La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) propuso este miércoles a los países de la región proveer a sus ciudadanos de una canasta básica de tecnologías de la información y las comunicaciones para garantizar y universalizar la conectividad digital y enfrentar los impactos provocados por la pandemia del coronavirus.
Esta canasta estaría integrada por un computador portátil, un teléfono inteligente, una tableta y un plan de conexión para los hogares no conectados y tendría un costo anual inferior al 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) en promedio regional.
Así lo expresó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, en la conferencia virtual de un informe sobre esta materia en el que se subraya que «las tecnologías digitales han sido esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad durante la pandemia» pero que, sin embargo, «las brechas de acceso condicionan el derecho a la salud, la educación y el trabajo, al tiempo que pueden aumentar las desigualdades socioeconómicas».
«Los países de América Latina y el Caribe han adoptado medidas para impulsar el uso de las soluciones tecnológicas y cautelar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones. Sin embargo, el alcance de esas acciones es limitado por las brechas en el acceso y uso de esas tecnologías y las velocidades de conexión», afirmó Bárcena durante la presentación del informe.
El estudio revela que durante los primeros meses de las cuarentenas el tráfico en sitios web y el uso de aplicaciones de teletrabajo, educación en línea o aprendizaje a distancia y compras en línea revelaron un significativo aumento del uso de soluciones digitales.
«Entre el primer y segundo trimestre de 2020, el uso de soluciones de teletrabajo aumentó un 324 % y la educación a distancia más del 60 %», detalla el texto.
No obstante, el informe advierte que el uso de soluciones de educación en línea solo es posible para quienes cuentan con conexión a Internet y dispositivos de acceso, y que en América Latina el 46 % de los niños y niñas de entre 5 y 12 años vive en hogares que no están conectados.
El acceso de los hogares a los dispositivos digitales también se revela desigual en la región: mientras entre el 70 % y el 80 % de los estudiantes en los niveles socioeconómicos más altos tiene computadoras portátiles en sus hogares, solo entre el 10 % y el 20 % de los estudiantes pertenecientes a los quintiles de menores ingresos cuentan con estos dispositivos.
«La diferencia entre los estratos económicos más altos y más bajos condiciona el derecho a la educación y profundiza las desigualdades socioeconómicas», subrayó la secretaria ejecutiva de la Cepal.
En ese sentido, «para garantizar una educación inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de todo el ciclo educativo», Barcena exhortó a «aumentar no solo la conectividad y la infraestructura digital sino también las habilidades digitales de maestros y profesores, así como la adecuación de los contenidos educativos al ámbito digital».
con relación al porcentaje de puestos de trabajo que pueden migrar al teletrabajo, el reporte precisa que está positivamente vinculado al nivel del PIB per cápita y a menores grados de informalidad.
La Cepal estima que alrededor del 21,3 % de los ocupados podría teletrabajar en América Latina, mientras que en Europa y los Estados Unidos casi el 40 % de los trabajadores puede laborar desde su hogar.
Finalmente, el documento destaca que Internet mitiga el impacto de la crisis en las empresas y precisa que, entre marzo y abril de 2020 el número de páginas web empresariales aumentó un 800 % en Colombia y México y alrededor del 360 % en Brasil y Chile.
En junio de 2020, la presencia en línea de empresas de comercio minorista aumentó el 431 % con respecto a junio de 2019.
BRECHA DIGITAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Según el documento y con base a datos de 2019, el 66,7 % de los habitantes de la región tiene conexión a Internet mientras que el tercio restante tiene un acceso limitado o no tiene acceso a las tecnologías digitales debido a su condición económica y social, en particular su edad y localización.
En 12 países de la región la cifra de los hogares del quintil de ingresos más alto que tiene conexión a Internet es un 81 %, en promedio; pero las cifras correspondientes a los hogares del primer y segundo quintil es del 38 % y el 53 %, respectivamente.
Las diferencias en la conectividad también son marcadas entre la zona urbana y la rural, según el documento.
Así, el 67 % de los hogares urbanos de la región está conectado a Internet, en tanto que en las zonas rurales solo lo está el 23 %.
En términos de grupos etarios, los jóvenes y adultos mayores son los que tienen menor conectividad: el 42 % de los menores de 25 años y el 54 % de las personas mayores de 66 años no tienen conexión a Internet.
«La baja asequibilidad consolida la exclusión de los hogares de menores ingresos», indica el documento, que detalla que el costo del servicio de banda ancha móvil y fija para la población de menos recursos se sitúa entre el 14 % y el 12 % de su ingreso, lo que supone que es 6 veces el umbral de referencia de 2 % del ingreso recomendado por la Comisión de Banda Ancha de Naciones Unidas.
EFE