Por Raúl Casado
La ciencia avanza decidida para encontrar una vacuna contra el coronavirus responsable de la COVID-19 y tratar así de atajar definitivamente esta crisis sanitaria, pero lo hace «con pies de plomo» porque dos adjetivos determinan cualquiera de las fases por las que pasa un proceso tan sofisticado, complejo y casi siempre largo: eficaz y segura.
Principios de 2021 se atisba ya en el horizonte como el momento apropiado para que cualquier vacuna haya podido superar todas las fases experimentales y ensayos y tutee a esos dos adjetivos, pero sobre el tapete de los laboratorios asoman también muchas frustraciones y virus o enfermedades para los que todavía, tras muchas décadas de investigación, no existe vacuna (sida o malaria).
Pies de plomo también porque en la mayoría de los casos quienes están detrás de estos desarrollos de vacuna son gigantescos laboratorios o multinacionales farmacéuticas y cualquier paso adelante provoca que se dispare su cotización, pero también al revés; un paso en falso, un error, un retraso, es un desplome bursátil.
Desde que comenzó la crisis sanitaria, económica y social a causa del SARS-CoV-2 se han activado en el mundo casi 180 proyectos de investigación para buscar esa vacuna, y 18 de ellos cuentan ya con «candidatas» tras haber superado varias fases experimentales en animales y estar en una fase clínica con pruebas en humanos.
ESPAÑA TIENE YA CINCO «CANDIDATAS» A VACUNA
En España siguen activos diez proyectos de vacunas con una financiación del Gobierno de casi 8 millones de euros, con conceptos y metodologías muy diferentes: desde los que tratan de «reutilizar» los virus que se usaron para erradicar otras enfermedades (como la viruela); los que tratan de eliminar del genoma del coronavirus los genes responsables de su virulencia para obtener derivados «atenuados»; o los que usan un gen de un antígeno del propio virus para estimular la inmunidad del receptor.
Cinco de estos proyectos disponen ya de un «prototipo vacunal» o «candidato» a vacuna y han comenzado ya los ensayos dirigidos a evaluar su capacidad inmunogenética y su posible toxicidad y uno de ellos ha completado con éxito el estudio de respuesta inmune de las vacunas en ratones.
El resto de los proyectos tienen previsto completar a lo largo de las próximas semanas sus prototipos de vacuna para comenzar a testarlas en animales entre los meses de julio y septiembre y empezar los ensayos clínicos en humanos aproximadamente en diciembre.
Entre los proyectos más avanzados destaca el que dirige el virólogo Mariano Esteban, responsable del grupo Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que centra su trabajo en el virus utilizado para la erradicación de la enfermedad más letal que ha conocido la Humanidad, la viruela.
El CNB español se ha consolidado durante los últimos años como uno de los centros de referencia mundial en la investigación de coronavirus, y el equipo que lideran Luis Enjuanes e Isabel Sola busca una vacuna aplicando la experiencia y el conocimiento que han acumulado en este tipo de virus durante décadas.
Su proyecto consiste en eliminar del genoma del virus los genes responsables de su virulencia para obtener, mediante técnicas de ingeniería, un derivado «atenuado» que llegue a convertirse en «candidato» a vacuna.
MIENTRAS LLEGA LA VACUNA…
Mientras llega la vacuna, los científicos, los hospitales y las empresas farmacéuticas trabajan, también contra el crono, por encontrar los medicamentos que, con los mismos parámetros de eficacia y seguridad, sirvan para combatir los síntomas de la Covid-19.
Con ese objetivo se pusieron en marcha miles de ensayos en todo el mundo para probar la eficacia de medicamentos ya aprobados, para detectar nuevas técnicas de diagnóstico y detección del virus, y estudios clínicos y epidemiológicos.
En el más ambicioso, el proyecto «Solidarity» impulsado por la Organización Mundial de la Salud, participan casi cien países, entre ellos España, para conocer y comparar cómo funcionan en los pacientes contagiados cuatro medicamentos y tratamientos ya existentes o las combinaciones de ellos.
Los ensayos se centran en testar el uso del antiviral «remdesivir» -utilizado contra el ébola-; la combinación de «lopinavir» y «ritonavir» -utilizados en portadores del VIH-; el «interferon beta» que se usa contra la esclerosis múltiple; y la «chloroquina» que se usa de forma habitual contra la malaria y el reumatismo.
La Agencia Europa del Medicamento ha recomendado ya la comercialización del «Veklury» (Remdesivir) para el tratamiento de la Covid-19 en adultos y adolescentes, y la comunidad médica ha aplaudido la decisión por considerar que se trata de un fármaco que ya ha acreditado eficacia y seguridad.
Y la empresa española Pharmamar y su socio surcoreano Boryung Pharmaceutical han presentado ya resultados de los estudios «in vitro» que han realizado con su fármaco «Aplidin» (plitidepsina) y han comprobado que su actividad antiviral en muy superior a la del remdesivir.
Los investigadores del Centro Nacional de Biotecnología Luis Enjuanes e IsabelSolá, volcados ahora con el desarrollo de una vacuna, ya habían demostrado «in vitro» que ese fármaco, muy extendido para tratar el mieloma múltiple, logra frenar la multiplicación de un coronavirus (el HcoV-229E) perteneciente a la misma familia que el que ha provocado la pandemia mundial.
¿Vacuna eficaz y segura?, ¿un medicamento capaz de combatir los peores síntomas de la COVID? Los centros de investigación de referencia de todo el mundo trabajan contra el crono para despejar esa senda y los laboratorios tejen complicidades y alianzas para lograrlo.
Novavax ha recibido una inyección del Gobierno estadounidense para acelerar la producción de 100 millones de dosis de una posible vacuna; Moderna -que ya ha experimentado las fluctuaciones en bolsa a causa de los avances y de los retrasos- ya ha cerrado un acuerdo con Catalent Inc. para el envasado de su vacuna.
Moderna ha llegado también a un acuerdo de colaboración con la española Rovi Pharma Industrial Services, para la utilización de las instalaciones que tiene en Madrid para el acabado y llenado de su vacuna -de momento candidata- y abastecer a mercados fuera de Estados Unidos; un acuerdo que ayer motivó que las acciones de la farmacéutica española fueran las más alcistas del mercado español.
La estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech, que han sumado esfuerzos, han comunicado resultados positivos en sus primeros ensayos en humanos; y la británica GlaxoSmithKline (GSK) ha llegado a un acuerdo con la canadiense Medicago para desarrollar una nueva vacuna sumando los avances que cada una de ellas ya ha conseguido.
Todo con pies de plomo, porque en cada una de las comunicaciones, anuncios, notas de prensa o comparecencias se repiten los dos mismos adjetivos: eficaz y segura.
(EFE)