La interrupción de las clases durante la pandemia de COVID-19, que ha afectado a tres de cada cuatro jóvenes en el mundo, amenaza a su futura inserción laboral a largo plazo, y aumenta el pesimismo de esas generaciones, según un sondeo publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) este martes.
La encuesta, realizada entre 12.000 jóvenes de 18 a 29 años en 112 países, revela que uno de cada ocho no pudo continuar las clases, por falta de acceso a internet u otros métodos telemáticos, y que casi uno de cada diez teme que la pandemia haya afectado para siempre a su educación.
El 65 % de los jóvenes encuestados indicaron que habían aprendido menos desde el inicio de la pandemia, otro 51 % expresó el temor a que su educación se retrasaría, y un 9 % manifestó su miedo a fracasar en los estudios debido a las interrupciones causadas por la crisis sanitaria.
«Todo apunta a un impacto sin precedentes en las oportunidades para los jóvenes, no sólo en el corto sino también a largo plazo», señaló al presentar el estudio el director de Políticas de Empleo de la OIT, Sangheon Lee.
IMPACTO PROFUNDO Y DESPROPORCIONADO
El sondeo refleja un impacto «sistemático, profundo y desproporcionado» de la pandemia en los más jóvenes, más agudo aún en mujeres y en aquéllos entre 18 y 24 años, así como para los que viven en países en desarrollo, donde el acceso a las clases en línea resulta más difícil.
En este sentido, el 65 % de los jóvenes de los países más avanzados señala que pudo continuar sus estudios por internet durante los confinamientos, porcentaje que baja al 55 % en economías medias y al 18 % en las más pobres.
Aunque Lee cree que aún es pronto para hablar de una «generación perdida», si alerta de que «hay un alto riesgo de que los jóvenes tengan menos oportunidades para entrar en buenas condiciones al mercado laboral, y a menudo eso tiene efectos en el resto de su carrera».
En mayo, otro sondeo de la OIT señalaba que el 17 % de los jóvenes de entre 18 y 29 años dejaron su empleo durante los meses de confinamiento, lo que supondría al menos 73 de los 429 millones que antes trabajaban, una cifra que podría ser aún mayor, ya que la encuesta se hizo por internet y muchos de ellos no tienen acceso a la red.
Entre los que mantuvieron su empleo, el 40 % vieron reducidos sus ingresos y como media general se redujo el horario de trabajo un 23 %.
El informe difundido hoy concluye que el impacto en la situación educativa y laboral de los jóvenes ha conllevado un deterioro en su salud mental y concluye que un 17 % probablemente muestran síntomas de ansiedad o depresión.
Asimismo, una quinta parte de los encuestados dijo tener dificultados para disfrutar del derecho a la vivienda durante los confinamientos adoptados para contener la pandemia.
POLÍTICAS DE REINTEGRACIÓN AL MERCADO
Para ayudar a revertir la situación, la OIT aconseja poner en marcha políticas de reintegración en el mercado laboral de los jóvenes que han perdido su empleo durante la crisis sanitaria o que han tenido que reducir la cantidad de horas que trabajan.
También sugiere que se facilite el acceso de los jóvenes a prestaciones de desempleo y a programas de apoyo que permitan mejorar su bienestar mental, tales como actividades psicosociales o deportivas.
«Sólo si unimos esfuerzos con los jóvenes podemos impedir que la crisis tenga un impacto duradero en sus vidas», concluye el informe.
EFE