Por Prof. José Luis Pittamiglio (*) /
La semana pasada se conoció la noticia del nombramiento directo de tres funcionarios (dos choferes y un peón) en el Municipio de Carmelo. Cuando digo “nombramiento directo” me estoy refiriendo a una práctica que parecía superada en nuestro departamento, pero que lamentablemente vuelve a los titulares: el clásico nombramiento a dedo de personas cuyos méritos no van mucho más allá de ser militantes del sector político del Intendente y haber trabajado en las últimas elecciones departamentales para las listas del Intendente. Eso es exactamente lo que acaba de ocurrir en Carmelo con tres nuevos funcionarios que ingresan por la ventana, cortando incluso las intenciones de avanzar en la carrera funcional de algún trabajador municipal que aspiraba a ocupar alguno de esos lugares. Como si fueran tres paracaidistas, los tres militantes del “moreirismo” aparecieron ubicados en tres cargos que difícilmente puedan convencernos que se tratan de puestos de confianza.
Sabido es que cualquier intendente puede nombrar personal de confianza política y de hecho todos los intendentes lo hacen; pero lo que hacen los intendentes es ubicar a su gente de confianza en cargos con poder de decisión, lugares donde trabaja gente muy cercana al mandatario. Por ejemplo: parece correcto que el Secretario Privado del intendente sea alguien de su confianza política. Obviamente que eso se entiende.
Pero acá estamos hablando de dos choferes de camiones de recolección de residuos y de un peón; ¿alguien puede explicar los motivos para que estos tres cargos sean ocupados por personal de confianza del Moreira?. El peón es por ejemplo, el que hace limpieza en las playas, tarea que sin dudas es de mucha importancia y sumamente digna. Pero alguien me puede explicar por qué la persona que junta los camalotes en la playa tiene que ser de confianza política del Intendente?
Dice el Estatuto del Funcionario Municipal: “El ingreso a la categoría Obrera y de Servicio se realizará por sorteo. A tales efectos se abrirá un registro de aspirantes, que tendrá carácter permanente”. Más claro, échele agua. El Estatuto del Funcionario se venía respetando durante la administración Zimmer y según afirman los trabajadores de Adeom, los últimos 300 ingresos a la Intendencia se habían hecho por concurso o por sorteo, respetando el Estatuto.
Ahora llega Moreira, acostumbrado a la manera en que actuó durante sus diez años anteriores como intendente y tal vez anunciando que las cosas las va a seguir haciendo así. Estos tres nombramientos a dedo dejan un sabor muy amargo, porque seguramente hay mucha gente interesada en trabajar en la Intendencia, que podría haber desempeñado esos cargos con total seriedad y responsabilidad. Sin embargo la condición excluyente fue que se tratara de personas que hubieran trabajado en la campaña electoral para las listas de Moreira. Cualquiera que piense que esto tiene algo que ver con la corrupción, está exagerando, obviamente.
(*) Prof. José Luis Pittamiglio – Edil Departamental Partido Socialista (FA)