Por Alejandro Prieto
Las «bestias internas» de siete desconocidos que sobreviven a un naufragio en el Ártico son las protagonistas de «Barbarie», una nueva obra del dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco que, de una forma poética, busca desnudar «la cara abominable» de los seres humanos.
¿Qué haríamos si tras un terrible accidente quedamos en medio del océano con un grupo de personas desconocidas? ¿Hasta qué punto podemos mantenernos cuerdos y lidiar con la situación de forma civilizada, como seres humanos?
Estas son las preguntas que pone sobre la mesa la pieza teatral escrita por Blanco, autor de la premiada «Tebas Land», y dirigida por el uruguayo Gustavo Saffores, quien, en entrevista con Efe, detalla que la recién estrenada «Barbarie» trabaja sobre «los aspectos más crudos» del ser humano.
El punto de partida, señala, es la ficción «pura», ya que, más allá del entorno del océano Glaciar Ártico, donde naufraga el barco en el que viajan los personajes (Marhía, Lukas, Juann, Martha, Matheo, Anna y Markos), el espectador no tendrá una guía de dónde o cuándo transcurre la historia.
«Si fuesen de un colectivo, de un determinado lugar, uno ya sesgaría la mirada, acá no importa dónde sucede, en qué época, de dónde son (…) Lo que importa es lo que sucede entre ese colectivo de personas que termina convirtiéndose en una especie de jauría», expresa.
Saffores, actor protagonista de las obras de Blanco «Tebas Land», «El bramido de Düsseldorf» y «Cuando pases sobre mi tumba» y que debuta ahora como director, resalta así que se trata de una obra tan «dura» como el texto de 2010 escrito por Blanco en el que se basa.
«En vez de pensar que es una historia de resiliencia o de supervivencia donde hay una ayuda, lo que plantea es hasta dónde el ser humano puede ir hacia atrás, ir rompiendo leyes, códigos establecidos de convivencia hasta estar más cercano a una bestia o a un ser primitivo», estima.
Asimismo, detalla que, con la idea de representar «sin la necesidad de violencia explícita» los sentimientos de dolor, angustia, miedo y frío que predominan en el texto, se apostó al uso de lenguajes como el audiovisual, el musical y los efectos para generar el «universo» de la obra.
Por otro lado, el director de la pieza, que puede verse en el Auditorio Nelly Goitiño de Montevideo hasta el 26 de septiembre, sostiene que la pandemia implicó ciertas dificultades para la obra, ya que hubo que replantearse muchos aspectos del espectáculo.
A su vez, para Saffores, el contexto global de la COVID-19, con todas sus consecuencias, abrió los ojos a nuevas perspectivas ligadas a la trama de la obra del franco-uruguayo, a quien se recuerda, entre otras, cosas por haber escrito con sangre de toro «Cuando pases sobre mi tumba».
«Cuando hablamos de esta barbarie o esta bestia que todos tenemos dentro creo que en estos meses hemos visto ejemplos más que claros, tanto de los Gobiernos, de los poderes o de la gente común que ante la desesperación o la incertidumbre no sabes para dónde va a saltar», reflexiona.
Así, según el director, hasta en hechos como la permanencia en aguas uruguayas durante casi 60 días del crucero australiano Greg Mortimer, cuyos pasajeros se vieron afectados en su mayoría por el coronavirus y evacuados en varios corredores humanitarios para regresar a sus países de origen, se observa cómo pueden aflorar las «bestias internas» de las personas.
«Eso también es una demostración de la barbarie, cómo un Bobierno va a decir ‘no’, estas 300 personas que se queden en el mar, yo no los voy a recibir en mi país. Como puede pasar con los refugiados o los inmigrantes que mueren en el Mediterráneo ahogados sin que nadie se haga cargo de eso, es interesante la comparación», opina.
En esa línea, Saffores expresa que, al encontrarse con los espectadores, «Barbarie» dará lugar a diversas interpretaciones, ya que se trata de «un gran texto» puesto en escena.
«Quizás alguno lo puede asociar a esto de la pandemia pero otro a alguna noticia que leyó en el diario hace una semana o dos donde se detallaba cómo hace tantos años se torturaba o se desaparecía gente y otro lo puede asociar con la Segunda Guerra (Mundial) o los campos de concentración. Cada uno verá por donde resuena», subraya.
«Nuestra tarea es desde un lugar bello contar algo terrible (…) ir al hueso, mostrar una cara del ser humano abominable pero desde un lugar poético, y en esa traducción es que el espectador tiene que hacer su trabajo», concluye.
Alejandro Prieto