de la casa de Levrero.
«Siguiendo la máxima levreriana que entiende la literatura como una forma de ‘hipnosis’, la muestra apela a sumergir al visitante en una atmósfera enrarecida y onírica de la que, sin dudas, le costará salir incambiado», detalla el CCE sobre la exposición que estará activa mediante jornadas de teatro y música vinculadas a la temática.
(EFE)