Por Elio García
Para hablar de los 205 años de Carmelo no debemos olvidarnos que ya pasaron cinco años de un mojón importante que siempre sacude a las ciudades y es cumplir los 200 años. Son instancias de reflexión, de propuestas, de sacudir la ciudad y pensarla en sus circunstancias.
Bueno, de eso pasaron ya cinco años. Y este dato puede ayudarnos para reflexionar en el ¿cómo estamos hoy? Les dejo ese deber íntimo, cada uno tendrá respuestas.
Si bien es cierto que Carmelo necesita resolver problemas derivados de inundaciones y también situaciones vinculadas al saneamiento, considero que la ciudad necesita imponer un urbanismo táctico para resolver entre otros grandes problemas el de la identidad y el relacionamiento, que no tengo duda son los principales desafíos en la actualidad.
Necesitamos que los carmelitanos se bajen de las motos y los autos y que la caminen.
Espacios que nos acerquen más y nos integren. Carmelo tiene un problema serio, se viene perdiendo la relación entre vecinos.
Hay que buscar veredas más anchas y calles más angostas, en donde entre otras cosas no sea fácil transitarla a 100 km/h; o cómo una vez me dijo el arquitecto Heriberto Spósito «Carmelo no debe perder esa costumbre de conversar los vecinos de una vereda a otra, sin necesidad de cruzarla.»
Imagino a la ciudad con una peatonal en pleno centro, amplia, de al menos un kilómetro de largo, en la misma 19 de abril, incluyendo Plaza Independencia, equipándola con asientos y pérgolas, y árboles para oxigenarla y sacarle el sol agobiante del verano al pavimento. Para que de gusto estar allí.
Carmelo no necesita invertir en semáforos, necesitamos políticas para desestimular el tráfico automotor.
La cara de la ciudad
Hace unos años el Arq.William Rey nos mostraba en una charla el destrozo arquitectónico que sufrieron las fachadas de Carmelo a través de los años con diapositivas de las casas antiguas que aún conviven en el casco urbano.
Tal vez la falta de sensibilidad estética devoró una parte sustancial del patrimonio local, basta repasar como han dividido diversas casonas que abarcaban más de media manzana para comprobar la mirada crítica de un experto reconocido a nivel nacional e internacional como el Arq. Rey.
Creo que tenemos que volver a lo simple, a una ciudad para la gente que permita mirarnos, conversar, saludarnos, reconocernos y eso se logra con amplias peatonales.
Una idea de peatonal va mucho más allá de lo urbanístico, podría considerarse una respuesta para acercarnos más con respuestas desde lo arquitectónico, la ingeniería, la sociología, la pedagogía y la psicología.
Los carmelitanos necesitamos una mayor cercanía. Ponernos de acuerdo en buscar el diálogo y no estar permanentemente molestos por todo aquello que a veces hacen «los otros.»
El secreto es compartir los espacios, y a medida que pasan los años vayamos encontrando más cosas que nos unen que aquellas que nos separan.
Crecer es necesariamente una construcción colectiva que necesita liderazgos. No todo lo que dice la gente tiene razón. Hay que asumir costos políticos.
Los espacios públicos se ganan únicamente con obras que tengan un sentido de apropiación.
No es fácil. Pero hoy los carmelitanos estamos necesitando estar más unidos que nunca.
Vale la pena intentarlo.