El turismo en tiempos de COVID-19 es «un desastre» para todo el Caribe

Una familia disfruta de una piscina en un resort, en Punta Cana (R.Dominicana). EFE/Francesco Spotorno/Archivo

Por Alfonso Rodríguez

La COVID-19 provocó en el Caribe una caída del 15 % del tráfico aéreo con respecto a antes de la pandemia, un desastre para una región en la que el turismo en algunos países supone el 50 % de su economía y que ha generado un impacto impredecible en República Dominica y Cuba, según dijo a Efe el subsecretario general de la ONU, Luis Felipe López-Calva.

El funcionario, también director regional del Programa de la ONU para el Desarrollo (Pnud) para América Latina y el Caribe, señaló que la COVID-19 ha afectado con especial virulencia a dos países muy importantes en el Caribe por su población, como son República Dominicana y Cuba, este último territorio, resaltó, en «shock» por los efectos del coronavirus.

López-Calva dijo que la crisis provocada por el coronavirus ha impactado con mayor fuerza a la región del Caribe por incluir a los países del mundo con mayor dependencia del turismo, lo que hace que haya que buscar soluciones alternativas.

Pregunta: ¿Cómo está afectando la COVID-19 al sector turístico en el Caribe?

Respuesta: Uno de los sectores más afectados por esta pandemia ha sido el turismo y ha afectado a muchos países de Latinoamérica y el Caribe.

Costa Rica, por ejemplo, tiene un sector muy fuerte en el turismo y también México, muy afectados.

Tanto para República Dominicana como para Cuba las divisas que llegan a través del turismo son básicas, razón por la que la situación actual ha creado una incertidumbre preocupante que amenaza sus economías.

Toda esta situación ha tenido un impacto muy fuerte en el empleo de estos países. La crisis de salud se ha contenido, pero, sin embargo, ha impactado excesivamente al sector económico.

No hay certeza de que -a corto plazo- se vaya a volver a la normalidad.

La región del Caribe es una de las que mejor ha respondido en términos sanitarios a la COVID-19 gracias a la imposición de medidas estrictas de cuarentena, bloqueo y cierre de fronteras.

Los países han seguido los protocolos de respuesta de forma bastante efectiva y esto ha permitido que los casos de COVID-19 no sean muy grandes.

En el Caribe la crisis de salud se ha contenido. El problema es que si bien podemos hablar de un relativo éxito en la contención del problema de salud, sin embargo ha habido un impacto excesivo en el aspecto económico.

P: ¿Qué medidas se pueden tomar para evitar que la COVID-19 afecte al sector turístico en la región caribeña?

R: Se ha hablado de corredores turísticos seguros para que la gente pueda venir con niveles de seguridad altos a estos países.

Nadie ha pensado antes que para tener un sector turístico fuerte se requieren buenos hospitales porque la gente quiere viajar a lugares seguros, donde si enferma tenga asistencia de alta calidad, hoy más que nunca.

Recuperar el sector turístico implica ahora inversiones muy grandes en el sector salud porque la gente no quiere viajar a lugares donde no hay atención sanitaria de alta calidad.

Un eje es la sostenibilidad como eje de la recuperación económica, siendo más amigable con el medioambiente.

Otro factor es hacer que el turista se sienta seguro en los lugares a los que va y eso obviamente requiere una financiación muy importante y ahí está el otro talón de aquiles del Caribe, al tratarse de países de ingresos medios y medio-altos que no tienen acceso a crédito.

P: ¿Qué países son los más afectados en su sector turístico en el contexto de la crisis de la COVID-19?

R: Uno de los países que más nos preocupa, que es pequeño y muy vulnerable, es Antigua y Barbuda, porque la mitad de su economía es turismo.

Nos preocupa también Bahamas porque estaba en proceso de reconstrucción de la parte oeste del archipiélago tras el huracán Dorian y viene ahora -con la COVID-19- un segundo golpe fuerte.

Obviamente también nos preocupa Jamaica por el tema del alto endeudamiento y el espacio fiscal tan limitado, ya que un tercio de su economía es turismo.

No se puede dejar de nombrar a dos países, que son República Dominicana y Cuba. Nos preocupan por el impacto que la COVID-19 va a tener sobre el turismo y por lo tanto sobre los niveles de bienestar de mucha gente.

Cuba tiene un «shock» tremendo en caída de turismo. En el control de casos lo ha hecho bien, aunque se está deteriorando recientemente, pero en términos de turismo le va a pegar muy fuerte.

P: ¿Qué medidas pueden tomar estos países para evitar que la caída del turismo debilite sus economías?

R: Hay que diversificar la economía a mediano plazo. Además, el mar puede ser un motor de crecimiento económico más allá del turismo. Muchas cadenas de valor pueden surgir a partir de ese capital natural.

En el corto plazo se debería defender al sector del turismo mediante inyecciones de liquidez que le permita mantenerse, ya que cuando una empresa cierra es muy difícil reabrir y por ello es importante mantener recursos y para eso hay que inyectar liquidez.

Además, los Gobiernos podrían volverse accionistas en empresas y cuando la economía se recupere el Gobierno puede vender esas acciones y recuperar valor y el contribuyente recuperar el dinero.

Recomendamos además bonos de emergencia a las familias, pero esto requiere recursos y ahí las instituciones internacionales tienen que jugar un papel importante.

P: ¿Qué pasaría en el sector turístico del Caribe si el proceso de cierre de fronteras continuara durante muchos meses?

R: La única solución a esto es la vacuna, pero una vez que esté disponible el estrés bajará y una vez que exista todo mejorará, aunque hasta entonces no será fácil.

La situación se recuperará, habrá soluciones creativas como el trabajo remoto en masa.

EFE

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