Más de 500.000 personas estaban en condiciones de pobreza y vulnerabilidad social en Uruguay en 2019, según una investigación de CERES, que desarrolló un indicador específico para medir la cantidad de personas de carencia social. El estudio determinó que el año pasado había unas 207 mil personas que tenían ingresos algo superior a la línea de pobreza, y por lo tanto no eran consideradas pobres, pero que vivían en condiciones similares a las de los pobres.
Eso llevaba a que la pobreza, en el sentido de personas con carencias sociales, comprendiera a 516 mil personas.
El trabajo del Centro de Estudios de la Realidad Económica Social (CERES) se realizó sobre la misma Encuesta de Hogares que utiliza el INE para determinar el nivel de pobreza, pero no se limitó a la cuestión de ingreso de personas y familias, sino que consideró otra serie de variables de calidad de vida; como si vive en hacinamiento, sin baño o sin lugar para cocinar, sin calentador de agua, ocupación laboral y educación entre otros.
Mientras que la pobreza medida por ingreso dio una tasa de 8,8% para 2019, este concepto de pobreza por carencias sociales dio 15% para ese año, antes que impactara la recesión económica y la crisis por Covid-19.
La realidad por regiones del país muestra diferencias importantes: la pobreza aparece más fuerte en el Noreste con 20,6%, seguido por Montevideo con 18,6%.
Pero también la capital del país tiene realidades muy diferentes: mientras en el Municipio
de Pocitos y otros barrios (Ch) la pobreza total es de 1,3%, en el de Cerro-La Teja es
30,9%, en el Casavalle-Villa Española es 31,7% y en el de Piedras Blancas-Punta Rieles
es de 34,3%.
La pobreza medida por ingreso es un indicador aceptado para esa función y sirve para
la comparación internacional, pero no permite visualizar el problema social de las
personas que ganan uno o pocos pesos más que la “línea de pobreza” pero viven en
condiciones carenciadas igual a los que ganan menos de esa frontera monetaria.
La generación de más de 300 “ollas populares” que se organizaron para asegurar
alimentación a miles de familias, generó sorpresa en opinión pública dado la tendencia
a la baja de la pobreza en los últimos años.
El CERES-Analiza de septiembre está dedicado a estudiar este problema, para lo cual
fue creado el Índice de Similitud por Carencias Sociales (ISCS) para medir la pobreza
en sentido más amplio que el ingreso puntual.
El ISCS computa cinco categorías que tiene subdivisiones:
-Empleo (sin trabajo, subempleo e informalidad),
-Educación (asistencia a la educación media y años de educación),
-Vivienda (precariedad, hacinamiento, espacio para cocinar y baño),
-Acceso a confort (calefacción, conservación de la comida y calentador de agua) y
-Conectividad (conexión a internet).
En base a la Encuesta de Hogares, este indicador permite comparar personas que
tienen ingreso algo superior a la “línea de pobreza” (5%, 10%, 15% y hasta 20%) pero
que tienen condiciones de vida no diferentes a los pobres, por coincidencia en al menos
7 de esas 13 condiciones.
El total de pobreza es la suma de los pobres por ingreso, y los que superan ese ingreso,
pero sufren carencias similares a los pobres.
• Cantidad de personas en pobreza
En Montevideo, la pobreza medida por ingreso fue de casi 169 mil personas en 2019, lo
que sumado a las 89 mil personas con ingreso mayor pero con carencias similares, se
llega a casi 258 mil personas, sobre una población de 1,4 millones, lo que da una tasa
de 18,6%.
En el interior del país la pobreza económica era de algo más a 139 mil personas, pero
por carencias sociales eso aumenta en más de 100 mil personas y llega 258 mil
uruguayos.
En todo el país, mientras que la pobreza informada por el INE en base a medición de
ingresos dio 308 mil personas, de acuerdo al ICSS, la cantidad de gente en condiciones
de pobreza se incrementa en más de 200 mil personas y asciende a casi 516 mil, más
de medio millón.
• Por zonas geográficas
El interior del país mostraba la tasa de pobreza total más alta en el Noreste (Rivera,
Tacuarembó, Cerro Largo) con 20,6%, seguido de Litoral Norte (Artigas, Salto,
Paysandú) con 16,5%, el Este (Treinta y Tres, Lavalleja, Rocha, Maldonado) con 9,7%,
y con la misma tasa de 9,4% las zonas Litoral Sur (Rio Negro, Soriano, Colonia) y
Metropolitana y Centro (Canelones, San José, Flores, Florida, Durazno)
• Conclusión
La “delgada línea de pobreza” sigue siendo una buena herramienta para medir y
comparar, pero no permite ver la dimensión real de un drama social complejo. Antes de
entrar en recesión, y de caer en una crisis sanitaria-económica inédita, el Uruguay ya
venía generando problemas de movilidad social efectiva e incluso de aumento de la
pobreza.
La pandemia sacudió y dejó al desnudo una realidad social compleja, que exige
creatividad en política económica y los planes sociales, para generar condiciones que
permitan una mejora sustancial para una población carencia, que antes del impacto de
esta crisis ya comprendía a más de medio millón de uruguayos.