En un febrero sin carnaval debido a la pandemia por la covid-19, las mujeres uruguayas alzan la voz para exigir un carnaval sin violencia machista, donde puedan trabajar, disfrutar de su arte y reflejar su sentir a través de esta fiesta popular que, todavía, tiene una deuda enorme.
El carnaval en Uruguay es la voz del pueblo, es el alma de Montevideo que ilumina cada febrero. Sin embargo, la violencia de género y la desigualdad de oportunidades ha sido una constante a lo largo de esta fiesta que, ahora, ha explotado de denuncias.
En una larga jornada de debate en una plaza abierta, donde cada una podía expresar con libertad su sentir y proponer cuál sería su carnaval soñado, los colectivos feministas se juntaron para reflexionar en la icónica «Plaza de las Pioneras» de Montevideo.
El 2020 tuvo la particularidad de una pandemia pero también el surgimiento de Varones Carnaval, una cuenta de Instagram donde salieron a la luz cientos de denuncias de acosos, violaciones o abusos sexuales por parte de hombres hacia mujeres en el carnaval.
En un año bisagra, en el que la mayor fiesta popular de Montevideo hizo una pausa por la covid-19, se busca repensar el carnaval, buscar nuevos protocolos y otra mirada para cuando las luces del Teatro de Verano se vuelvan a encender y la voz del pueblo atraviese nuevamente las gargantas de los artistas.
Tras la jornada, en la que se observaron diferentes enfoques y se discutió sobre cuál sería el mejor abordaje para un carnaval soñado, la idea es armar una serie de propuestas para que lleguen a la Intendencia de Montevideo, principal responsable del carnaval.
María José Hernández, una de las que participó de la mesa de debate e integrante de la Comisión de Género de Sindicato Único de Carnavaleras y Carnavaleros del Uruguay (SUCAU), señala a Efe que terminó la actividad «enriquecida».
«El hecho de que hayamos podido hacer una asamblea popular diseñada, pensada coordinada desde el movimiento feminista es algo innovador, subversivo que va contra los que nos propone estos tiempos que corren que es el individualismo», apunta.
Uno de los aspectos fundamentales de esta instancia, es que el feminismo pueda circular, que salga de la academia y que pueda llegar a lugares donde comúnmente no llega.
«Que haya sucedido eso fenomenológicamente en este debate es producto de lo que tiene que ver con el paradigma del carnaval, que tiene que ver más con la voz del pueblo, la voz popular, no del empresario, del patrón o de dios, sino con la voz de las personas oprimidas», subraya.
UN HIMNO LATINOAMERICANO
La jornada de este fin de semana tuvo el respaldo de la empresa de cerveza Pilsen, que produjo un comercial en el que se exige un carnaval soñado e igualitario y cuyo principal hilo conductor es la canción «Ni un paso atrás» de la murga Falta y Resto en 2018 en la que se canta «por todas las mujeres que ya no están» y denuncia la desigualdad tanto en el carnaval como en la sociedad.
«Esta canción que fue compuesta para tocar el tema de los feminicidios y un crisol de violencia en el que las mujeres por el hecho de ser mujeres transitamos, le pasó algo que ya rompió fronteras en su momento, fue una canción que se volvió un himno feminista en Latinoamérica», enfatiza Hernández.
Ahora, esta canción que, entre otras cosas cita «juntas vamos por más», quiere dar un paso extra y, a través de la publicidad, llegar a hogares donde quizás no se toca el tema del feminismo.
«Es una deuda que tenemos las feministas, una traba, un obstáculo, que es poder masificar nuestro discurso», apunta y subraya que se sigue emocionando en cada abrazo que le dan las mujeres al oír este canto que busca «hacerse revolución».
Los horrores descritos en Varones Carnaval, que, como dice la integrante de Sucau, vino para «explotarles en la cara» y sacó a la luz cosas que se estaban sumergiendo, se transformó en una oportunidad de crear nuevos protocolos, de poner el ojo en la problemática y hacer del carnaval una fiesta realmente popular y justa.
UN 8M ESPECIAL
En Uruguay no están permitidas las aglomeraciones porque se quiere evitar la propagación de la covid-19. Por ello, esta vez no podrá haber cientos de miles de mujeres ocupando la principal avenida de Montevideo y gritando contra la violencia machista.
Sin embargo, no quiere decir que no vayan a hacer nada, sino que ya se están organizando estrategias para que el 8 de marzo no pase desapercibido y las mujeres tengan espacios para expresarse.
Plazas, eventos particulares, recorridas por los barrios o simplemente dejar una bandera en sus casas son algunas de las iniciativas, según cuenta a Efe la coordinadora de Cotidiano Mujer Lilian Celiberti.
«Hay compañeras que ya están convocando para concentrarse el 8, nosotras estamos trabajando para territorializar los feminismos, decir ¿qué podés hacer el 8?», explica y acota que las dos consignas de este año serán «Luchar contra la precarización de la vida» y «No nos callamos más».
«Está bueno que el 8m se exprese en los barrios, llegas a otras realidades», concluye.
EFE