Luis Lacalle Pou, en el nombre del padre

EFE/Raúl Martínez

Por Concepción M. Moreno

«Luis». Así lucía en los carteles proselitistas durante la campaña electoral de 2019 el entonces candidato y hoy presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou.

La explicación a ese gesto por parte de los estrategas de comunicación política del Partido Nacional era la cercanía: lograr que un votante sintiera suyo a un aspirante que antes podía ver como un chico de clase alta y, para más inri, hijo de expresidente con gran tradición familiar.

Por contra, otros expertos sumaron a esta interpretación una relacionada con sacarse de encima la mochila de los apellidos, especialmente la sombra del padre, el exmandatario Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995).

El actual jefe de Estado ha explicado en varias ocasiones que vivió la Presidencia de su progenitor con la rebeldía típica de los adolescentes (entonces tenía 16 años), hasta el punto de que eligió ‘trasladarse’ a la buhardilla de la Residencia de Suárez y Reyes, la misma que hoy ocupa junto a su esposa, Lorena Ponce de León, y sus tres hijos.

Desde que el 1 de marzo de 2020 Lacalle Pou es el presidente de Uruguay, su padre se ha mantenido en un discreto segundo plano y apenas se le ha visto en actos públicos relacionados con él.

En aquella jornada, fue muy difundida la imagen de progenitor y vástago intercambiando a distancia guiños -como un pulgar levantado-.

Meses antes, cuando se había confirmado la victoria electoral ante el entonces candidato oficialista, el frenteamplista Daniel Martínez, había dedicado un mensaje a su ‘viejo’: «las nubes pasan, pero el azul queda», una frase del histórico Luis Alberto de Herrera, caudillo del PN durante 50 años y bisabuelo del actual mandatario.

Posteriormente, casi nunca se les ha visto juntos en público y quizá el día más señalado fue el del 79 cumpleaños de Lacalle Herrera, jornada que coincidió con la asunción del cargo por parte del nuevo canciller, Francisco Bustillo, amigo de la familia. El ya presidente acudió a la casa familiar pero no se dejaron fotografiar unidos.

En una reciente entrevista de radio, con motivo del primer aniversario de la Presidencia de Lacalle Pou, Lacalle Herrera confesó que, de vez en cuando, enviaba «algunos mensajes por mail» al actual mandatario con propuestas que él consideraba podían ayudarle en la tarea.

No obstante, no ha hecho un solo comentario público -a favor o en contra- sobre la gestión del presidente.

Pese a ese aparente distanciamiento, el discurso de este martes de Lacalle Pou ante la Asamblea General de Uruguay tiene mucha relación con el cargo que ocupó su padre 30 años atrás.

De la misma manera que Lacalle Herrera asumió la Presidencia de Uruguay cuando tenía 48 años y Lacalle Pou lo hizo con 46 -siendo dos de los mandatarios más jóvenes de la historia del país-, el actual jefe de Estado optó por presentarse ante el Parlamento para rendir cuentas a la nación.

En un gesto no obligatorio para los mandatarios -ya que el único trámite que deben cumplir es enviar la memoria escrita al Legislativo-, Lacalle Pou eligió brindar su rendición de cuentas y anunciar las líneas de su segundo año ante las cámaras alta y baja para dar un discurso, como hiciera su padre en 1991.

Lo ha hecho sin prensa en el interior de la sala, ya que los periodistas acreditados fueron escasos -entre ellos el fotógrafo de Efe- y sin opción de acceder al hemiciclo, ya que solo podían seguirlo desde una habitación aledaña.

Entre los legisladores e integrantes del gabinete, también se hallaba presente entre los invitados el expresidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), quien fue saludado por el mandatario al inicio de su discurso.

El referente del Partido Colorado, auténtico motor de la coalición que sostiene al Gobierno de Lacalle Pou, dejó de ser senador en octubre pasado, el mismo día que el también exmandatario José Mujica, pero no quiso perderse esta jornada histórica en la que el presidente se presentó ante el corazón de la democracia uruguaya rememorando a su padre.

EFE

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