El Ballet Nacional del Sodre (BNS) regresa este viernes al escenario con un «aprendizaje» incorporado por la pandemia de COVID-19, que obligó en marzo a la suspensión de los espectáculos públicos en Uruguay y que ahora motiva la adopción de protocolos sanitarios.
Con un tercio del aforo en la sala, con distancia de seguridad que supone reducir los bailarines en escena y con la prohibición de contacto físico entre ellos, el ballet dirigido por Igor Yebra se sube de nuevo a las tablas para la gala «Volvemos con vos», que el español calificó de «ejercicio de experiencia, coreográfico y de aprendizaje».
«Hay cosas que son imposibles y más en el repertorio del ballet clásico. Un ‘paso a dos’ de un ballet clásico no te lo puedo transformar sin tocarse porque esa es la magia que tiene. Pero hay otras cosas que se pueden y es lo que hemos intentado hacer con esto. No es el sueño ni lo ideal, pero sirve como ejercicio de experiencia, coreográfico y de aprendizaje», declaró a Efe.
Ante la suspensión de los espectáculos, el positivismo de Yebra le llevó a transmitir por internet jornadas de trabajo del grupo y, posteriormente, aprovechando que las bajas cifras de COVID-19 en Uruguay nunca obligaron a un confinamiento permanente, a promover coreografías individuales de sus bailarines que se grababan en el Sodre y emitían después en un ciclo llamado «Seguimos con vos».
«Lo creamos para que el público no se olvidara de nosotros y para que los bailarines siguieran ocupados», explicó Yebra, quien agregó que «este tipo de trabajo, en un ritmo normal de la compañía, hubiera sido imposible hacerlo».
El espectáculo «Volvemos con vos» se compone de tres momentos: una ‘suite’ con hadas de «La Bella Durmiente», que se cierra con «un toque de teatralidad» para ajustar el número de bailarines en escena; una parte denominada «Raíces», con música de Alfredo Zitarrosa, Astor Piazzolla y Carlos Gardel y coreografía de Marina Sánchez; y el tercero, basado en las piezas creadas en la pandemia.
«Esto nos ha llevado a descubrir un camino muy bonito y muy interesante y a los bailarines también. Lo importante es cómo afrentes lo negativo: si tratas de sacar lo bueno o lo menos malo al final acabas encontrando cosas», argumentó el director artístico.
Para minimizar el efecto de un lugar con poco público, la compañía ha tratado «de intervenir la sala, instalar juegos de luces, algo sobre las butacas… para que eso no sea tan impactante», pues, en opinión de Yebra, es uno de los aspectos más preocupantes: el psicológico.
«Hay que hablarlo todo, pero yo tengo el discurso contrario. Prefiero esto a no subirme al escenario hasta tener la total disponibilidad», indicó el coreógrafo, quien recordó que, aunque mucha gente se quejaba del regreso tardío de la cultura frente al del deporte, «ellos siguen sin público y nosotros lo tenemos».
Yebra, que acaba de regresar de un viaje de ocho días a España, consideró que, tras visitar a sus seres queridos, ha visto que «el mundo ha cambiado y las personas también» y que «es algo que tenemos que transitar y superar».
EFE
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