Por Elio García
Uno de los históricos problemas que ha tenido el Frente Amplio en el departamento de Colonia ha sido el de la elección de un candidato.
Si bien no es la razón única en la dificultad de acceder al gobierno local, siempre el tema ha sido mencionado con preocupación en esa fuerza política.
La votación de Juan José Miguelena demuestra que es posible contar con un candidato que tenga sintonía con el electorado.
A Miguelena lo votaron 2.505 personas. No acompañó el resto de sus correligionarios, que juntando todos los votos sumaron tan solo 1.511 sufragios.
Las características de este candidato no es tema de análisis en esta nota. Sí es de interés estudiar el fenómeno electoral que se desprende de todas aquellas causas y consecuencias.
El logro indicaría que es posible contar con un candidato frenteamplista que pueda interpretar un número importante de simpatizantes. Lo interesante es ir un poco más allá de la figura política que se muestra.
Los padres fundadores
A Miguelena lo invitaron al desafío las estructuras frenteamplistas históricas. Es un triunfo de los veteranos frenteamplistas de pura cepa.
Pero esta victoria hacia la interna, es una derrota clara y contundente del MPP, que supo tener otra fuerza y que hoy estaría en crisis, aunque en política nada se termina.
El desafío del candidato entonces es acatar la disciplina frenteamplista de la vieja escuela, que le puede jugar alguna mala pasada a su personalidad explosiva y apasionada. Pero los pingos se ven en la cancha, hay que esperar.
Miguelena de origen wilsonista, da algunas señales y no tiene problemas en señalar quiénes lo invitaron a ser candidato al Municipio de Carmelo, tampoco en decir que los trapitos sucios se lavan en casa, insinuando un hermetismo en las decisiones más estratégicas de su gestión como Concejal. En ese último asunto no les fue muy bien a los concejales frenteamplistas locales que se retiran.
Lo «opo»
El conocido por su apodo «Turco» sostiene, en una entrevista realizada este lunes en RadioLugares, que él no realizará oposición, sino que se dedicará al contralor.
«Se acabo el robo de adoquines» dijo, aclarando que no tiene pruebas para denunciarlo penalmente.
El desafío será avanzar en el concepto que el novel concejal tiene de «oposición», y no tanto en teoria, sino en la práctica política. Todo indicaría que la mano de los asesores y su experiencia podrán jugar un rol importante.
Ser oposición no es una mala palabra, es una acción política y una actitud. La de contralor habla más de una herramienta, de una gestión o de una actitud vigilante.
El Frente Amplio de Carmelo se juega mucho en el desempeño de un vecino que ha logrado un importante caudal de votos. Muchos ojos, incluso de su propio partido, estarán atentos a la gestión del «Turco» Miguelena.