Por Santiago Carbone
En febrero, cuando aún la covid-19 no se había instalado en Uruguay, Mónica Birnfeld veía la situación del mundo por televisión y temía que el avance de la pandemia le generara un apagón, algo que poco tiempo después se confirmó.
Ella es sorda bilateral de nacimiento y se comunica mediante la lectura labial, algo imposible de lograr cuando una persona lleva puesto un tapabocas.
Por ello, mediante sus redes sociales pidió más de una vez que se fabricaran barbijos transparentes, sin imaginarse que, meses después, lograría que su deseo se transformara en ley en Uruguay.
COMUNICACIÓN INCLUSIVA Y ACCESIBLE
«Cuando veía que en el mundo, sobre todo en China y en Europa, estaban todos con tapabocas yo decía: ‘si esto llega a pasar en mi país me muero’ (…) Cuando vino a Uruguay fue tal cual como lo que presentía, un apagón de estar aislada al 100 %», dice Birnfeld en entrevista con Efe.
La cuenta de Instagram de su hija Mariel Lichtmann fue el medio elegido para publicar una carta explicando la problemática de quienes necesitan ver la boca de las otras personas para poder llevar a cabo una conversación.
«Cuando empezó el tema de los tapabocas con la pandemia no se dieron cuenta en ese momento que realmente estaba excluyendo a las personas sordas», apunta Birnfeld, quien, no obstante, resalta que en casi todas partes del mundo «cada vez hay más inclusión».
En el texto, la mujer detalló, entre otras cosas, lo que le sucedió cuando debió llamar a un médico a su domicilio para atender a un familiar.
Allí, ella no pudo entablar una conversación con el profesional de la salud y su única solución fue contactar a su hija con el altavoz activado para que esta le transmitiera las indicaciones mediante el WhatsApp.
Por este y otros problemas, Birnfeld exigió en su carta una «comunicación inclusiva y accesible» en Uruguay.
«Cuando se publica esto, la senadora Carmen Asiaín nos cita, lo arreglé mediante Instagram. Al otro día fuimos al despacho y ella nos propuso hacer el proyecto de ley», señala a Efe Mariel Lichtmann.
UN DERECHO HUMANO
Después de esa reunión, Asiaín, del oficialista Partido Nacional, redactó un proyecto de ley que quedó terminado en 24 horas y que presentó con carácter de urgente, según relata a Efe.
«Es una ley que esta fundamentada en un motivo muy loable, que es permitir la libre comunicación, pero como es una restricción de la libertad tenía que provenir de ley para su uso obligatorio», explica.
No obstante, resalta que la propuesta no es que el tapabocas transparente sustituya al común, sino la obligación de que exista uno en cada lugar de comunicación con público para su uso en caso de necesidad.
Finalmente, el 21 de octubre se publicó la ley 19.905 que regula «el uso de máscaras de protección facial u otros dispositivos de prevención de contagio que permitan la lectura de labios toda vez que se entable comunicación con personas que necesiten leer los labios para poder comprender a su interlocutor», desde espacios de atención al público a conexiones en vivo de televisión.
«Va a ser un acercamiento más a un derecho humano, que es el de la comunicación», sentencia la senadora.
Birnfeld, por su parte, cuenta que ella pensó que el tema «iba a demorar más» y celebra que Uruguay sea «un pionero a nivel mundial» en este asunto.
Feliz por lo logrado hasta el momento, Lichtmann puntualiza que no va a parar con su lucha y anuncia que su próxima meta es el sistema de subtítulos en los canales nacionales.
«Los subtítulos solucionan todo. Personas que hablan con lengua de señas, personas que no hablan con lenguas de señas, adultos mayores que pierden la audición, niños que aprenden a leer en la educación inicial… solucionan todo. Van a beneficiar a todo un país», enfatiza.
EFE