Jorge Mota on the road

Desmotivado se fue del país porque perdió una materia de facultad, cuando volvió no le aceptaron la reválida, nada fue fácil en su vida.

Por Elio García

Jorge Mota recuerda aquel día en la azotea de su casa de estudiante en Montevideo, con unos 20 años, colgando sábanas y ropa lavada a mano junto a su amigo Ruben Altieri.

En aquellas alturas la charla y la confesión se produjo de inmediato, venía de enterarse que había perdido el examen de Anatomía en la Facultad de Medicina y la idea de abandonar la carrera se le cruzaba insistentemente en su cabeza.

En ese contexto surgió la idea de Ruben,

-Y si nos vamos a Europa.
A lo que Mota preguntó – ¿Cómo?

Y el cómo surgió enseguida, proponer a los médicos del pueblo fundar la primera mutualista. Ellos saldrían a buscar los socios y con la recaudación de dos cuotas, sería suficiente para viajar e instalarse como mochileros, tocando la guitarra, en una versión muy hippie de la vida, sin papeles y con nada que perder y todo por conocer.

Esa decisión fue una de las tantas que se convirtieron en esos instantes decisivos. A veces las cosas importantes suceden así, como si alguien ya lo tuviera todo organizado, como si todo fuera así de fácil y así de complejo a la vez.

Jorge Mota nació en Florencio Sánchez y se convirtió en médico estudiando en Barcelona y luego realizando pediatría en Alemania. Allí conoció a su pareja y tuvieron dos hijos. Luego la vida los llevó por diferentes sitios, pero en otra decisión trascendente juntos volvieron a Uruguay.

De familia numerosa, su padre oriundo de la zona de San Juan con once hermanos y su madre, con 9 hermanos; ambos hoy fallecidos. Eran de otra época. Esos tiempos donde las familias solían ser numerosas principalmente por las pérdidas y también por otros motivos que eran propios de una sociedad  que  priorizaba otras cosas y cada hogar era así, llenos de familiares.

Vivir en Florencio Sánchez

La vida de estudiante para un adolescente de Florencio Sánchez era complicada. En una etapa tuvo que viajar a Cardona y el Preparatorios lo realizó en el Liceo  Daniel Armand Ugón de Colonia Valdense, el primer liceo público del interior del país, además de rural y mixto ya en 1888, fundado por un pastor evangélico y laico.

Con 15 años Mota se fue gracias a un programa estudiantil a vivir con una familia en los Estados Unidos durante todo un año, en Oregón. De esa época recuerda su pasaje por el fútbol, y muchos años después lo llamaron  e invitaron a volver para reecontrarse con aquellos amigos americanos.

Los años finales de la preparatoria, ya aquí en Uruguay y en el Armand Ugón lo relacionan con la actividad gremial, integrando la Asociación Estudiantil. En plena huelga general recuerda la movilización que realizaron en Rosario, en el Magisterio, donde confluyeron estudiantes de varios liceos que tomaron el lugar, para luego ser desalojados por la policía, «se venían los verdes y nos sacaron los de azul», recuerda.

El día que vino Wilson

La política no fue un tema fundamental en la vida de los suyos, pero su padre era  nacionalista, simpatizante del grupo de Carminillo Mederos. Este político fue edil y Presidente del Concejo Departamental de Colonia en 1963. En las elecciones de 1966 Mederos fue electo diputado y en 1971 acompañó a Wilson Ferreira Aldunate.

Mota tiene un recuerdo de una visita de Wilson a su propia casa. Algo de estilo en aquella época, donde los políticos visitaban la casa de sus correligionarios.

Sin embargo, la cercanía con el Frente Amplio proviene de su actividad gremial en Secundaria y tal vez la influencia de su madre, quien siempre fue votante frenteamplista.

La gran depresión

En el país se vivían tiempos difíciles, pero la decisión de irse no tuvo motivaciones políticas.

Venía de una acumulación de situaciones negativas. Cuando iba a ingresar a la Facultad de Medicina se suspendieron las clases. Entonces volvió a Florencio Sánchez donde crearon junto a unos amigos una Huerta Orgánica. -Aprendí mucho de aquella experiencia -recuerda.

Luego se retomaron las clases y vuelve a Montevideo. El primer día no pudo ingresar al Práctico de Bioquímica, por tener las patillas largas. En las instituciones educativas de la época controlaban el corte de pelo, patillas y los movimientos más mínimos eran vigilados incluso por civiles.

Luego el perder aquel examen de Anatomía fue el empujón que necesitaba para alejarse de todo.

Europa Europa

Jorge Mota recuerda su estancia en Europa, sin papeles, tocando la guitarra en la calle con su amigo y viviendo al día. En esos días y meses se fue acercando a iniciar su segunda y definitiva etapa para retomar la carrera y recibirse de médico. Estudió en Barcelona y realizó su formación como pediatra en Alemania donde conoció a su compañera y vinieron sus dos hijos.

Volver

En 1988 Mota se presentó en la Universidad de la República para revalidar sus estudios, pero no lo habilitaron. Tuvo que realizar seis meses en el Hospital Pediátrico Pereira Rosell y también realizar tareas de extensión en el Barrio Borro, en Casavalle, Montevideo.

De esa época recuerda que le dijeron «-No te podemos habilitar, nunca viste niños con desnutrición y neumonia, tenes que ver la realidad de tu país», comenta, agregando que con el tiempo agradeció aquella decisión que a primera vista se veía como algo negativa.

Mota vuelve al departamento de Colonia trabajando en Camoc, realizando guardias pediátricas y viviendo en la casa de su hermano.

Por el 2004 comienza la Convención Médica durante diez meses donde se debate el nuevo Sistema de Salud, allí el Dr. Gustavo Lima lo propuso para un cargo de responsabilidad departamental.

Mota recuerda una de sus iniciativas privadas,  la apertura de una clínica para niños y adolescentes que creó mediante un convenio con el CASMU y la emergencia SIMC.

Luego vino su cargo como Director Departamental de Salud que lo tuvo durante los quince años del Frente Amplio. También trabajaba como médico pediatra para ORAMECO y luego CAMEC, «necesitaba hacerlo por un tema de dinero, ganaba solo 18.000 pesos por mes y no me alcanzaba,» confiesa.

Nada es fácil

Es un miércoles y terminando ya la entrevista con el Dr. Jorge Mota nos despedimos y me quedo con la imagen de alguien que ha tenido siempre desafíos. Va por la tercera oportunidad para ser Intendente de Colonia, dice que no le importa perder porque cree en los procesos de acumulación y que en algún momento llega, solo se trata de insistir. -Si no soy yo, otro será.

A Mota no le ha sido fácil muchas cosas y no las esconde, habla más de sus desventuras que de sus atributos, que los tiene, por ejemplo uno que parece obvio y no lo es: siempre atiende las llamadas.

En este momento me cuenta que siendo director Departamental de Salud y trabajando además para la mutualista ORAMECO, lo sancionaron tres días sin goce de sueldo por no cumplir con el formulario para adolescentes de la OPS en donde -a su entender- existen preguntas inoportunas.

-Me niego a realizar estas preguntas -dijo.  Y entonces lo suspendieron y la mutualista no logró concretar las Metas Adolescentes por lo que la institución no pudo cobrar un dinero.

Le pregunto si esa actuación nunca lo complicó. Me dice que nunca hace cosas que van en contra de sus principios. Incluso me confiesa la última actitud  tal ver para algunos políticamente incorrecta:

– Nunca estuve de acuerdo con que el Hospital de Colonia tenga CTI, es al santo botón, no lo necesitamos, si precisamos un CTI para niños.

Salir de la versión móvil