El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció este viernes una nueva prórroga, al menos hasta el 17 de julio, de la cuarentena que rige desde el 20 de marzo en diversas zonas del país, en especial el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se van a endurecer las medidas por estar registrando un rápido aumento de casos.
«El 1 de julio vamos a dar un paso más severo. Vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y solo salgan para buscar provisiones que hacen falta para la vida cotidiana», dijo el presidente, Alberto Fernández, en un mensaje grabado en el que se mostró, como es habitual pero esta vez sin acceso a la prensa, con el alcalde de Buenos Aires, el opositor Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de la provincia bonaerense, Axel Kicillof.
El foco de las medidas se centrará en la capital y su populoso cinturón urbano -el mayor polo productivo del país, que engloba a más de 14 millones de personas-, que acumulan 23.713 y 26.337 de los contagiados totales, respectivamente.
También se hizo referencia al Chaco (norte), tercer distrito más afectado, con 1.831, mientras que en gran parte del resto del país la situación está más controlada y se mantiene una etapa de apertura.
AISLAR LA CAPITAL
El mandatario remarcó que como el «problema» está en el AMBA (Área Metropolitana Buenos Aires) hay que hacer «un esfuerzo enorme» en aislar esa zona para preservar la salud de sus habitantes y «ser solidarios con el resto del país», ya que alertó de que desde ahí se ha expandido el contagio a otras provincias por gente que viajó a la capital, lo que ha hecho que en este momento el mapa del país esté «mucho más salpicado».
Es por eso que desde el miércoles se dará marcha atrás en Buenos Aires a las salidas que se autorizaron en la última extensión de la cuarentena para salir a pasear, correr o ir en bici, aunque se mantendrán las salidas con niños los fines de semana, y de nuevo solo podrán abrir los establecimientos considerados esenciales.
Igualmente, solo podrán usar el transporte público los trabajadores de servicios básicos a partir del próximo lunes.
«Van casi 100 días de cuarentena. Sé que es dura y genera mucha angustia para todos (…) Ahora, yo también estoy convencido de que esta cuarentena nos evitó un colapso del sistema sanitario como pasó en muchos países del mundo», expresó Rodríguez Larreta.
MÁS DE 1.100 FALLECIDOS
Desde que se conoció el primer caso de coronavirus en Argentina, el 3 de marzo, se han contagiado, según los últimos datos, 55.343 personas, de las que 18.416 ya se han recuperado y hay 1.184 fallecidos.
Aunque los números no son críticos, en las últimas semanas se ha registrado un rápido aumento de la curva, principalmente en Buenos Aires y su conurbano, y las autoridades venían advirtiendo que de no endurecer la cuarentena en esa zona, se podría llegar al colapso sanitario.
«Estamos notando que con esta aceleración (de casos) tenemos que hacer algo para parar el ritmo de contagio, aliviar camas ocupadas y seguir garantizando que todos argentinos tengan la atención que merecen», remarcó Fernández.
Hasta ahora, las camas de cuidados intensivos están al 48,9 % de ocupación en todo el país, con un total de 472 enfermos, mientras que en la capital y sus alrededores ya llega al 53,7 %.
COMPARACIONES CON BRASIL Y CHILE
El presidente insistió en que todo lo realizado en estos tres meses «no fue inútil», porque permitió preparar el sistema sanitario, comparó, con gráficas, la situación de Argentina con otros países.
«Si Argentina hubiera seguido el ritmo de Brasil hoy tendría 10.000 muertos.(…) Miren Chile, tiene un tercio de los habitantes de Argentina, miren la diferencia, 10 veces más fallecidos por cada millón de habitantes», enfatizó.
«Alberto Fernández nunca se enamoró de la cuarentena. Es un remedio para la pandemia, el único que conocemos. De lo que estamos enamorados es de la vida», agregó, en referencia a quienes cargan contra la duración del aislamiento y sus consecuencias económicas.
LOS EFECTOS EN LA ECONOMÍA
El inicio del aislamiento en marzo paralizó casi por completo la ya maltrecha economía argentina, que lleva dos años en recesión, y aunque con el pasar de las semanas fueron abriéndose diversos sectores, los efectos del coronavirus no han hecho sino ahondar en la crisis: el PIB cayó un 5,4 % en el primer trimestre del año y la tasa de desempleo subió al 10,4 %.
A esto se suma un previsible aumento de los niveles de pobreza (a finales de 2019 ya afectaba al 35,5 % de la población) y el contexto de incertidumbre por la ya dilatada negociación del país con sus acreedores para reestructurar casi 70.000 millones de dólares de deuda externa.
«Para muchos, esto que estamos disponiendo es prolongar un problema que tiene consecuencias económicas, pero quiero serles franco. Dice el Banco Mundial que es la crisis económica más grave desde 1870», señaló Fernández para remarcar que se trata de un problema global y no solo de Argentina.
En referencia a las previsiones económicas difundidas esta semana por el Fondo Monetario Internacional, el jefe de Estado dijo que establecían que «muchos países que se liberaron y tuvieron un criterio distinto a la cuarentena» tuvieron «exactamente los mismos» resultados que Argentina, aunque valoró que «cuando uno mira los muertos, Argentina se distingue del resto».
Tras reconocer que las decisiones de alargar la cuarentena «tienen una consecuencia económica», Fernández reiteró que el Gobierno seguirá ayudando a los trabajadores y empresas de las zonas más afectadas, mediante subsidios públicos.
«El apoyo que el Estado ha dado (hasta ahora) al sector privado para que no lastime tanto la pandemia casi roza 3 puntos del producto interior bruto», subrayó.
(EFE)