Por Cecilia Caminos
«Si la gente está en Tik Tok, ¿por qué no estar ahí con Jesús?», se preguntó la joven monja argentina Josefina Cattaneo cuando comenzó la cuarentena por la pandemia de coronavirus y el aislamiento obligatorio le impidió el contacto con la comunidad. La respuesta fue inmediata: se convirtió en el nuevo furor de las redes sociales.
Josefina baila con gracia las coreografías de moda, con sus grandes auriculares blancos y su abrigo deportivo. Y si no fuera por su hábito de religiosa y su mensaje de fe, sería una de las miles de jóvenes que postean a diario en la red Tik Tok.
«Cuando empezó este tiempo de pandemia, de no poder salir, de cuidarnos y quedarnos en casa, se me habían cambiado los planos y los espacios para anunciar a Jesús. ¡Nadie me quiere saludar, nadie habla conmigo! Entonces empecé a ver a Tik Tok como una posibilidad», relata la religiosa, de 25 años, en una entrevista con Efe.
REGGAETÓN Y POP EN LA CONGREGACIÓN CATÓLICA
Dueña de una sonrisa sincera y una alegría contagiosa, la religiosa supera ya los 85.000 seguidores en Tik Tok, más los que reúne en Instagram y Facebook.
Fe y juventud se combinan en sus publicaciones al ritmo del pop, el reguetón, los chistes y reflexiones divertidas, sin dejar de lado su decisión de difundir la palabra de Jesús.
Sus videos suelen sumar decenas de miles de «likes» y numerosos comentarios, como en el que ella baila con su tradicional vestimenta de monja al ritmo de un tema pop en inglés, con la leyenda de que «Jesús es fiesta, el camino, la fuerza, la música, la vida».
«Cuando empecé la gente me preguntaba si era de verdad, si no estaba actuando y yo le decía: ‘Mira, no es Halloween, así que disfrazada no estoy. De verdad que sí, soy monja, no sé qué prueba querés’. Me saco el sombrero frente a la gente que elije algo distinto para este tiempo, que me sigue y manda mensajes lindos, que me acompaña y me sostiene», expresa Josefina.
Su sencilla habitación en la Congregación de Hermanas Mercedarias del Niño Jesús, en la pequeña localidad de La Carlota, en la central provincia de Córdoba, se llena de luces de discoteca gracias a un efecto de la aplicación.
Y Josefina canta en playback una versión del hit «Tusa» pero con otra letra: «Dale a Dios tu corazón y verás como él transforma tus lágrimas en perlas del mar».
«Dios transforma», subraya la joven con grandes letras amarillas en esta publicación en Tik Tok, que recibió decenas de miles de «me gusta», comentarios y agradecimientos por acercar la religión desde otra perspectiva.
No está sola en su página, porque las hermanas de la congregación participan en varios videos, adhieren a su sentido del humor y no temen probar algunos pasos de baile, revelando otras facetas de la vida diaria de una monja a los jóvenes usuarios de esta red.
UNA IGLESIA MODERNA
Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Verónica, y creció en la cercana ciudad de Magdalena.
Descubrió su vocación a los 15 años, durante una misión de jóvenes en Quitilipi, en Chaco, una de las regiones más pobres del país: «Aunque siempre fui una persona de fe, esto me hizo aterrizar y encontrar a Jesús en esa gente, que me mostró que es posible vivir el reino, que es posible vivir el Evangelio».
La decisión sorprendió a su familia y amigos, pero decidió enfrentar «todos los prejuicios que hay con la vida religiosa, con el no poder ser feliz y las condiciones de todo lo que no se puede hacer».
«Yo a veces también es como que me lo cuestionaba y tampoco tenía mucha seguridad. Pero me di tiempo para procesarlo y me empecé a dar cuenta de que esto podía hacerme feliz. Y esta locura que es para muchos, y que en algún momento también fue para mí, era lo que me apasionaba, lo que me movilizaba, lo que me conmovía y me llevaba como a desear gastar la vida en esto», relata convencida a través de una videollamada.
La joven monja, que tras completar su noviciado vivió dos años en Quito, Ecuador, en una pequeña escuela del barrio de Conocoto para niños con capacidades diferentes, asegura que no es la única religiosa que difunde su fe a través de las redes sociales.
«En este desafío hay muchísimas hermanas más, religiosas, sacerdotes. Estamos convencidos de que necesitamos una Iglesia en estos tiempos, a la par de los tiempos. Jesús vivió en su tiempo, ¿por qué yo voy a tener que vivir un siglo atrás? Estamos gastando y dejando la vida en este anuncio, en esta buena noticia que tenemos de regalo para la gente», expresa con convicción y alegría.
La incursión de Josefina en las redes sociales cuenta con el apoyo de su superiora: «Esto es lo que soy, no hay una actuación en esto. Para mí no hay excusas, no hay muros cuando se trata de llegar a la gente con Jesús», afirma la religiosa.
EFE