Por Hernán Bahos Ruiz
El fútbol no será lo mismo sin sus hinchas, y sin este deporte muchos de ellos en América sienten como si perdieran parte de su vida.
Así plasman su sentimiento líderes de barras de dos tradicionales clubes de fútbol: la Universidad Católica de Chile y los Pumas mexicanos, pero no menos fervientes son uno del Emelec ecuatoriano y un ‘torcedor’ del Sao Paulo.
Para ellos, cancelar el fútbol sería «lo peor de todo», y mientras regresan los torneos a las canchas es imperante mantener vivo «el vínculo emocional» entre clubes, jugadores y afición; o a través de la televisión y la radio, quizá con alguna cerveza y una parrillada para matizar la tensión de cada partido.
En una videoentrevista con Efe que unió a México, Colombia, Ecuador, Brasil y Chile, los representantes de barras organizadas afirmaron que avanzan en un proceso de reinvención, pues sin excepción se han declarado respetuosos de las medidas de protección sanitarias impuestas por las autoridades.
Otra cosa es que, «con pandemia o sin pandemia», ellos garantizan que harán sentir a los jugadores el apoyo constante, o «con pocos o sin ningún» forofo en las tribunas la suerte de las Ligas seguirá siendo un asunto de hombres y mujeres en Latinoamérica.
«Para nosotros es algo muy triste, muy complicado el hacernos a la idea de que nos quitan parte de nuestra vida, porque esto es nuestra vida», declaró a Efe Jhon, nombre de guerra del líder de la Rebel, una de las barras más emblemáticas del fútbol mexicano y que apoya a los Pumas, en cuyo banquillo está el entrenador español Míchel.
Resignado a las restricciones que se ven venir para el regreso del fútbol en América, Jhon garantiza que los 3.800 afiliados de la Rebel, que en partidos clásicos pueden llegar a sumar 6.000, son respetuosos de las medidas expedidas por la Secretaría de Salud.
«Son por nuestro bien, pero siempre vamos a estar presentes, de una u otra forma, con pandemia o sin pandemia vamos a estar apoyando a nuestro equipo».
Ignacio Pabón, representante de la hinchada joven de la Universidad Católica, el club bicampeón y líder del suspendido campeonato chileno, avizora un rol distinto para su barra.
«Estamos convencidos como hinchas de que el fútbol en sí no es lo mismo sin sus hinchas», dijo al llamar la atención sobre el poder de presión que perderán los clubes que juegan en su cancha.
«Algo se nos tendrá que ocurrir para tratar de brindar nuestro apoyo porque en nuestro estadio tenemos un poder de presión implacable. Llevamos varios años en que ganamos básicamente todos los partidos en casa y entonces perder lo que genera esa presión y esa ventaja de jugar con tu gente hay que suplirla de alguna manera», advirtió Pabón.
«Para el bien del fútbol y de la hinchada entendemos que sería interesante el retorno, incluso sin público, porque de una manera o la otra estaremos viéndolo en nuestra casa con nuestros amigos, en parrilladas, tomando una cerveza», aseguró Roberto Maransaldi, miembro de Dragoes da Real, la principal barra organizada del Sao Paulo.
Federico Rabascall, líder de Bocas del Pozo, que apoya al Emelec, su grupo ha «aprovechado este tiempo» de confinamiento para exponer a través de las redes sociales la historia de la institución. En esa campaña se han dedicado a recoger anécdotas, testimonios de ídolos del pasado, a recordar campañas destacadas.
«Todo esto siempre orientado para mantener el vínculo emocional entre el club y la hinchada en estos días», explicó.
Para la Rebel, que apoya a los Pumas, uno de los cuatro clubes más emblemáticos del fútbol mexicano, los últimos días han servido para debatir ideas y buscar una suerte de «nuevo protocolo de apoyo».
«Estamos buscándole una solución al tema, queremos que los compañeros no decaigan en su ánimo y estemos conscientes de que esto de la pandemia se acabará algún día y vamos a estar ahí otra vez, brincando, apoyando a nuestro equipo», dijo Jhon.
Para Pabón, hincha joven de la Universidad Católica, «es muy difícil igualar la presencia masiva en un estadio», aunque considera prematuro decir qué medidas adoptarán para encarar la nueva realidad, cuando regrese el fútbol a los estadios.
«Las medidas van a depender de la fecha en que vuelva y a la vez en qué etapa nos encontremos con la pandemia en el país. Dependerá de si sigue la cuarentena y el distanciamiento, por ejemplo si podemos reunirnos fuera del estadio o habrá que hacerlo en casa», precisó.
Por ahora, como ya hacen los forofos del Emelec, el plan es aprovechar el alcance de las redes sociales.
«El club ha estado pasando vídeos por Instagram con jugadores y exjugadores para dar apoyo y ánimo, se han transmitido en la televisión partidos históricos», precisó.
“Es muy difícil hacer cualquier tipo de previsión. Brasil es un país pobre y por eso hacemos donaciones de alimentos y ropa para los más necesitados y esperamos que cuando regrese el fútbol, si es sin público, podamos encontrarnos en los bares para ver los partidos», dijo Maransaldi, representante de Dragoes.
Advirtió que los hinchas no pueden permitir que el fútbol se termine, como llegó a pensarse en Brasil. «Eso, para nosotros los hinchas, sería lo peor de todo», puntualizó.
Rabascall explicó que el plan de reformulación de Bocas del Pozo ha pasado por la interpretación de los protocolos que ha expedido la Federación Ecuatoriana de Fútbol para cumplir con las exigencias de las autoridades sanitarias.
“Con un máximo determinado de personas hemos pensado en hacer un pasillo con banderas por el sitio de arribo del equipo al estadio. Así, los hinchas estaremos en las calles aledañas, eso sí, respetando el protocolo de seguridad», puntualizó.
(EFE)
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