La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) instó este viernes a «reformar» la globalización cuando pase la pandemia mundial del COVID-19 y a transitar hacia un modelo de desarrollo «más sostenible e inclusivo».
«Después de la crisis, la comunidad mundial tendrá que afrontar el hecho de que la globalización no ha funcionado como se suponía y que es necesario reformarla profundamente», dijo la secretaria ejecutiva del organismo dependiente de la ONU, Alicia Bárcena.
La pandemia, que ya afecta a un millón de personas en el mundo y 25.000 en Latinoamérica, «nos está diciendo que el mundo no puede seguir como está», con el medioambiente herido y con un mercado que no siempre está «a favor de la sociedad», apuntó Bárcena durante la presentación del informe «América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19: efectos económicos y sociales».
«Las desigualdades entre los países y entre grupos sociales que aumentaron la fragilidad del sistema mundial deben ser abordarlas de una vez por todas», agregó la secretaria en una conferencia online desde Chile.
UNA CONTRACCIÓN MÍNIMA DEL 1,8 %
Según el organismo, el PIB latinoamericano se contraerá al menos un 1,8 % este año, aunque no se descarta que la caída llegue hasta el 4 % en algunos países.
La crisis sanitaria acarreará además un aumento del desempleo en diez puntos porcentuales y una caída en el valor de las exportaciones del 10,7 %, siendo los países de América del Sur los más afectados por su especialización en la exportación de bienes primarios, de acuerdo al informe.
La Cepal calcula que el número de pobres subirá de 185,9 a 219,1 millones de personas, mientras que las personas en pobreza extrema podrían incrementarse de 67,5 a 90,7 millones.
«A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, producción y bienestar. Una situación de economía de guerra es demasiado importante para dejarla al mercado. Los Estados están asumiendo un papel central para suprimir el virus y los riesgos que afectarán a la economía y la cohesión social», indicó la máxima representante de la Cepal.
La mayoría de los países de la región, con 626 millones de personas y considerada la más desigual del mundo, están tomando medidas para frenar la expansión del virus y han declarado cuarentenas totales o parciales, han cerrado sus fronteras y han paralizado gran parte de sus actividades económicas.
«Si nosotros no cumplimos las cuarentenas, no vamos a aplanar la curva de contagios tan pronto como nos gustaría y vamos a tener un impacto económico mayor», aseguró Bárcena.
LATINOAMÉRICA, EN UNA POSICIÓN MÁS DÉBIL
Latinoamérica, de acuerdo a la Cepal, se está viendo afectada por la crisis mundial a través de cinco canales externos: la disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales, la caída de los precios de los productos primarios, la interrupción de las cadenas globales de valor, la menor demanda turística y la intensificación de la aversión al riesgo.
La región, añadió el informe, enfrenta la pandemia desde una posición más débil que la del resto del mundo, con sistemas de salud débiles y fragmentados, con una informalidad que afecta y con sus grandes economías estancadas. El crecimiento económico apenas alcanzó una tasa del 0,1 % el año pasado.
Para el organismo, Latinoamérica requiere diversificar su estructura económica, mejorar la integración productiva y comercial, mejorar sus acciones de adaptación y mitigación de la emergencia ambiental, así como reforzar las políticas para combatir la pobreza, la desigualdad y la cultura del privilegio.
«El mundo y la región enfrentan una recesión que va a tener efectos de corto y largo plazo. La pregunta es cómo minimizar sus costos y retomar el crecimiento. La magnitud dependerá, entre otros factores, de la contundencia de la respuesta económica, en la que la política fiscal tiene un papel fundamental», concluyó. (EFE)
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