Por Bibiana Lanzilotta (*) y Rafael Paganini (**)
Desde que se decretó el estado de emergencia sanitaria el viernes 13 de marzo, muchos analistas y los ciudadanos, en general, se han estado planteado preguntas acerca de las repercusiones que tendrán el aislamiento social – en nuestro país y en resto del mundo- sobre el funcionamiento de la economía. La evolución del nivel de actividad económica afectará, como siempre lo ha hecho, el bienestar de las personas, impactará sobre los sectores más vulnerables y, seguramente, generará nuevas dinámicas sociales.
Habitualmente, las proyecciones de cinve para el Producto Interior Bruto (PIB) se elaboran a partir de una metodología basada en modelos cuantitativos, construidos a partir de información sobre el comportamiento pasado de un conjunto de variables macroeconómicas que resultan relevantes para dar cuenta de la dinámica del nivel de actividad en los distintos ámbitos de la economía. Sobre esa base cuantitativa, nuestras predicciones para el presente año realizadas a finales del mes de diciembre de 2019, señalaban un crecimiento de la economía uruguaya para este año en el entorno de 2,5%, en línea con las de otros analistas encuestados por el BCU.
No obstante, una crisis como la que estamos viviendo afecta la precisión predictiva de los modelos, ya que las medidas de distanciamiento social son inéditas y, por lo tanto, no existe en la historia información sobre cómo funcionaría la economía ante este tipo de circunstancias. La calidad predictiva de los modelos se irá recuperando a medida que comiencen a divulgarse información sobre el comportamiento del PIB en el presente año. Los datos correspondientes al primer trimestre del año serán publicados recién a finales de junio y abarcarán apenas medio mes en que estuvo vigente la emergencia sanitaria. Esto implica que cualquier ejercicio predictivo que se realice en base a la información estadística disponible está expuesto en estos momentos a mayores niveles de incertidumbre que los habituales.
A pesar de ello, el análisis predictivo que pueda realizarse en la actualidad, apoyado en la evidencia disponible, puede ser esclarecedor. Por un lado, serviría para brindar un soporte cuantitativo acerca del proceso de contracción económica que se ha instalado en el país. Por otro lado, al disponer de proyecciones sobre la trayectoria del nivel de actividad, posibilita la identificación de los riesgos que enfrenta la economía como consecuencia de esta inusual crisis por la que estamos atravesando.
Habida cuenta de las limitaciones metodológicas señaladas, durante las últimas semanas el equipo de seguimiento de coyuntura de cinve ha trabajado para aportar una proyección inicial del impacto previsible de la crisis sanitaria sobre el nivel de actividad económica en nuestro país. Además de incluir información actualizada sobre el comportamiento de las principales variables determinantes del PIB por el lado de la demanda, se ha optado por “modelizar” el impacto de las medidas de aislamiento social valorando el freno en la actividad a partir de una intervención que recoja la dinámica de la contracción de la oferta. Un abordaje de este tipo permite capturar los efectos del rigor con que se vieron interrumpidas muchas actividades durante las primeras semanas de la emergencia sanitaria y la posterior moderación progresiva de las medidas de aislamiento social. Esta estrategia constituye una primera aproximación útil, hasta que los modelos puedan alimentarse con la información estadística utilizada en la labor de predicción habitual.
De esta forma, nuestros modelos incorporan (además de la propagación de cada uno de estos shocks): a) los efectos indirectos de la crisis sobre el PIB, tales como el deterioro del mercado laboral, la pérdida de valor real de la moneda nacional, y las consecuencias que la pandemia sobre las economías de la región y el mundo; b) los efectos extraordinarios de las medidas de distanciamiento social; y c) el impacto que tendrá la ejecución en el período de las obras de infraestructuras vinculadas con la instalación de la segunda planta de UPM y los proyectos de participación público-privada (PPP) en infraestructura vial y educativa.
La aplicación de esta metodología arroja una caída del PIB del -4,1% para el presente año y un crecimiento del 6,1% para el año próximo. La contracción proyectada para 2020 es mayor que la divulgada recientemente por el Banco Mundial [1] y similar a la predicha por la CEPAL [2]. La recuperación posterior podría considerarse algo optimista, pero no debe perderse de vista que la variación proyectada para el año que viene toma como base la abrupta caída que se produciría en la actividad en este año.
Si se excluye en nuestras proyecciones el efecto de las obras de infraestructura (punto c) anterior) la contracción que tendría lugar en 2020 alcanzaría al 6,7% y la tasa de crecimiento de 2021 sería 5,4%. Por ende, las obras de infraestructura proyectadas logran mitigar la caída del PIB en el presente año y ayudan a fortalecer la recuperación del nivel de actividad durante el próximo.
Gráfico – Proyecciones del PBI de Uruguay desestacionalizado (2020 y 2021)
Fuente: Proyecciones de cinve y datos del Banco Central del Uruguay.
Existen, sin embargo, varias razones para argumentar que nuestras proyecciones tienen un sesgo optimista, tanto en lo que refiere a la caída proyectada para este año, como en lo que respecta a la recuperación de la actividad económica que ocurriría en 2021.
En primer lugar, en los modelos estadísticos se han incluido supuestos muy cautos respecto a la intensidad con que se verían deterioradas las proyecciones de las principales determinantes del comportamiento del PIB (caída del PIB en las economías vecinas, contracción de ingresos de los hogares uruguayos, entre otras variables).
En segundo lugar, el supuesto que hemos utilizado acerca del “día después” del distanciamiento social, implica que la economía presentará hacia finales del presente año un funcionamiento similar al que tenía antes de la pandemia. Hemos optado, entones, por evitar toda conjetura relativa con la existencia de una “nueva normalidad”, en que diversos ámbitos de la economía permanecerían afectados de forma duradera.
En tercer lugar, el efecto del distanciamiento social tal cual ha sido considerado no contempla eventuales quiebras de empresas y distorsiones en la actividad de algunos sectores específicos, como por ejemplo, los relacionados con el esparcimiento, los espectáculos con presencia masiva y los servicios turísticos.
En cuarto lugar, se ha considerado que el proceso de construcción de las obras de infraestructura se llevará adelante de acuerdo a lo previsto anteriormente, contemplándose apenas una postergación de un trimestre respecto al cronograma original.
Por último, la predicción de un rebote en “V” en 2021 se apoya, en buena medida, en que se ha considerado que el aumento del desempleo será temporario y se dará predominantemente a través de suspensiones temporales de los trabajadores.
Al implementar un análisis sectorial desagregado y considerar la información disponible sobre la forma en que se están viendo afectados los principales sectores de la economía, se obtienen caídas similares durante el presente año. Este análisis sectorial, apoyado en un enfoque de oferta, complementa el análisis agregado anterior. Los resultados que surgen de la aplicación de este tipo de metodología a partir de enfoques complementarios, son análogos a los publicados por el Banco de España [3], en un estudio sobre el impacto de la pandemia sobre la economía española.
En síntesis, durante este año la economía uruguaya, al igual que la gran mayoría de las economías del mundo, atravesará por una fase recesiva, y la profundidad de la contracción estará vinculada al alcance y a la extensión en el tiempo de las medidas de aislamiento social. Las políticas públicas de los países están reaccionando y tienen como principal objetivo mitigar los efectos de la crisis sobre las familias más vulnerables y evitar daños mayores en la parte del tejido empresarial que está padeciendo de manera más severa los efectos de la crisis. Por su parte, la ejecución de las inversiones proyectadas para los dos próximos años jugará un papel muy importante, tanto para amortiguar la caída del nivel de actividad como para posibilitar una recuperación que nos lleve a niveles de PIB incluso más elevados que los previos a la crisis sanitaria.
Es preciso reconocer, no obstante, que existe un alto grado de incertidumbre respecto a la trayectoria de la recuperación proyectada para el año que viene y si será tan vigorosa como indican nuestras proyecciones, en coincidencia con las del Banco Mundial y la CEPAL. Si ello ocurriera, habríamos atravesado una penuria temporaria y podríamos recuperar la actividad económica y social hacia una “normalidad conocida”. Si en cambio los actuales pronósticos para 2021 no se vieran materializados, las consecuencias de la pandemia implicarían una revisión profunda del marco general de la política económica, con nuevas prioridades y con espacios de acción considerablemente más acotados. En un escenario de este tipo estaríamos ante una “nueva normalidad”, caracterizada por más y mayores vulnerabilidades, aunque con menos instrumentos disponibles para hacerles frente.
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(a) Agradecemos los valiosos aportes de Fernando Lorenzo, Silvia Rodríguez y Gonzalo Zunino. Todos los errores y omisiones son de nuestra exclusiva responsabilidad
[1] World Bank. 2020. The Economy in the Time of Covid-19. LAC Semiannual Report; April 2020. Washington, DC: World Bank. © World Bank.
[2] CEPAL, N. (2020). Dimensionar los efectos del COVID-19 para pensar en la reactivación.
[3] Boletín económico. Banco de España. 2020, nº 2. Madrid: Banco de España, Servicio de Publicaciones, 1979-2020. ISSN: 0210-3737.
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(*) Investigadora de Cinve y de la FXEA, UdelaR. Doctora en Economía por la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, UDELAR (correo: bibiana@cinve.org.uy).
(**) Investigador de Cinve. Licenciado en Economía por la Facultad de Administración y Ciencias Sociales, ORT (correo: rpaganini@cinve.org.uy).
(***) Entrada escrita para el Blog SUMA de CINVE www.suma.org.uy.
Autorizada su publicación en Carmelo Portal por el CINVE.