¿Qué tanto viene sufriendo el turismo a partir de la pandemia?
El sector turismo es de los más afectados a nivel internacional. Se calcula que en el mundo, en 2020, circularán
1.000 millones de turistas menos por la pandemia, equivalentes a USD 900 mil millones menos en gasto de
turistas (cuya contracara son ingresos perdidos para las empresas proveedoras de bienes y servicios). Se estima
que 100 millones de empleos están en riesgo debido a la circulación del Covid-19. Se esperan caídas de entre
60% y 80% en la actividad turística, dependiendo del indicador y los supuestos de cada escenario.
¿Qué tan relevante es el sector turismo en Uruguay?
Este sector es muy importante en la economía uruguaya. En 2017, el mejor año de los últimos 5, entraron a nuestro país casi 4 millones de turistas, con un componente mayoritario de argentinos, con 2,6. El gasto total se ubicó en USD 2.334 millones (USD 1.600 millones fue por aporte de los argentinos).
En parte por la crisis económica en Argentina, en los años siguientes se observó una retracción. Así, en 2019, entraron a nuestro país un total de 3 millones 220 mil turistas, de los cuales el 54%, es decir, 1 millón 744 eran argentinos. El gasto total fue de USD 1.754 millones (USD 977 millones por parte de los argentinos).
El último dato disponible, del primer trimestre de 2020, mostró que entraron un total de 1 millón de turistas,
de los cuales 630 mil fueron argentinos. El gasto total fue de USD 675 millones y los argentinos gastaron USD
443 millones. Los ingresos por turismo representan para el Uruguay entre un 15% y 20% de las exportaciones y
en torno de un 8% del PIB, con cierta variabilidad dependiendo del año.
¿Nuestra economía depende del turismo más que otros países de la región?
Sí, el peso del turismo en la actividad económica en Uruguay es mayor a la mayoría de los países de la región. El
índice más simple, la cantidad de turistas ingresados en un año en relación a la población, es bastante
significativa. Normalmente recibimos 1 turista por habitante. Esto es mucho más que en Brasil o en Argentina o
Colombia, que reciben en torno de 0,1 o 0,2 turistas por habitante. En Francia o España, estos registros son más
altos, entre 1,5 y 1,8 turistas por habitante, pero estos países tienen una afluencia de turistas que están entre
las más altas del mundo (sacando países chicos con fuerte pasaje de turistas, como Bahamas, en dónde el ratio
trepa a 3,5). En términos de la actividad económica (turismo como proporción del PIB), Uruguay también
presenta un ratio relativamente elevado, con un 8%, frente a guarismos de 2% o 3% en otros países de la región.
Si los uruguayos que habitualmente vacacionan en el exterior vacacionasen en el verano en nuestro país,
¿Podrían compensar la no entrada de turistas del exterior?
Podrían compensar, aunque sólo parcialmente. Primero porque el peso es menor y segundo porque el turismo
interno es un sustituto parcial del turismo en el exterior. En 2019, fueron 2,2 millones los viajeros uruguayos
que gastaron USD 1.200 millones en el exterior. Entonces, el turismo emisivo representa, en términos gruesos,
dos tercios del turismo receptivo. En el verano (tomando el primer trimestre de 2020, por ejemplo), esta relación
es algo menor, con un gasto de USD 292 millones de uruguayos en el exterior versus ingresos de divisas por
visitantes extranjeros por USD 675 millones.
Es decir, si los uruguayos gastasen todo lo que gastaban en el exterior en nuestro país, en el verano, entonces se cubriría algo más de 40% del turismo receptivo del verano, asumiendo un escenario de cierre “fuerte” de fronteras y el supuesto cuestionable que todo el gasto que antes hacían los uruguayos en el exterior (en el primer trimestre) lo dedicarían a hacer turismo interno. Si asumimos que lo que no gastaron los uruguayos en turismo durante el año no se dedicará a reforzar el gasto en el verano), entonces esta sería la hipótesis “de máxima”, con cierre de fronteras.
¿Qué tan lejos estamos de esa hipótesis de máxima que permitiría cubrir algo menos de la mitad del gasto de los turistas que visitan nuestro país en el verano con uruguayos que no se van al exterior?
No podemos saberlo con certeza, porque no tenemos antecedentes de cuál sería el comportamiento de los
turistas con las fronteras cerradas o semi-cerradas. Pero podemos tener una idea a partir de mediciones que
hemos hecho recientemente que, sin embargo, tienen la desventaja de ser una “foto” del estado de opinión de
los primeros días de octubre. Evidentemente, este estado de opinión puede cambiar sustancialmente de aquí a
fin de año a partir de alteraciones de importancia en las condiciones y expectativas sanitarias o económicas.
Considerando dichas precauciones, los resultados de mediciones que hicimos recientemente permiten suponer
que estamos lejos de la situación en la cual los uruguayos, por no salir al exterior, compensan la falta de turistas
que probablemente dejen de venir desde el exterior. Un primer efecto, negativo, es que hay una caída en la
proporción de personas que piensan vacacionar este verano respecto al verano pasado, desde 58% a 48%. Por
el contrario, un efecto positivo, es que hay una fuerte caída en la proporción de uruguayos que piensan
vacacionar en el exterior (desde algo más de 25% el año pasado a menos de 5% este año), parte de los cuales
aumentan la proporción de quienes piensan vacacionar en nuestro país. Así, estos dos efectos casi se
compensan, es decir, menos uruguayos piensan tomarse vacaciones este verano, pero una proporción mayor
no sale al exterior y veranea en el país. Así, la cantidad de uruguayos que vacacionará este verano en Uruguay
sería similar a la de principios de 2020.
Sin embargo, hay otros efectos negativos. El primero, es que un 38% de quienes piensan vacacionar en el verano,
piensa gastar menos este verano que el pasado (posiblemente por el efecto de la pandemia o porque vacacionará menos días o porque vacacionará en forma más económica). Esta intención de gastar menos es más
notoria entre quienes vacacionaron el verano pasado en el exterior, lo que refuerza el concepto de sustitución
parcial mencionado anteriormente.
Segundo, es bastante mayor la proporción que piensa vacacionar menos días que el año pasado, respecto a lo que piensan vacacionar más días (quizás guardando “días” para más adelante). Este indicador es similar entre quienes vacacionaron en el exterior o en nuestro país en el verano pasado. En esta línea, bajó la proporción de quienes piensan vacacionar “una semana o más” respecto a los registros del año pasado, mostrando una tendencia reducir la duración promedio de las estadías.
Entonces, es probable que la mayor cantidad de turistas uruguayos que se quedarán en el país, apenas alcance
para compensar la caída de potenciales turistas uruguayos que, ya sea por razones económicas o sanitarias, no
van a vacacionar. Como consecuencia, sólo será posible cubrir, con gasto de uruguayos, una proporción baja o
muy baja del gasto que habitualmente hacen los turistas que proceden del exterior en el verano en nuestro país,
en un escenario de cierre de fronteras (y siempre que la caída en el gasto que hagan los uruguayos este verano
no sea sustancial). En un escenario desfavorable, con caída fuerte del gasto de uruguayos, sería incluso posible
que el gasto total derivado del turismo interno este verano sea incluso inferior al del año pasado (vía leve o
moderada caída de cantidad de turistas, descenso de la estadía y descenso de cierta importancia en gasto
promedio), aún con el efecto positivo de la no salida de uruguayos al exterior durante el año y en el verano.
Entonces, ¿sólo con cierta apertura de fronteras y una afluencia importante de argentinos y brasileños podremos tener una temporada similar a la de años anteriores?
Así parece ser. Pero es improbable que esto suceda. Además de las restricciones para circular por motivos
sanitarios (cuya flexibilización por parte del Gobierno para el verano es incierta), están las restricciones
económicas. Argentina atraviesa una crisis económica muy severa y está muy barata en dólares (o, para los
argentinos, el resto del mundo, incluido Uruguay, es muy caro). La relación de precios entre Argentina y
nuestro país, el tipo de cambio real bilateral, está en el peor nivel en al menos los últimos 20 años, incluso
peor que en el primer semestre de 2002, cuando Argentina había devaluado y nuestro país no lo había
hecho todavía. Algo similar sucede con Brasil; el tipo de cambio real bilateral está en niveles históricamente
bajos, por lo que les resultará caro venir a nuestro país en la eventualidad de una apertura de fronteras.
¿Qué podemos esperar considerando el estado actual de opinión y el escenario más probable?
De todo lo anterior, salvo cambios de importancia en las condiciones sanitarias y económicas (es decir, una
mejora sustancial en las condiciones sanitarias, una apertura de cierta importancia de las fronteras y un
abaratamiento relativo de precios en dólares en nuestro país respecto a la región) algo que parece poco
probable antes de fin de año, la temporada sería peor o mucho peor que la pasada, quedando en línea con las
caídas que se vienen produciendo a nivel internacional en variables como cantidad de visitantes, plazo medio
de estadía y gasto por turismo.
Fuentes: OMT, Ministerio de Turismo, BCU y mediciones propias. Montevideo, 12 de octubre de 2020.
Ficha Técnica (mediciones propias): Los resultados que se presentan en este reporte surgen de encuestas online basadas en una muestra no probabilística, realizadas a 921 casos. Los resultados de las mediciones son reponderados según datos socio-demográficos, de forma de representar mejor la población de 18 años o más residente en Uruguay, tomando como referencia la Encuesta Continua de Hogares del INE de 2019. La medición se realizó entre el 2 y el 11 de octubre. Contacto: [email protected]
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