Se hace difícil llegar ahora a través del camino de tierra a ese pueblo emblemático para los orígenes de Carmelo, cómo sería en aquella época uno se pregunta.
Y con solo ir hay muchas respuestas que saltan a simple vista, es un lugar tan perdido como misterioso. Una caravana de autos avanzan lentamente, el polvo cubre toda la zona, por momentos apenas se divisan los focos de luz, estamos llegando a la fiesta.
Y allí nos encontramos con ese «espíritu» que ya nos señalaban los organizadores. Hay mucha gente, casi un pueblo, es impresionante. Se percibe la alegría. El clima de fiesta. Y en el espacio central están bailando.
Miren che.