El porcentaje de brasileños que dice preferir la democracia a cualquier otra forma de gobierno subió desde el 56,2 % en marzo de 2018 hasta el 64,8 % en noviembre de 2019, en el undécimo mes de Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, según una encuesta divulgada este lunes.
En el mismo período cayó a la mitad el porcentaje de brasileños que considera que una dictadura puede ser preferible en algunas circunstancias, desde el 21,1 % en 2018 hasta el 11,2 % en 2019, de acuerdo con el sondeo realizado por el Instituto de la Democracia y de la Democratización de la Comunicación.
La entidad, que reúne a investigadores de nueve prestigiosas universidades de Brasil y de dos del exterior (Argentina y Portugal), realizó la misma encuesta en marzo de 2018, cuando comenzó la campaña para las elecciones presidenciales de ese año, vencidas por Bolsonaro, y noviembre de 2019, a los once meses del primer año de mandato del líder ultraderechista.
Su conclusión, publicada este lunes en el informe «La cara de la Democracia», fue que «el sentimiento de apoyo y protección a la democracia creció en Brasil en 2019, primer año de Gobierno de Bolsonaro».
«Uno de los indicadores que muestran esa tendencia de forma explícita es la respuesta a las preguntas sobre la aceptación de un golpe militar en determinadas situaciones de crisis», explica el estudio.
Mientras que en marzo de 2018 un 67,5 % de los encuestados dijo que una situación de elevado desempleo no justifica un golpe militar, ese rechazo subió al 78,2 % en 2019.
De la misma forma el porcentaje de los que rechazan un golpe militar en situaciones de altos índices de criminalidad subió del 41,2 % en 2018 hasta el 55,8 % en 2019 y el de los que condenan un golpe en caso de altos índices de corrupción se elevó del 46,4 % al 56,6 % en el mismo lapso.
En marzo de 2018 el 53,3 % (la mayoría) consideraba que una situación de elevada criminalidad justificaba un golpe, porcentaje que cayó al 40,3 %.
La encuesta del Instituto de la Democracia escuchó a 2.009 personas en 151 diferentes municipios brasileños entre el 8 y el 16 de noviembre pasado y tiene un margen de error de dos puntos porcentuales, según sus responsables.
«Hubo una gran caída al apoyo a la democracia en Brasil entre 2014 y 2018 por la entonces crisis económica, los escándalos de corrupción y la fragilidad de las instituciones de fiscalización», explicó el coordinador del estudio, Leonardo Avritzer, investigador de la Universidad Federal de Minas Gerais.
De acuerdo con el académico, el momento en que la democracia tuvo el menor apoyo en Brasil fue en 2018, precisamente cuando Bolsonaro fue elegido presidente pese a su discurso de defensa de la dictadura militar brasileña (1964-1985) y gracias a sus promesas de combate a la corrupción y la criminalidad.
Según el sondeo, el porcentaje de brasileños satisfechos con la democracia subió desde el 17,4 % en 2018 hasta el 31,0 % en 2019 y el de los insatisfechos bajó del 54,9 % al 52,4 %.
De la misma forma, en noviembre pasado, más del 70 % de los brasileños no creían que un golpe militar pudiese ser justificado por un alto desempleo (78,2 %), muchas protestas sociales (76,8 %) o una grave crisis económica (72,6 %) y más del 55 % tampoco consideraban que corrupción (56,6 %), alta criminalidad (55,8 %) o inestabilidad política (69 %) justifiquen un golpe.
Pese a que el apoyo a la democracia creció, la desconfianza de los brasileños en las instituciones democráticas se mantiene elevada.
El 71,3 % no confía en los partidos políticos (frente al 76,9 % en 2018), el 50,2 % no confía en el Congreso (56,3 % en 2018) y el 38,2 % no confía en la Justicia (33,9 % en 2018).
Las instituciones más confiables para los brasileños siguen siendo las iglesias (32,0 % confía mucho y 30,1 % confía más o menos) y las Fuerzas Armadas (29,1 % confía mucho y 26,6 % confía más o menos). (EFE)
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