Por Natalia Kidd
Argentina cumple este jueves cinco meses desde la imposición de fuertes restricciones sanitarias ante la pandemia de COVID-19 que han implicado un duro garrotazo para su ya muy debilitada economía, que acumula algo más de dos años de profunda recesión y arrastra complejos desequilibrios.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos informó este jueves que la actividad económica registró en junio pasado una caída interanual del 12,3 %, moderando las abrumadoras tasas de desplome de abril (-26 %) y mayo (-20,5 %), y acumuló en el primer semestre un derrumbe del 12,9 %.
Ante la llegada del coronavirus a Argentina, el presidente Alberto Fernández impuso estrictas medidas de aislamiento obligatorio el 20 de marzo, lo que supuso la paralización casi total de la industria y el comercio.
A partir de mayo, se concedieron ciertas flexibilizaciones y ello se reflejó en una moderación en las tasas de caída de actividad, que ya venían muy deprimidas por la recesión que vive la segunda economía suramericana desde abril de 2018.
GOLPE SIN PRECEDENTES
Pese a tímidos signos de recuperación que asoman en algunos ámbitos y a que Fernández haya asegurado que ya «la actividad se ha liberado en gran medida», el consenso de los expertos es que la economía argentina caerá este año un 12,5 %, el peor resultado del que se tenga registros.
«Como en todo el mundo, el COVID-19 deja a la economía argentina golpeada y con una recesión sin precedentes. Estamos frente a la crisis global más grande desde 1930. La destrucción del empleo era esperable y así está siendo en las principales economías», dijo a Efe el economista Ignacio Carballo, investigador y profesor de la Universidad Católica Argentina y la Universidad de Buenos Aires.
De acuerdo a cifras de la consultora Data Driven Argentina, el número de trabajadores cotizantes a la seguridad social -un modo de medir el empleo formal- bajó a 4,75 millones en junio pasado, su nivel más bajo desde 2005, con una pérdida de 1,19 millones de cotizantes en un año y de 890.000 desde el inicio de la pandemia.
La cifra de empresas que figuran en los registros de empleadores también cayó, a 525.700 en junio, 15.657 menos que en febrero.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, reconoció este jueves en un encuentro del sector pyme que el descenso en el empleo privado formal del 2,5 % es «doloroso», pero remarcó que el Estado ayuda a las empresas en crisis y aseguró que, después de la «brutal» caída de abril, la economía se va recuperando, «todavía con algunas variaciones interanuales negativas», y volverá a crecer en 2021.
MAYORES DESEQUILIBRIOS
La irrupción de la pandemia trajo, además, consigo una profundización de los desequilibrios económicos que ya arrastraba Argentina.
Aunque a paso más moderado por el freno en el consumo, la inflación permanece en niveles elevadísimos y acumularía este año un alza del 39,5 %, según pronósticos privados.
La caída en la recaudación tributaria y los mayores gastos para atender a la crisis, con un enorme paquete de ayudas a empresas y sectores vulnerables de una población cada vez más empobrecida, han disparado el déficit primario de las cuentas públicas.
A ello se suman los problemas monetarios, que persisten pese al alivio en las tensiones macroeconómicas que supondrá la inminente reestructuración de la deuda en manos de acreedores privados.
«La inyección monetaria, que ahora es necesaria para poner dinero y comida en la mesa de los argentinos, tendrá un impacto inflacionario, mientras que el tipo de cambio oficial, muy apreciado respecto de otras cotizaciones, en algún momento tendrá que ajustarse y vamos a empezar a ver los impactos más crudos de todo este cuadro», apuntó Carballo.
¿ECONOMÍA O SALUD?
Cada vez que prorroga la cuarentena, Fernández asegura no tener dilemas entre el cuidado de la salud y la salud de la economía, la cual, insiste, se recuperará, mientras que de la muerte nadie volverá.
Mientras los casos de COVID-19 ya suman 312.659 y los decesos ascienden a 6.406, el hartazgo social ante cinco meses de confinamiento y sus efectos económicos comienza a ser cada vez más manifiesto, incluso con marchas como la del pasado lunes y una merma en el respaldo a las medidas sanitarias y en la imagen positiva del presidente Fernández, quien lleva apenas ocho meses al frente del Ejecutivo.
Según un sondeo de la consultora Giacobbe & Asociados difundido este miércoles, la imagen positiva del mandatario pasó de 67,8 puntos al inicio del aislamiento obligatorio a situarse actualmente en 37,1, mientras que el porcentaje de quienes aprueban la extensión de la cuarentena cayó del 85 % en marzo al 43 % en agosto y, por primera vez en cinco meses, es mayor la porción (44 %) de los que desaprueban la continuidad de la cuarentena.
«La crisis generalizada, el agobio y el malhumor generan un contexto donde el Gobierno pierde terreno de cara a las elecciones de 2021», observó Jorge Daniel Giacobbe, director de Giacobbe & Asociados.
EFE
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