Por Federico Anfitti
Uruguay respira fútbol desde la cuna, a diario cientos de miles de niños y niñas colman pequeñas canchas de tierra o césped con el sueño de, algún día, entrar por el mítico túnel del estadio Centenario con la histórica casaca Celeste en el pecho y defender a una de las selecciones más laureadas del planeta.
Aunque en la mayoría de casos esto no es más que una utopía, una ilusión de «botijas» (niños) que nunca podrán cumplir, lo cierto es que hoy la Celeste, de la mano de un proceso de selecciones que encabeza el ‘Maestro’ Óscar Washington Tabárez, hay una camada de jóvenes estrellas que están cumpliendo el sueño de jugar en la Celeste junto a los grandes ídolos de su infancia.
El actual plantel de Uruguay es una mezcla de talento joven -como pudo verse anoche en el primer partido de las eliminatorias contra Chile, en el que Fede Valverde (Real Madrid) y Rodrigo Bentancur (Juventus) fueron dos de los más destacados- y estrellas consagradas. Algo que esta histórica selección llevaba tiempo sin ver y que parece haber dejado atrás aquellos primeros años del siglo XXI en los que la incertidumbre, la falta de recursos y los problemas internos eran una constante.
DEL SUEÑO A LA CANCHA
Fede Valverde, Rodrigo Bentancur, Ronald Araújo, Maxi Gómez o José María Giménez son solo algunos de los tantos nombres que antes hacían fila para fotografiarse con sus ídolos y que hoy comparten plantel y defienden espalda con espalda a su país.
El «Pajarito», que con tan solo 22 años brilla en el Real Madrid, debutó con 17 en el Peñarol nada menos que con Diego Forlán como compañero de equipo. Su admiración por ‘Cachavacha’ es tal que incluso en una entrevista al diario local La República dijo que «fue y va a ser» su ídolo y sueña con seguir sus pasos.
Araújo, quien tuvo una destacada actuación en la zaga del Barcelona ante Valencia en la anterior jornada de la Liga española, también ha recalcado su admiración por el capitán celeste, Diego Godín, con quien probablemente compartirá la zaga frente a Chile y Ecuador.
Uno de los debutantes, la promesa del Nacional uruguayo Agustín Oliveros, incluso tiene una foto junto a Luis Suárez, cuando era tan solo un niño y lo fue a esperar al ‘lobby’ de un hotel durante la Copa América 2011.
«Desde chico siempre soñé poder jugar o compartir cosas con mi ídolo. Muchas gracias Dios por hacer todos esto realidad. Muy agradecido por el apoyo y palabras que me transmites siempre, te deseo lo mejor siempre ídolo», publicó Maxi Gómez en su cuenta de Instagram en 2019, tras enfrentarse al Barcelona de Suárez, con quien es probable que comparta delantera en los partidos de las eliminatorias del Mundial 2022.
Esta historia de admiración ya había ocurrido entre Suárez y Forlán. El ‘Pistolero’ tenía de ídolo a ‘Cachavacha’ y juntos llevaron a la Celeste a un destacado cuarto puesto en Sudáfrica 2010. El destino quiso que ahora Suárez recale en el Atlético de Madrid, donde su ídolo dejó honda huella.
Los casos se multiplican y la posta se va pasando de generación a generación. El caso más reciente a nivel de clubes es el de Edinson Cavani y Facundo Pellistri, última joya salida del Peñarol. Con apenas horas de diferencia, ambos fueron contratados por el Manchester United y compartirán vestuario en la Premier League.
Años atrás, el experimentado delantero fue a un centro comercial a firmar autógrafos y allí lo esperaba Pellistri, con la inocencia de un adolescente y una casaca del Paris Saint Germain para conocer al ídolo que ahora será su compañero de equipo.
UNA NUEVA ERA
¿Qué cambió? Se armó un proyecto serio, en el que las esperanzas de aquellos niños y niñas de las divisiones juveniles comenzaron a ser de un proceso de selecciones bajo la batuta de Tabárez.
«El camino es la recompensa» es la frase de cabecera de este entrenador que ya lleva 14 años en Uruguay y que, pese a no conseguir grandes títulos -únicamente una Copa América en 2011-, le devolvió a su país el estatus internacional que había perdido.
El respeto de las estrellas hacia su guía y entrenador, el cariño del público hacia sus futbolistas y el intercambio que hay entre jóvenes promesas y jugadores consolidados son solo algunos de los logros intangibles de este proyecto que, de momento, no tiene miras de terminar.
«Hay una realidad que hace que los fines de semana, en condiciones normales, casi 300.000 personas quedan involucradas en el entorno del fútbol de niños. Y yo no tengo cómo demostrarlo, pero apostaría a que cuando se reinicien los partidos, en algún partido de ‘baby fútbol’ va a haber un jugador que en poco tiempo va a estar en la selección de Uruguay», dijo en una reciente entrevista con Efe Tabárez quien, a sus 73 años, sabe que la antigua y galardonada camiseta Celeste aún tiene muchos más ídolos por descubrir.
EFE
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