El obispo de Mercedes, Mons. Carlos Collazzi, invita a que en la Navidad “surjan los gestos concretos, creativos y distintos de cercanía para con todos los hermanos”. “Los saludos tendrán que ser diferentes. La fiesta más intima en casa” pero “siempre solidarios con los que menos tienen y sensibles para con las familias afectadas por la pandemia”, anima.
“En este tiempo de pandemia, con desafíos y realidades nuevas que nunca siquiera habíamos pensando íbamos a vivir, nuestro canto de alegría se basa en el amor del Padre que nos envió a su Hijo Jesucristo para salvarnos”, subraya el obispo.
“En esta nueva Navidad, distinta a todas, donde estaremos más en casa, en la intimidad de la familia…experimentamos un fuerte llamado al interior del corazón para vivir todo tiempo como tiempo de Dios”, destaca Mons. Collazzi. “Su vida entregada, nos hace pasar de la tristeza al gozo, de lo absurdo y contradictorio al hondo sentido de la vida; del cansancio y desaliento a la esperanza que no defrauda; de las divisiones y fragmentaciones al cultivo del valor de la unidad; de las luchas y rencores a la madurez de levantar las miradas para no dejarnos atrapar por visiones apasionadas y del momento”, resalta.
La alegría de la Navidad “no es un sentimiento artificial, no es un estado de ánimo que pasa. Está basada en la certeza de la presencia de Dios junto a su Pueblo”, señala el obispo y puntualiza: “Un Pueblo que además se da cuenta de su fragilidad, precariedad y que no puede depositar el corazón en cosas efímeras. Un Pueblo invitado a encontrar sus seguridades en Dios y que dice a diario haciendo sus proyectos “si Dios quiere!!!”.
Mons. Collazzi explica, además, que “la alegría es fruto del Espíritu recibido en el encuentro con Jesucristo, a Quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor; y que deseamos y por ello trabajamos para que llegue a TODOS. Especialmente a los cansados, afligidos, a los que están solos, tristes, a los que sufren, a los que están al borde de tantos caminos, a los que dicen no creer”.