Por Javier Volonté (*)
La vida sin música sería un error, con esas palabras de Nietzsche quiero recordarles que este 16 de diciembre se cumplieron los 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven, el hijo más ilustre de la ciudad de Bonn. Por tal motivo el mundo le conmemora, se presentan variados homenajes y se le rinden los más altos honores artísticos, en todos los continentes, incluso en el Vaticano se presenta una moneda alusiva.
Cuando se terminan las palabras, empieza la música. Con esa premisa es que Beethoven nos enseñó que: Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo.
Mozart tuvo razón cuando al final de sus días, dijo que: este chico dará que hablar. Prueba de ello es que a un cuarto de siglo de su nacimiento le estamos celebrando. Actualmente, es el compositor clásico más interpretado del mundo.
Hay cosas que solo podemos decirlas con música, dado que estamos en pandemia, la mejor forma de recordarlo y de no perder el ritmo, es deleitándonos con sus bellas melodías. “Una vida sin música, es una vida sin ritmo”. Los momentos difíciles por los que estamos pasando como sociedad nos tienen que recordar que nuestro homenajeado padeciendo de sordera logró componer sus mejores Obras, entre ellas quiero destacar a la Novena Sinfonía, declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad y actual Himno de la Comunidad Europea.
* escritor