El 16 de diciembre Aylen Paiz se convirtió en la primera Ingeniera Forestal del país, cuando defendió su trabajo final y egresó de esta carrera que se dicta únicamente en la sede Tacuarembó del Centro Universitario Regional (Cenur) Noreste de la Universidad de la República (Udelar). El Cenur Noreste está integrado por las sedes universitarias de Tacuarembó, Rivera y Cerro Largo. El Portal de la Udelar dialogó con la flamante ingeniera forestal y con el docente Carlos Mantero, coordinador de la carrera.
Aylen es oriunda de Colonia y se trasladó a Tacuarembó a cursar Ingeniería forestal en marzo de 2015. Recuerda que antes de decidir estudiar Ingeniería forestal, ya había optado por estudiar en la Facultad de Ingeniería, aunque todavía no había elegido qué rama seguiría. Cuando tenía quince años se inició la empresa Montes del Plata en el departamento de Colonia y surgió la posibilidad de realizar un curso privado de gestión forestal, formación que despertó su interés. Años antes de ingresar a la Udelar, investigando en la página de Facultad de Ingeniería, descubrió que se iniciaba la carrera de Ingeniería Forestal en Tacuarembó y decidió trasladarse a ese departamento para cursarla. «Ese traslado significó un reto en mi vida, no conocía la ciudad ni ninguna de las personas que vivían allí, pero no me arrepiento porque esta carrera colmó mis expectativas», expresó Aylen.
En lo que se refiere a las estrategias y apoyos para vencer estas dificultades que se le suman a las que presenta la formación en sí, consideró que para todo estudiante más allá del lugar donde curse su carrera, es fundamental que esté enfocado en la meta. Añadió que en su caso fue positivo para el proceso no sólo el apoyo familiar, sino también que el departamento al que se trasladó fuera del interior al igual que su lugar de origen: «Tacuarembó tiene una calidad humana que creo que no se ve en otros lugares», expresó. Asimismo, resaltó la posibilidad de estudiar en la Udelar en un centro universitario del interior, donde el grupo docente y el número de estudiantes es menor que en Montevideo, lo que facilita el proceso de adaptación y la comunicación entre alumnos y docentes.
Por su parte, Mantero señaló que la adaptación de los estudiantes a la vida universitaria no está funcionando a la velocidad que debería. «Formarse en la carrera es un trabajo full time y eso demora en entenderse, hay que estudiar fuertemente, en este proceso nosotros podemos hacer algo para acompañarlos, para hacerlo más fácil, pero no siempre tenemos éxito», expresó. Asimismo, el proceso de transición entre bachillerato y Universidad de los estudiantes que ingresan, que «implica un salto», dificultades de distinto grado, no les insume el mismo tiempo a todos los estudiantes, «después que pasan esta adaptación comienzan a avanzar», agregó.
Características de la población estudiantil
Aylen forma parte de la segunda generación de la carrera, unos 26 estudiantes en los que había una paridad aproximada entre hombres y mujeres. Mantero recordó que la primera generación de alrededor de 40 alumnos, estaba integrada por estudiantes de una variada gama de edades, entre 62 y 18 años. El coordinador de la carrera apuntó que en las siguientes generaciones los estudiantes fueron cada vez más jóvenes, aunque siguen habiendo todavía algunos estudiantes mayores en los ingresos. En cuanto a la procedencia geográfica del estudiantado, provienen de 14 departamentos del país, incluyendo Florida y Montevideo.
Mantero señaló que entre los estudiantes de la primera generación hay muchos que trabajan y numerosas son madres, muchas veces estas ocupaciones hacen que tengan que relegar sus estudios. No obstante, resaltó que actualmente hay estudiantes de la primera y segunda generación que están acercándose a las etapas finales de su trayectoria por lo que en los próximos meses se prevé que haya más egresados.
Proceso de años
Mantero recordó que la carrera se aprobó en diciembre de 2013 y depende de tres facultades: Ingeniería, Agronomía y Química de la Udelar. Una de las condiciones que se estableció para su aprobación fue que comenzara en marzo del año siguiente, que fue lo que sucedió. «La carrera se caracteriza por tener un curriculum bastante abierto, lo que le da a los estudiantes muchas posibilidades de elegir entre distintas orientaciones en su trayectoria educativa, aunque comenzó con cuatro materias hoy ya se están ofreciendo 73 unidades curriculares distintas», explicó.
En el caso de Aylen optó en la carrera por cursos que la prepararon en diversas áreas, lo que le permitió definir en la trayectoria las de mayor interés. Mantero explicó que la joven en el trabajo final de grado abordó el tema del efecto del clima sobre el crecimiento de los árboles, una temática que aunque nunca había estudiado tenía las bases para desarrollarla con buenos resultados. «En la carrera, las herramientas para enfrentarnos a nuevas áreas de conocimiento y poder resolver problemas las tenemos», destacó Aylen.
El coordinador de Ingeniería Forestal señaló que hace casi treinta años que se proyectaba concretar esta carrera, en ese período hubo muchos intentos pero nunca terminaba de madurar la idea o no había recursos para llevarlos a cabo. Cuando se profundizó el proceso de descentralización en la Udelar, además de instrumentarse carreras en el interior, se realizó un esfuerzo importante para crear grupos docentes de alta dedicación que quedaron ligados a estas carreras y sus necesidades: los Polos de Desarrollo Universitario (PDU). Para Ingeniería Forestal se crearon cuatro PDU para que docentes de alta dedicación pudieran atender necesidades de la carrera en las áreas de enseñanza, investigación y extensión.
Cooperación interinstitucional y entre servicios
A partir del contacto directo con pequeñas, medianas y grandes empresas del sector que trabajan en la región, se lograron acuerdos que permitieron contar con profesionales de estas. Esto aportó a la carrera muchos docentes de baja dedicación -hasta 10 horas- y de alto nivel de conocimiento y capacidad de trabajo en las propias empresas.
Antes de que se lograra concretar la carrera se pudo desarrollar otra formación previa compartida con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP): Tecnólogo en Madera que ya tenía sus egresados cuando se inició Ingeniería Forestal. Esto permitió tener un lugar más de ingreso de estudiantes que ya venían preparados. Asimismo, se creó la posibilidad de que estudiantes del Tecnólogo pudieran cursar materias de la carrera de la Udelar y que a su vez los de esta oferta de enseñanza pudieran cursar materias del Tecnólogo. Estas vías de cooperación hacen que hoy la carrera cuente con laboratorios en Rivera, en Tacuarembó y tenga relaciones muy fuertes con la industria a través de pequeñas, medianas y grandes empresas de ambos departamentos.
La carrera también se vincula con otras formaciones de la Udelar como la Licenciatura y la Tecnicatura en Recursos Naturales. En este marco uno de los PDU de estas formaciones, que trabaja en sistemas agroforestales, está localizado en Tacuarembó en la Estación Experimental Bernardo Rosengurt y sus docentes son también profesores de la carrera.
Uno de los desarrollos importantes, el campus universitario de Tacuarembó, surgió del acuerdo entre la Udelar y el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), que permitió instalar este campus en el predio en el que se ubican además el INIA y el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP). Eso posibilitó que investigadores de estos organismos pudieran ser participantes de la carrera como docentes, lo que aumentó el número de investigadores en una serie de áreas importantísimas, así como las posibilidades de usar equipos con los que la Udelar no contaba. Aylen indicó que la experiencia de estudiar en el campus fue muy buena, ya que facilitó la trayectoria educativa, así como el vínculo con los distintos profesionales de las tres instituciones.
En cuanto a la organización de la carrera, compartida por las tres Facultades, Mantero sostuvo que «la interdisciplinariedad existe desde siempre en la Udelar, lo que a veces complica las cosas es el deseo de hegemonía». Señaló que en el caso de la carrera de Ingeniería Forestal esta dificultad no se dio, aunque los nueve docentes que organizaron la formación, tuvieron discusiones duras al principio, fue relativamente fácil ponerse de acuerdo y avanzar. Asimismo, hasta ahora las discrepancias que surgen a veces no son un problema, se resuelven con facilidad.
Desarrollo, contenidos y perfil de egreso
La carrera se abrió todos los años desde el 2014 y tiene una media de ingreso de entre 30 y 35 estudiantes. En la formación tienen una importancia principal las ciencias básicas y las ciencias básicas aplicadas, se enfoca al sector forestal en su conjunto, se abordan los temas de plantaciones, bosque nativo, trabajos ambientales y gestión forestal, pero también puede tomar una orientación industrial muy fuerte. Los profesionales formados en esta área participan en toda la parte industrial del complejo, de transformación y elaboración de los productos del bosque no necesariamente madera sino todos los productos de este origen. Quienes egresan de Ingenería Forestal hoy pueden dedicarse a tareas tan disímiles como la gestión de empresas grandes o pequeñas en este rubro, gestión de la citricultura, aspectos ambientales de la producción forestal y a la economía circular. Esta última se ocupa de la utilización de los productos del bosque, de los residuos de las industrias y de la fase agraria en la elaboración de productos con algún valor agregado.
La formación se creó en un contexto del país en el que la enseñanza forestal no había crecido en la misma medida que el sector productivo forestal que había tenido un crecimiento exponencial en Uruguay especialmente en el área agraria. Asimismo, cuando la carrera comenzó, esta actividad ya tenía un desarrollo industrial importante. No obstante, el sector productivo forestal no estaba completo. A diferencia que en la actividad ganadera en la que no se descarta nada de los animales, todos los componentes se utilizan para elaborar productos que se venden, con el bosque no se da este nivel de desarrollo. Es por ese motivo que la carrera tiene esa gran amplitud, porque abarca las diferentes posibilidades de producción de los bosques, algunas de las cuales aún no se están desarrollando en el país. Además en Uruguay ni la oferta ni la demanda laboral son constantes o permanentes, por lo que un profesional egresado para que pueda insertarse al mundo laboral debe tener una formación que le permita enfrentarse a cualquier tipo de problema.
Rumbos a futuro
«Hoy podríamos decir que tenemos la oferta completa que queríamos tener, pero recién lo estamos logrando, lo que viene ahora es consolidar todo esto e ir adecuando la oferta educativa a las necesidades del mercado actual», expresó Mantero. Señaló que esto implica resolver numerosas debilidades que tiene la carrera, entre ellas el exceso de docentes con una carga horaria reducida, que son además quienes tienen un vínculo muy fuerte con el sector productivo. Otra de las debilidades es que hay docentes que entraron como grado 1 y hoy tienen finalizada su maestría o doctorado o se encuentran en proceso de culminar y es necesario contar con los recursos para garantizar que puedan avanzar en su carrera docente. Asimismo, consideró que hay que lograr que los estudiantes ingresen a trabajar a los laboratorios cuanto antes y que sigan incorporándose al plantel docente de la carrera. Señaló que este proceso ya se ha iniciado, hay algunos estudiantes que cumplen tareas de enseñanza como Aylen que trabaja desde 2018 como docente en el curso Política y Legislación Forestal. Mantero entiende que esta incorporación, genera en los estudiantes un compromiso mucho mayor y un sentido de pertenencia a la carrera y asimismo a través de ellos se facilita el vínculo con los demás estudiantes. Resaltó que en la Comisión de carrera los estudiantes son una pieza clave y fundadores desde que se inició la formación.
Mantero recordó que cuando la carrera cumplió cinco años, se solicitó a un profesor de una Universidad extranjera que realizara una evaluación de la formación y su informe será usado como base para llevar adelante la mejora continua que necesita la carrera para seguir avanzando.
En cuanto a sus planes a futuro, Aylen señaló que aspira a insertarse en el mundo laboral. En la actualidad no está en su perspectiva volver a Colonia ya que le gustaría continuar con la actividad docente en Tacuarembó. «Me encariñe bastante con el Norte del país y con Tacuarembó, me gustaría mucho radicarme allí pero eso va a depender de las oportunidades que puedan surgir», expresó la reciente egresada.
Vía: UDELAR
Comentarios