Por Santiago Carbone y Sergio Marín Lafuente
Una historia de más de 100 años, un presente centrado en la investigación agropecuaria, antiguas construcciones de época y modernos laboratorios forman parte de un pequeño rincón de Uruguay dedicado al campo, desde el que salen trabajos que repercuten en todo el continente.
Crear y difundir tecnología para sistemas de producción agrícolas, ganaderos y lecheros son algunas de las misiones de La Estanzuela, un lugar fundado en 1914 con el cometido de avanzar en la mejora de cultivos y la producción de semillas básicas.
Ese proyecto, ejecutado por el alemán Alberto Boerger, cuyos restos descansan en la finca cumpliendo una de sus peticiones, cuenta actualmente con laboratorios de Suelos, Plantas y Agua; de Calidad de Leche; de Nutrición Animal; de Semillas; de Calidad de Granos y de Fito y Entomología.
Allí se encuentran algunas de las partes más modernas de un lugar donde muchas edificaciones fueron ya nombradas Patrimonio Nacional y en donde funciona el primer tambo (establecimiento de ordeño de vacas) robotizado del país.
INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS
Buscando soluciones y productos que promuevan una producción agropecuaria eficiente y sustentable, La Estanzuela, estación experimental del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay (INIA), trabaja con un grupo de profesionales entre los que se encuentran estudiantes que llegan desde el extranjero.
Uno de estos casos es el de la brasileña Caroline Da Silva Silveira, quien arribó desde su país para terminar un doctorado en la plataforma de salud animal.
Durante una visita de prensa de la que formó parte Efe, la joven contó que en 2016 arribó al centro situado en Colonia y durante tres años desarrolló una línea de investigación en «enfermedades reproductivas que causan abortos en bovinos de leche».
En octubre de 2019 y con su doctorado terminado, Da Silva retornó a la institución como secretaria técnica en la plataforma de Salud Animal.
Actualmente, la brasileña trabaja en la parte administrativa, dirige un proyecto sobre el control de la leucosis bovina a nivel de América Latina y puede contar con orgullo que logró publicar cuatro de sus trabajos de tesis en revistas internacionales.
Consultada sobre su experiencia en La Estanzuela, la doctora en Salud Animal afirma que el intercambio cultural es «fundamental» y que allí profesionalmente creció «un montón».
EL TAMBO ROBOTIZADO: UN BENEFICIO PARA LOS HUMANOS
En otra parte de este gran centro de investigaciones un grupo de vacas se dirigen a un tambo robotizado a ordeñarse.
Este es el primero de ese tipo en el país y tiene como principal finalidad lograr «un beneficio para la gente», según señala Santiago Fariña, el director nacional del Programa de Producción de Leche del INIA.
«Lo que buscamos es que la gente pueda trabajar de la misma forma que en un trabajo en la ciudad, de 8.00 a 17.00, es decir, evitar los trabajos sacrificados que tiene principalmente ordeñar las vacas todos los días del año dos veces por día», puntualiza.
Para evitar esa tarea al ser humano, el robot ordeña las vacas con un brazo mecanizado, tarea que se lleva a cabo después de que los animales son entrenados mediante una serie de incentivos basados en la comida para acudir hasta el lugar.
Además de esto, el aparato también esta preparado para detectar si existe algún problema en la leche.
CUIDANDO LA TIERRA
En otro extremo del campo donde no se ven animales pero sí diversas plantaciones, el investigador en manejo y fertilidad de suelos Andrés Quincke cuenta otra de las tareas del INIA basada en el cuidado de la tierra.
«Uruguay no escapa a las amenazas de degradación de suelos», destaca el experto, quien enfatiza que mediante distintas medidas de manejo que se pueden y que deben poderse en práctica, los productores pueden lograr que sus trabajos no causen erosión y degradación de la tierra.
En base a esto, el centro de investigaciones tiene una enorme plantación de maíz que deja ver los beneficios del correcto manejo de los suelos.
Estas son algunas de las actividades que desarrolla este centro de 1.200 hectáreas situado en el departamento de Colonia, y en donde también se desarrollan actividades en apicultura, agroclimatología y control de malezas y de plagas.
(EFE)