Por Concepción M. Moreno
Luis Lacalle Pou cumple este miércoles un mes como presidente de Uruguay, un tiempo en el que anunció subidas de tarifas y la salida de su país de los denominados «bloques ideológicos» a nivel internacional, pero que quedó precozmente marcado por la crisis del coronavirus COVID-19.
Pese a que una extraña neumonía identificada por primera vez en diciembre de 2019 en China avanzaba paulatinamente por el planeta, poco hacía presagiar aquel soleado domingo 1 de marzo que solo diez días después sería pandemia para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que el día 13 Uruguay registraría sus cuatro primeros casos.
Ni Ley de Urgente Consideración ni ajuste del déficit fiscal ni ninguno de los grandes titulares que marcaron la campaña electoral y la transición entre el fin del mandato de Tabaré Vázquez (2015-2020) y el comienzo del de Lacalle Pou tuvieron tiempo de desarrollarse. El nuevo Ejecutivo tiene un solo reto: minimizar el impacto sanitario, social y económico de esta crisis.
UN PRESIDENTE COMUNICATIVO
A diferencia de su antecesor, el frenteamplista Tabaré Vázquez, que en su segundo mandato apenas hizo apariciones públicas o en prensa, Lacalle Pou optó por una moderna gestión de la comunicación e incluso designó a un portavoz, Aparicio Ponce de León, al estilo del que maneja la Casa Blanca, para seleccionar sus comparecencias.
Sin embargo, la crisis del COVID-19 ha convertido al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, en protagonista e incluso el propio jefe de Estado ha ofrecido ruedas de prensa para momentos clave, como la declaración de «emergencia sanitaria» al conocerse los primeros casos o la creación de un Fondo Coronavirus que tendrá como aportación, entre otras, un 20 % de su salario y el de su gabinete.
«Me parece que ha jugado con mucha seriedad, que ha sabido transmitir tranquilidad. Mucha gente se ha sorprendido, ha manejado bien los tiempos de aparición pública», explica a Efe el politólogo y periodista Alfonso Lessa, que califica de «estrategia de comunicación muy buena» la aparición diaria del Gobierno para informar sobre la evolución de la crisis.
Respecto a este primer mes en la Presidencia, Lessa considera que no se puede hacer «un balance normal», si bien hace una valoración «positiva» por las medidas tomadas en esta situación de crisis.
«Tanto peso ha tenido el coronavirus que, entre otras cosas, la Ley de Urgente Consideración que tenía como propuesta fundamental quedó postergada. Han tenido que postergar todo y se ha encontrado de golpe con un tremendo problema, absolutamente de unas dimensiones inesperadas», argumenta.
Con una aprobación del 65 %, según la encuesta difundida este martes por la consultora Equipos, Lacalle Pou superó el apoyo que obtuvo el inicio del primer mandato de Tabaré Vázquez (2005-2010) y logró el más alto desde 1990, cuando comenzó a gobernar su padre, Luis Alberto Lacalle Herrera.
SUBIDA DE TARIFAS
Apenas dos días antes de que la COVID-19 se registrara de manera oficial en Uruguay, Lacalle Pou anunció, junto a su ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de la República (OPP), Isaac Alfie, el inicio del Plan de Ahorro, cuyo objetivo era reducir en 900 millones de dólares el gasto público.
El aumento de tarifas -en torno al 9-10 % en los servicios básicos (electricidad, agua y telefonía e internet)- es, en opinión de Lessa, lo único que puede cuestionarse de este período inicial de Gobierno, si bien reconoce que «era según muchos economistas inevitable».
«Lo que pasa es que este debate también quedó sepultado por la urgencia de este desastre», apunta el politólogo en alusión a la enfermedad.
LA CANCILLERÍA, UN ELEMENTO FUNDAMENTAL
Sin duda, uno de los integrantes del gabinete de Lacalle Pou con mayor peso en este tiempo ha sido el canciller, Ernesto Talvi.
El político del Partido Colorado (PC, centroderecha), rival suyo en la carrera hacia la Presidencia en la primera vuelta de las elecciones celebrada en octubre de 2019, fue su principal apoyo para la formación del Gobierno de coalición, que secundan otras 3 formaciones: el Partido Independiente (PI, centroizquierda), el Partido de la Gente (PG, derecha) y Cabildo Abierto (CA, derecha).
El economista, también de talante comunicativo -es muy activo en redes sociales-, confirmó la retirada de Uruguay de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), del canal Telesur y del Banco del Sur, así como el regreso al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
En todos los casos, la Cancillería reiteró el deseo de «no integrar uniones basadas en afinidades político-ideológicas» y el compromiso «con el multilateralismo».
Además del respaldo al uruguayo Luis Almagro, quien fuera canciller en el Gobierno de José Mujica (2010-2015), para su reelección como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Talvi ha tenido un papel preponderante en la gestión de la crisis por la COVID-19.
La puesta en marcha de la operación «Todos en casa» permitió que varios cientos de uruguayos regresaran a su país y que otros tantos ciudadanos de naciones tan diversas como Argentina, Australia, España, Italia o Nueva Zelanda pudieran retornar gracias a las gestiones desarrolladas con las distintas embajadas.
En opinión de Lessa, y a pesar de lo imprevisible de una crisis como la del coronavirus, «Uruguay está haciendo bien las cosas» y recuerda que ya en 2002, durante la última gran crisis económica que afectó al país suramericano, «actuó muy de consenso también y en Argentina pasaron 5 presidentes y acá fue una salida muy prolija».
(EFE)