Por Federico Anfitti
Camila Kirschenbaum ha demostrado ser uno de los grandes talentos del baloncesto uruguayo. Su pasión y su gran rendimiento la situaron en la mira de la NBA, en cuyos campus juveniles despuntó, y han motivado que hoy, con solo 17 años, esta futura estrella haya fichado por el Unió Esportiva Mataró español.
En entrevista con Efe, la joven base cuenta su corta e intensa carrera. Un paso por las juveniles del Rivas el año pasado, experiencias en grupos internacionales y una muestra sobrada de talento a nivel sudamericano que la sitúan como una excelente tiradora, resumen a este diamante del baloncesto uruguayo.
Hoy, después de tener que retornar al país a hacer cuarentena por la COVID-19, Kirschenbaum vuelve a Europa pero esta vez para jugar en el primer equipo del Unió Esportiva Mataró, un club catalán que apuesta fuerte al baloncesto femenino y aspira a ascender.
«La propuesta de Mataró era muy completa, muy buena. Me va a ayudar a mí a mejorar como jugadora, que es algo muy importante. Lo que me gustó muchísimo fue que ellos querían que yo esté y eso está bueno porque te dan la confianza y la seguridad», señala.
CON EL PRIMER ENTRENADOR DE RICKY RUBIO
Su nuevo club se tomó en serio la próxima temporada. Tal es así que en su ‘staff’ está Dani Poza, que fue entrenador en los inicios del internacional español y base del Phoenix Suns (NBA) Ricky Rubio, y que ha sido uno de los grandes responsables de los éxitos deportivos del Sant Adrià femenino.
«El cuerpo técnico me encantó muchísimo, son muy buenos», sostiene la uruguaya, que destaca también a quien será su próximo entrenador: Albert Illa, exjugador de la Liga ACB.
«Estoy muy contenta, es un desafío y también muy ansiosa. Dani sabe muchísimo y tener la oportunidad de tenerlo tan cerca, de aprender de él, además de Albert, me pone muy contenta y muy entusiasmada de tener esa oportunidad que no a cualquiera se le presenta», cuenta.
EL TRAMPOLÍN QUE LA LLEVÓ AL PROFESIONALISMO
Sin dudas, para Kirschenbaum haber jugado en el Rivas fue una vidriera para que su nombre sonase en España. De hecho, ella relata que esa experiencia le ayudó para aprender más sobre el baloncesto de este país y descubrió cosas que le faltaban por mejorar para ser una jugadora «más completa».
«Lo que yo tengo para mejorar y me planteé como objetivo para este año es mi visión de juego y el brindar más asistencias. Yo soy una jugadora muy terminal, generalmente me voy con muchos goles (puntos), tengo gol en la mano y me gusta atacar el 1 contra 1; entonces hay veces que cuando arranco hacia el aro voy enceguecida a finalizar», admite.
Sin embargo, también reconoce que al equipo le puede aportar su intensidad, querer ganar siempre y superarse en cada entrenamiento. Su estilo, quizá más parecido al baloncesto estadounidense, también buscará aplicarlo al juego.
Ahora, también tiene el desafío de aprender catalán, ya que tanto sus compañeras como el cuerpo técnico se comunican en esa lengua, por lo que está estudiando mediante aplicaciones.
LA GENERACIÓN DORADA
Kirschenbaum pertenece a una generación de jóvenes talentos uruguayas que han dado que hablar alrededor del mundo. Tanto ella como Florencia Niski o Emilia Larre Borges han demostrado en diferentes escenarios que Uruguay es una cuna de estrellas que tiene mucho por crecer.
«Nos están tomando como referentes y yo me lo tomo muy bien, muy contenta y también es una responsabilidad porque todo lo que nosotros hoy en día estamos haciendo se mira con lupa. Entonces tenemos que tratar de hacer las cosas bien, dejar una muy buena imagen para que eso no perjudique a las más chicas», señala.
A pesar de que ni siquiera cumplió la mayoría de edad, ella sabe que es un símbolo para las próximas baloncestistas uruguayas y por ello se lo toma con la seriedad que corresponde.
Asimismo, sostiene que el baloncesto femenino crece «a pasos agigantados» en su país pero que todavía faltan más clubes que se sumen a la liga.
Los buenos rendimientos de estas jugadoras las llevaron incluso a participar de campus de la NBA -el último de ellos en Chicago-, en los que despuntaron y terminaron con grandes reconocimientos.
«Entrenar con chicas y chicos de todas partes del mundo, nos enfrentamos con gente de Estonia, Finlandia, Nueva Zelanda, Japón, Francia, jugamos muchos partidos, el nivel era muy bueno, entrenamos con entrenadores de NBA, WNBA. Me sigo acordando de cada momento, de cada vivencia», narra respecto al último campus en el que terminó entre las 8 mejores del torneo junto a Niski.
GRANDES SUEÑOS Y OBJETIVOS CLAROS
La joven promesa sabe de su talento pero también es consciente de que, para alcanzar sus objetivos, tiene que seguir por la línea del trabajo, el esfuerzo y la dedicación.
«El camino es la recompensa», es la frase de cabecera del seleccionador de fútbol masculino de Uruguay, Oscar Washington Tabárez, y pareciera ser también la de Kirschenbaum.
«Yo tengo esa mentalidad de tener un objetivo a largo plazo que sería la frutilla de la torta, de poder llegar a jugar en una Euroliga o la WNBA. Ese es mi sueño máximo», afirma.
Pese a este sueño, sabe que esto es un proceso, que tiene que ir «de a poquito» y que ahora tiene la mira puesta en rendir con creces en su nuevo club para seguir demostrando que las baloncestistas uruguayas están a la altura de las mejores.
(EFE)
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