Como cada 6 de enero, los chicos aguardan su llegada y dejan pasto y agua para sus camellos.
Los Reyes Magos es el nombre con el que la tradición cristiana se refiere a los sacerdotes eruditos del Antiguo Oriente que, tras el nacimiento de Jesús, acudieron a Nazaret para homenajear a Cristo y darle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.
Sólo el Evangelio de Mateo habla de estos «magos», pero fue recién en el siglo III cuando se estableció que pudieran ser reyes y que eran tres, ya que hasta entonces había dibujos con dos, tres o cuatro magos. Incluso, la Iglesia ortodoxa siria y la Iglesia apostólica armenia aseguraban que eran doce, como los apóstoles y las doce tribus de Israel.
Sus nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecieron por primera vez en un mosaico dentro de un templo de Italia. Se trata de una obra que data del siglo VI ubicada en la iglesia de San Apollinaire Nuovo, en Rávena. Allí se distingue a los tres magos ataviados al modo persa con sus nombres encima y representando distintas edades.