En su cuenta de Facebook Karina Vidal hizo público este escrito:
Aplica antes de dañar con tus comentarios a cualquier persona. No descargues tus frustraciones personales en situaciones o vidas que no conoces.
También se lo sugiero al «periodismo» dañino y sesgado de un pueblo chico en el que tenemos la posibilidad de poder dialogar mano a mano y en condiciones de igualdad. Ya después crear falsos espacios no sirve. Transcribir diálogos a medias tampoco.
No me genera confianza para nada.
Fui afectada personal y profesionalmente y de eso no se vuelve. Puedo empatizar con el sentir de un joven porque para ellos trabajo hace 18 años y son mi prioridad, pero NO con la mala intención de una persona que busca enchastrar a una institución educativa y a toda la gente que le da vida trabajando seriamente.
*Sino fue por igual, no va a ser.
*Por cuidado y por salud, tu daño no me llega y no nos llega.
Ojalá comprendas algún día que esto es Carmelo y tu afán dañino no sirve. Cuida a su gente, denuncia, no lo dejes de hacer, pero con pruebas o escuchando a las distintas campanas por igual.
De mi parte NUNCA MÁS!
CUANDO VENGAN CON CHISMES…PON EN PRÁCTICA LA PRUEBA DE LOS TRES FILTROS DE SÓCRATES:
En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrarse con el gran filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, –respondió Sócrates– antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres filtros.
– ¿Los tres filtros?
– Sí,-continuó Sócrates– antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres filtros. El primer filtro es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?
– No, sólo lo escuché.
– Muy bien. Así que no sabes si es verdad. Continuamos con el segundo filtro, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
– ¡Ah, no! Por el contrario.
– Entonces, -cuestionó Sócrates– quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer filtro, el de la utilidad.
¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?
– No, en serio.🤫
– Entonces, -concluyó Sócrates– lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?
Mejoremos nuestra vida y sociedad. Un fuerte abrazo.
Karina Vidal