Por Santiago Carbone
Una final del Mundial de fútbol, varias de Copa América y Libertadores, veladas de boxeo, torneos de baloncesto, recitales y la visita de un papa son algunos hitos que vivió el Estadio Centenario de Montevideo, el Monumento Histórico del Fútbol Mundial que cumple 90 años y busca ser reinventado.
Inaugurado el 18 de julio de 1930 en el primer partido del Mundial jugado por Uruguay, este escenario, que puede albergar unos 60.000 espectadores, fue comparado por el expresidente de la FIFA Joao Havelange con el Partenón griego por su contribución a la cultura mundial.
Sin embargo, hoy, el mítico Centenario, en el que el Peñarol y el Nacional se consagraron campeones intercontinentales, sufre un problema de ingresos que conlleva la reducción de presupuesto y las dificultades para su mantenimiento, algo que busca solucionarse con un nuevo modelo de negocios.
En una oficina en la que hay una réplica de la pelota de 1930 y desde la que puede visualizarse la Torre de los Homenajes del Centenario, habló Ricardo Lombardo, presidente de la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO).
Se trata del órgano compuesto por miembros de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y de la Intendencia de Montevideo que se encarga de la administración del coloso.
«El estadio Centenario tiene que ser reinventado, sobre todo su modelo de negocios. Este modelo se agotó y hay que reformular otro para que sea sustentable», dijo al comentar lo que resulta de generar ingresos solamente de los partidos de fútbol.
Explicó que busca poner en marcha el Plan 2030, un modelo de cuatro áreas para que el principal escenario deportivo de Uruguay pueda modernizarse y, a su vez, continúe siendo el símbolo ‘vintage’ del balompié mundial.
Según Lombardo, estas áreas son los partidos de fútbol, los espectáculos, el Museo del Fútbol y la explotación comercial del lugar.
Teniendo en cuenta los pocos juegos que se disputan allí por temporada, el presidente de CAFO enfatiza que una idea es preparar el Centenario, un lugar en el que actuaron los Rolling Stones, Paul McCartney o Luciano Pavarotti y en el que Juan Pablo II celebró una misa «para el desarrollo de eventos de manera más cotidiana y más habitual».
En cuanto al museo, el más visitado en Uruguay por los turistas extranjeros, aseguró que, si bien está construido con «mucho esfuerzo», hoy dista mucho de los más importantes del mundo, por lo que se buscará una tercerización para que sea explotado de una mejor manera y los visitantes tengan una mejor experiencia.
En ese lugar, los turistas pueden encontrar diversos trofeos, además de camisetas de los campeones olímpicos de 1924 y 1928 y mundiales de 1930 y 1950.
Otra idea es explotar los 50.000 metros cuadrados que hay libres debajo de las tribunas -bautizadas como Amsterdam, Colombes, Olímpica y América, todos nombres asociados a éxitos de la Celeste- con espacios de cotrabajo, restaurantes, comercios y lugares de extensión cultural.
«Nosotros pensamos que tenemos que llegar a 2030 con un estadio FIFA», apostillÓ Lombardo.
Otro de los cambios que el presidente de CAFO pretende lograr es que el Centenario se vuelva «un estadio de cercanía», teniendo en cuenta que las zonas más cercanas a la cancha están casi inutilizadas.
«Nosotros queremos que esa, como en todas partes del mundo, sea la parte más demandada», dijo sobre las plateas que, además de la gente, en su momento albergaron otras disciplinas deportivas.
En una de ellas, por ejemplo, hubo una cancha de baloncesto en la que Uruguay se consagró campeón sudamericano en 1940 y 1953.
También hubo un cuadrilátero de boxeo, al que se subieron los uruguayos Alfredo Evangelista y Dogomar Martínez.
Lombardo resaltó como «una posibilidad muy cierta» que el Centenario lleve un patrocinador en su nombre.
«Si una empresa está dispuesta a asociar su nombre al Estadio Centenario y está dispuesta a pagar por eso las cantidades que se pagan en el mundo, eso facilitaría la reconstrucción y aceleraría los procesos», dijo.
EFE
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