Un estudio reciente realizado por el Instituto de Alimentación de MIDES (INDA) y la Universidad de la República (Udelar) exploró los cambios en la alimentación de la población de sectores de ingresos medios y altos en el marco de la pandemia de coronavirus (COVID-19) en Uruguay. La encuesta, realizada a través de redes sociales, reveló cambios tanto positivos como negativos en los hábitos alimentarios de la población relevada.
comida saludable
Se realizó un estudio con 891 participantes con edades comprendidas entre los 18 y 64 años. Se utilizó un cuestionario compuesto por preguntas abiertas y múltiple opción para indagar sobre los cambios ocurridos en la alimentación de los participantes desde que se diagnosticaron los primeros casos de coronavirus (COVID-19) en Uruguay.
Se comprobó la existencia de cambios en los hábitos alimentarios de una proporción importante de la población, en términos de la compra, preparación y consumo de alimentos. La mayor disponibilidad de tiempo y los cambios de las rutinas del hogar motivaron una mayor preparación de alimentos en el hogar y un menor consumo de productos ultra-procesados en un segmento de la población.
Sin embargo, otra parte de la población consultada aumentó la cantidad y frecuencia de alimentos y bebidas consumidos, incrementó el consumo de productos procesados, y manifestó haber aumentado de peso.
Durante la crisis generada por el coronavirus (COVID-19) se observaron modificaciones en la alimentación de los hogares, las cuales significaron tanto una ventana de oportunidad para lograr transformaciones positivas como un detonante para la ocurrencia de cambios negativos.
Cifras
El 58% de los participantes incrementó la elaboración de alimentos en el hogar y disminuyó la frecuencia de consumo de comidas elaboradas fuera del hogar. Adicionalmente, el 32% indicó consumir más cantidad de alimentos y bebidas que antes y el 27% comer con más frecuencia que antes.
El 34% de los participantes indicó estar consumiendo menos productos de panadería y bizcochos, mientras que aproximadamente el 25% indicó estar consumiendo menos productos ultra-procesados como galletas o alfajores, congelados, chocolate o golosinas, papas chips, fiambres o embutidos.
Por el contrario, cerca de la mitad de los participantes reportó haber aumentado el consumo de tortas, galletas, panes y pizza hechas en casa. En lo que respecta al consumo de frutas y verduras, aproximadamente el 26% de los participantes indicó haber aumentado su consumo, mientras que el 13% indicó haberlo disminuido.
El 75% de los participantes que calificaron los cambios como negativos afirmó haber aumentado de peso, mientras que únicamente el 16% afirmó haber mantenido su peso.
Los cambios en las rutinas en el hogar y la mayor disponibilidad de tiempo fueron los principales motivos atribuidos a los cambios en la alimentación. Sin embargo, el 18% de los participantes indicó que su alimentación había cambiado por ansiedad y estrés, el 14% debido a una mayor preocupación por su salud y la de su familia, y el 12% por aburrimiento.
Algunas conclusiones
Los aspectos positivos tienen que ver con un incremento en la elaboración de productos caseros, como panificados, así como un incremento en el consumo de frutas y verduras. En cuanto a los cambios negativos entre la población de mayores recursos, se indica el aumento de peso entre los meses de marzo y mayo. La ansiedad y el estrés se presentan estrechamente vinculados a un mayor consumo de productos ultra procesados, golosinas y chocolates.
Del estudio se desprende la necesidad de generar una estrategia para que los cambios positivos permanezcan una vez superada la pandemia, así como para revertir las consecuencias negativas de la misma en la población consultada.
Asimismo se torna indispensable avanzar en el desarrollo de estudios en la materia que permitan conocer en profundidad la situación de la población uruguaya de sectores de bajos ingresos en el marco de la pandemia de coronavirus (COVID-19).
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