Del Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de COVID-19 (GUIAD-COVID-19)

Mensaje a la población.

Vista del Boulevar Artigas, una de las calles más transitadas de la ciudad vacía tras la exhortación del Gobierno uruguayo de que la población se aisle en sus hogares para evitar la propagación del coronavirus. (año 2020) EFE/Federico Anfitti

21 de marzo de 2021
Comunicado a la población.

El Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de COVID-19 (GUIAD-COVID-19) es un
conjunto de investigadores/as de la virología, inmunología, bioquímica, biofísica, bioinformática,
matemática, física, ecología, biología molecular, sociología, ciencias de datos, bioética, y
profesionales de la medicina comunitaria, epidemiología, medicina intensiva, medicina interna,
enfermedades infecciosas, ingeniería e informática. Desde el arribo de la pandemia nos hemos
propuesto aportar en la mitigación del impacto del COVID-19 a partir del análisis de datos
relacionados con esta enfermedad, la revisión constante de la literatura, y la difusión de
conocimiento. En este momento sentimos el compromiso ético de expresar a la opinión pública
de Uruguay nuestra alarma por la situación que atraviesa nuestro país en relación a la
pandemia.

En estos momentos confluyen tres elementos que determinan un escenario muy preocupante.
En primer lugar, la cantidad de casos reportados diariamente no permite la contención a través
del rastreo y aislamiento. En segundo lugar, durante las últimas semanas se ha consolidado un
aumento acelerado e incesante de internaciones en todo el sistema asistencial y en particular
de pacientes críticos en cuidados intensivos. Finalmente, se suma la posibilidad de ingreso,
principalmente desde Brasil, de variantes más transmisibles y eventualmente más virulentas. En
conjunto, estos tres elementos generan una dinámica de avance de la enfermedad que en el
corto plazo no parece reversible mediante el plan de vacunación.

Sin un cambio en la estrategia de contención de la pandemia continuaremos siendo testigos del
aumento de muertes evitables y del deterioro social y económico que produce el avance de la
enfermedad. De avanzar por este camino, el riesgo de saturación del sistema de salud es
extremadamente alto, una situación que de consolidarse, demandará la adopción de medidas
de contención aún mayores, que tendrán entonces costos socioeconómicos más elevados y
menor efectividad.

Nos oponemos a la falsa dicotomía que rivaliza economía y salud. A nuestro entender las
medidas que nuestro país está tomando no lograrán enlentecer el avance del virus en lo
inmediato, ni paliar la penuria económica que enfrentan hogares y negocios. Podemos, sin
embargo, darle tiempo al avance de los efectos del plan de vacunación mediante la adopción de
algunas medidas a nivel nacional y departamental y así evitar muertes y la pérdida desordenada
de la actividad económica, educativa y social.

¿A qué medidas nos referimos? El Grupo Asesor Científico Honorario hizo una serie de
recomendaciones que compartimos. Es necesaria la instrumentación urgente de medidas que
contribuyan a disminuir la movilidad de la mayor parte de la población al mínimo posible
durante un tiempo acotado. El estado, las empresas y las organizaciones deben habilitar los
recursos necesarios para que las actividades que deben ser presenciales sean lo más seguras
posible.

La situación actual requiere, lamentablemente, considerar el cese de la actividad
presencial en el sistema educativo y reducir al mínimo la atención a la salud por un período de
al menos dos semanas. Sobre este último punto, destacamos que deben ser las últimas
actividades en cerrarse y las primeras en reabrirse. El papel del Estado es insustituible en este
momento para que la población no se vea obligada a elegir entre salud e ingresos.

Somos conscientes que tomar medidas que restringen la movilidad de las personas tiene altos
costos en el corto plazo, en la cotidianeidad, en los ingresos de los hogares. Somos madres y
padres de niñas, niños y adolescentes que sufrieron la ausencia de clases presenciales.
Sentimos la sobrecarga de cuidados y tareas al trasladar el trabajo al hogar, que
frecuentemente recae en las mujeres. Tenemos amigos y amigas trabajadoras de la cultura y
las artes y somos sensibles a su situación agobiante y justos reclamos. Hemos visto cerrar
comercios en nuestros barrios, nos hemos desvelado con familiares, amigos, amigas y
pacientes que perdieron sus puestos de trabajo o su fuente de ingresos. Conocemos la
angustia de las personas que dependen de un jornal y para quienes caer en cuarentena significa
quedar sin ingresos. Por eso, sabemos que ninguna de las medidas con la capacidad de frenar
el avance del COVID-19 pueden ser instrumentadas sin un apoyo logístico y financiero del
Estado. Somos también conscientes de que hacerlo tiene costos económicos, pero estamos
convencidas y convencidos de que nuestro país debe considerar seriamente el aumento de la
inversión social como estrategia de contención de la pandemia, incluso para evitar que su costo
sea aún mayor.

Nuestro grupo interdisciplinario invita a colegas de otras ramas del saber y a la sociedad toda a
continuar reflexionando sobre mecanismos que colectivamente nos permitan frenar el avance
de la pandemia y mitigar las consecuencias sociales y económicas en el corto y largo plazo.
Confiamos en que la vacunación y las medidas de protección no farmacológicas nos permitirán
retomar una dinámica de vida en la que las medidas de distanciamiento social y restricción de
movilidad ya no serán necesarias, pero para eso aún falta tiempo.

Debemos actuar ahora.

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