Por Federico Anfitti
La pandemia de la covid-19, con sus impactos políticos y sociales, pone en riesgo algunas de las inversiones de los países de América Latina y el Caribe para lograr el acceso universal del agua y saneamiento, uno de los temas que más ha avanzado la región en las últimas décadas.
Así lo sostiene en entrevista con Efe el hidrólogo regional del Programa Hidrológico Internacional de la Oficina de Ciencias de la Unesco para América Latina y el Caribe, Miguel Doria, quien enfatiza que en las últimas décadas la prioridad «ha sido el acceso al agua» pero cada vez más se pone la mira en la calidad.
«Estamos en una fase de transición en el sentido que hubo lecciones aprendidas (…) y en algunos modelos se considera que hace parte del desarrollo económico y cultural. Nos gusta mirar con optimismo a pesar de que se necesita un esfuerzo en el sentido de cambio de paradigma cultural», subraya.
Asimismo, señala que hay falta de inversión «por parte de todos», ya que falta aprender a obtener información sobre el agua, sobre cómo las actividades individuales o comunitarias afectan a los recursos hídricos, también se requiere invertir en conocimiento e investigación, identificar éxitos ancestrales y adaptarlos al siglo XXI, entre otras cosas.
«Falta también inversión a nivel de infraestructura y a nivel de desarrollar marcos normativos o recursos humanos para poder avanzar en este área», acota.
En este sentido, el hidrólogo regional de Unesco enfatiza que las inversiones destinadas al agua «habitualmente tienen un retorno económico bastante elevado», ya que, por cada dólar que se coloca en el sector, hay un retorno de entre 2 a 30 veces más.
«Este retorno no solo se da a nivel económico sino de una forma más amplia, porque invertir en agua es invertir en la erradicación de la pobreza, del hambre (…), en la salud humana en particular en la infantil; es invertir en la educación en la igualdad de género, en toda una serie de temas que son fundamentales para el desarrollo», asegura.
Las reflexiones de Doria se dan en el marco de la presentación, días atrás, del informe «El valor del agua», con el que la agencia de Naciones Unidas busca «llamar la atención» para que los países y las personas entiendan la importancia del agua, no solo a nivel económico, sino fundamentalmente en el plano cultural y en el ecosistema.
«Permite abrir nuevas perspectivas y eso en el sentido de valorar el agua, que es invertir, no solo a nivel de recursos financieros, sino también a nivel de la sociedad, de conocer mejor el agua, su significado, su importancia vital para todos y también otras formas de garantizar que logramos el futuro que queremos», opina.
Además, recuerda que la Unesco cuenta con el Programa Hidrológico Intergubernamental, que ya tiene varias décadas, en el que los países cooperan en investigación, capacitación, conocimientos, gobernanza y gestión de recursos hídricos.
El programa suma más de 30 países que colaboran en la producción de conocimiento e investigación de recursos hídricos, como también se reúnen para identificar desafíos regionales y solucionarlos «de manera equitativa, económica y sensible».
«El papel de la cooperación es fundamental en la parte que esperan éxito en su gestión, porque hablamos de una gestión integrada de los recursos. En el caso del Río de la Plata, por ejemplo, son cinco países involucrados (Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil)», cuenta el hidrólogo portugués.
Para el experto, la mayor preocupación en torno al agua está en que hay «una presión muy alta» sobre los recursos hídricos debido, entre otras cosas, al incremento exponencial de población en América Latina, al mayor consumo de agua en relación a la mejora de la calidad de vida, a los cambios climáticos que provocan que los glaciares pierdan masa «a ritmos importantes», a las frecuentes inundaciones y sequías y a la deforestación.
Federico Anfitti