La residencia presidencial volverá a ser el hogar de Luis Alberto Alejandro Aparicio Lacalle Pou, un rebelde surfista que conoce la vida de un mandatario, ya que su padre, Luis Alberto Lacalle Herrera, lo fue entre 1990 y 1995.
Allí regresará después de una juventud difícil, en la que sufrió y disfrutó el ser «hijo de», una losa que supo superar para hacer una carrera política propia hasta vencer en la segunda vuelta de las elecciones uruguayas de 2019, poniendo fin a 15 años de Gobierno del Frente Amplio (FA, izquierda) y convirtiéndose en el mandatario más joven desde la vuelta a la democracia.
UN PEQUEÑO REBELDE
Criado en el pudiente barrio de Pocitos, en Montevideo, el presidente uruguayo ha reconocido en numerosas entrevistas que no fue un joven fácil y que incluso llegó a consumir marihuana y cocaína, aunque siempre matizando que nunca se enganchó.
La genética no jugó a su favor, y de pequeño sufrió problemas de crecimiento, hasta el punto de no superar el metro y medio cuando tenía 14 años.
Al igual que el futbolista argentino Lionel Messi, Lacalle Pou recibía inyecciones intramusculares para aumentar su estatura, según explicó en un programa de televisión previo a las elecciones de 2019.
Fue su abuelo, el mismo que le prestaba los ejemplares del National Geographic que le enamoraron del agua, el que le pinchó el tratamiento durante un año, noche tras noche, para que su nieto creciera.
Este pequeño joven, hijo de un presidente y de una mujer que después sería senadora (2000-2005), Julia Pou, disfrutaba patinando en ‘skate’ por Montevideo y comiendo el asado que cocinaba su padre los domingos.
Una vida que complementaba con sus hermanos Pilar y Juan, y que guarda con buen recuerdo en su memoria, según ha revelado en varias ocasiones.
VUELTA A SU VIEJO HOGAR
Lacalle Pou, su esposa, Lorena Ponce de León, y sus tres hijos ya tienen el equipaje preparado para trasladarse del barrio privado de La Tahona, en Canelones (sureste), a la residencia presidencial de Suárez y Reyes, en Montevideo, un lugar nada desconocido para el mandatario, pues fue su hogar durante el mandato de su padre.
La primera mudanza no fue fácil para Lacalle Pou, que apenas tenía 16 años cuando se trasladó al palacete, perdiendo así su vida anterior, que oscilaba entre Pocitos, donde vivía, y Carrasco, donde estudiaba en el British School.
La rebeldía del mandatario llegó a su punto más alto en esta etapa, en la que Lacalle Pou se aisló en la buhardilla de la casa, mientras el resto de su familia vivía en el primer piso.
Sin embargo, tuvo suerte, y la falta de redes sociales en aquella época le permitió vivir «con bastante normalidad», pese a ser hijo del jefe del Estado uruguayo.
UN SER POLÍTICO
«Ni político ni abogado», aseveró el nuevo presidente de Uruguay cuando tenía 16 años, una promesa que incumplió al formarse como lo segundo en la Universidad Católica de Uruguay y asumir como diputado en 2000, cargo que ostentó hasta 2015, cuando pasó a la Cámara Alta hasta su renuncia en 2019 para dedicarse a la campaña electoral.
Anteriormente, y sin quererlo, ya había formado parte de la política, pues durante los últimos años de la dictadura (1973-1985) participó sin saberlo de reuniones políticas clandestinas, según relató en varias entrevistas.
Además, la sangre «blanca» del Partido Nacional (PN), uno de los dos históricos de Uruguay -con 183 años de vida, como el Partido Colorado (PC, centroderecha)- corre por sus venas, pues no solo es hijo de un expresidente, sino también bisnieto de Luis Alberto de Herrera, figura esencial del país suramericano en el siglo XX.
«OLIGARCA, PUTO»
Durante su etapa como diputado, Lacalle fue protagonista de alguna bronca.
Una de las más sonadas ocurrió en 2007, cuando la Cámara debatía sobre unos sucesos acaecidos en un hospital uruguayo en 1994 y reflejados en una biografía.
Allí, el frenteamplista Juan José Domínguez tachó de falsos los acontecimientos, a lo que Lacalle respondió llamándole mentiroso.
Tras un cruce de acusaciones, Lacalle se levantó de su escaño y Domínguez le reprendió con un «te voy a romper la cabeza, oligarca, puto».
Varios diputados se levantaron y consiguieron frenar a ambos políticos, no sin antes recibir algún que otro golpe.
A LA SEGUNDA FUE LA VENCIDA, AUNQUE POR LA MÍNIMA
En 2014, y contra todo pronóstico, Lacalle Pou consiguió ganar en las internas a una figura referencial del PN, Jorge Larrañaga, proclamándose por primera vez candidato a la Presidencia de Uruguay.
Sin embargo, en el duelo final, fue el frenteamplista Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) quien se hizo con la victoria.
Cinco años después, volvió a presentarse, con un nuevo rival a batir: el exintendente de Montevideo y candidato oficialista Daniel Martínez.
Las encuestas para el balotaje daban a un claro ganador: Luis Lacalle Pou.
Sin embargo, la euforia «blanca» se apagó la noche electoral, pues solo 28.666 votos separaban ambas fórmulas, lo que obligó a la Corte Electoral a esperar al recuento de los votos «observados», correspondientes a las personas que no votaron en el circuito que les correspondía por un motivo justificado.
Finalmente, y casi una semana después, la Corte Electoral proclamó presidente electo a Lacalle Pou, y a partir de este domingo y hasta 2025, Lacalle Pou volverá a ocupar la residencia presidencial, ahora ya sí como presidente de la República y con la tarea de dirigir Uruguay. (EFE)