El presidente Luis Lacalle Pou, descartó este jueves la eliminación de la ley que establece un nivel de cero grados de alcohol en la sangre para conducir ya que, entre otros aspectos, se necesita un «ambiente previo» y una modificación legislativa.
Sin embargo, el mandatario es partidario, desde 2018 cuando inició su campaña electoral, de que se modifique la ley para que aumente a 0,3 % y así la gente pueda «tomarse una copa de vino».
«No se va a avanzar en temas en los cuales no hay un ambiente previo, entre otras cosas porque necesita una modificación legislativa. La posición personal mía es conocida porque la he dicho muchas veces y aparte estaba en nuestro programa de Gobierno, yo soy partidario del 0,3 %», afirmó a la prensa este jueves en el departamento de Canelones.
En 2007, bajo el primer mandato Tabaré Vázquez, del Frente Amplio, se dispuso reducir de forma gradual la concentración de alcohol en sangre permitida de 0,8 a 0,3 gramos.
En 2016, una modificación de la normativa fue más allá y declaró inhabilitado para conducir cualquier tipo de vehículo en la vía pública a quien dé en la espirometría una concentración superior a 0,0.
Además, se previeron penas para quienes incumplieran esta «tolerancia cero» que van desde la suspensión hasta la rescisión de la habilitación para conducir y multas económicas.
Sin embargo, el senador del Partido Nacional Sergio Botana prepara un proyecto de ley en el que llevaría a Uruguay nuevamente al 0,3 y que tiene dentro de sus cometidos la mejora del sector vitivinícola del país.
«Lo malo de mantener el cero es que es una propuesta absolutamente fundamentalista y que no ha tenido éxito alguno desde el punto de vista de la disminución de los accidentes», apuntó durante una entrevista con Efe en enero.
De acuerdo con esto, Botana resaltó que en el 93 % de los casos «no hay presencia de alcohol» y que del 7 % restante, sólo el 1 % está en el rango que va desde el 0,0 al 0,3.
Algo similar expresó a la prensa el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, quien sostuvo que «el cero absoluto no existe» y por ende debe seguirse el ejemplo de los países europeos y permitir un margen, lo que, en su opinión, no implica estimular a que se beba y se conduzca.
EFE
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