Por Alejandro Prieto y Concepción M. Moreno
La necesidad de flexibilizar las reglas de comercio en el Mercosur ha sido la prioridad en la política exterior de Luis Lacalle Pou en su primer año de mandato en Uruguay, que se vio atravesado por la pandemia y un cambio de canciller al asumir la presidencia pro tempore del bloque en julio.
A falta de diez días para que se cumpla el primer aniversario de la toma de posesión del líder del Partido Nacional para el quinquenio 2020-2025, el ciclo de reuniones con los jefes de Estado del bloque cerrado este miércoles con el paraguayo Mario Abdo Benítez confirma la idea expresada inicialmente por el Ejecutivo de la prevalencia de los intereses económicos sobre la ideología en las relaciones internacionales.
El primer -y único hasta el momento- viaje de Lacalle Pou al exterior fue a Brasil, a comienzos de febrero, para visitar al ultraderechista Jair Bolsonaro. Antes, en noviembre de 2020, había recibido en la residencia presidencial de Anchorena (suroeste de Uruguay) al argentino Alberto Fernández (izquierda).
En ambos casos, como este miércoles con el conservador Abdo Benítez en Punta del Este (sureste de Uruguay), el principal asunto sobre la mesa fue el abordaje de una apertura del Mercado Común del Sur (Mercosur) a que sus socios puedan negociar con terceros países.
EL MERCOSUR, ESE «CORSÉ»
En línea con lo expresado durante la campaña electoral de 2019, Lacalle Pou quiso impulsar al llegar a la Presidencia cambios que permitieran a Uruguay ser más competitivo en el comercio exterior, actualmente con una fuerte presión arancelaria, y que el bloque que comparte por Argentina, Brasil y Paraguay no fuera un «corsé», como lo ha llamado en varias ocasiones, para negociar por fuera.
Esta no es la primera vez que Uruguay pone este asunto sobre la mesa. En años anteriores, ha intentado concretar acuerdos de libre comercio, como fue el caso de China, su principal mercado, ya que en 2020 representó el 27 % de sus exportaciones de bienes.
«Tenemos que tener una política muy agresiva en lo que hace a las relaciones comerciales internacionales», declaró en 2019 el actual mandatario, que coincidía en su visión sobre el Mercosur con el entonces candidato por el Partido Colorado (PC, centroderecha), Ernesto Talvi, quien entraría posteriormente en el gabinete como canciller dentro de la coalición oficialista de cinco partidos.
Esa postura era similar a la expresada por Bolsonaro, quien planteó que su país debía tener «una alternativa en el bolsillo» ante la entonces inminente victoria del hoy mandatario argentino, Alberto Fernández, más proclive al proteccionismo.
Aunque este miércoles no se citó tras el encuentro Lacalle-Abdo Benítez, los presidentes de Uruguay y Brasil acordaron a comienzos de mes impulsar una cumbre en marzo en Foz do Iguaçu con motivo del trigésimo aniversario del Mercosur, que sirva para acercar posturas.
FRENO AL ACUERDO UE-MERCOSUR
Las políticas medioambientales del Ejecutivo brasileño son la justificación de la Unión Europea (UE) para no avanzar en la concreción del acuerdo alcanzado con el Mercosur en junio de 2019, tras 20 años de negociaciones, algo que Uruguay se planteó como objetivo al asumir la presidencia pro tempore del bloque en julio de 2020.
Precisamente esa cumbre de jefes de Estado, organizada de manera virtual por Paraguay, fue el escenario en el que se concretó la única crisis ministerial del Gobierno de Lacalle Pou, ya que Talvi renunció de manera inesperada el 1 de julio, al finalizar el encuentro de cancilleres.
Si bien había adelantado que quería asumir otro rol dentro de la coalición oficialista, su intención era permanecer en el cargo durante el semestre uruguayo, pero la filtración de que Lacalle Pou ya tenía elegido a su próximo titular de Exteriores precipitó los acontecimientos.
El 6 de julio asumió el cargo el diplomático de carrera Francisco Bustillo, hasta entonces embajador en España, quien ha mostrado en sus casi ocho meses al frente de la cartera un perfil opuesto al de su antecesor.
La llegada de la covid-19 a Uruguay, el 13 de marzo de 2020 convirtió a Talvi en una estrella mediática, ya que estuvo al frente de la repatriación de ciudadanos varados -uruguayos en el exterior y extranjeros en el país suramericano-, especialmente la del crucero australiano Greg Mortimer, con tintes casi cinematográficos.
A diferencia de él, muy activo en redes sociales y alejado de un perfil tradicional de canciller, Bustillo no tiene cuenta de Twitter y sus 34 años de servicio diplomático le han granjeado muchos contactos y experiencia en las altas esferas internacionales.
Durante la presidencia pro tempore de Uruguay, Bustillo viajó a varios países de la UE -incluido España, su último destino como embajador- con la intención de reactivar el acuerdo frenado, además de a Estados Unidos y Rusia.
Uno de sus interlocutores en Bruselas, el vicepresidente y responsable de Comercio de la Comisión, Valdis Dombrovskis, expresaba precisamente este jueves la idea de «continuar trabajando hacia la ratificación».
VENEZUELA
Tras los quince años de Gobierno del Frente Amplio (FA, izquierda), la llegada de la denominada «coalición multicolor» implicó un giro en la política exterior uruguaya en cuanto a la «tibia» postura del país sobre Venezuela.
Desde la asunción presidencial, en la que eligió no invitar por «decisión personal» a ningún dirigente de izquierda -excluyendo así a representantes cubanos, nicaragüenses y venezolanos-, Lacalle Pou hizo patente su ruptura con la postura de los expresidentes Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y José Mujica (2010-2015).
Con Talvi en la Cancillería, Uruguay apoyó la reelección de Luis Almagro -muy beligerante con el Gobierno de Nicolás Maduro- como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA); salió del canal Telesur, de Banco del Sur y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); y regresó al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
No obstante, días antes de su renuncia evitó referirse como «dictadura» al régimen venezolano, algo que Bustillo no tuvo problema en pronunciar en su primera aparición pública.
EFE