Que te llamen a tu casa para avisarte que ganaste un televisor 32 pulgadas debe ser un momento único. Pero que te digan que ese premio lo entregan si haces una compra ya debería sonar raro y encender las alarmas.
Un poco más extraño aún es que te pidan el número de tu tarjeta, el pin de seguridad e ingenuidad mediante, sin sospechar nada, se lo das número por número.
El regalo no demoró en llegar, al mes siguiente pudo comprobar que en el estado de cuenta de la tarjeta, aparecían dos compras que jamás realizó y tendrá que pagar.
Fue por la policía solicitando alguna solución al respecto, allí le dijeron que realizarán averiguaciones. Por lo pronto tendrá que pagar.
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