El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ratificó este viernes las nuevas restricciones que adoptó para hacer frente a la segunda ola de covid-19, entre ellas cerrar durante dos semanas las escuelas, luego del reclamo del alcalde capitalino, el opositor Horacio Rodríguez Larreta, en contra de las medidas sanitarias.
«La decisión de la Nación está tomada y no va a ser alterada en lo más mínimo porque estamos convencidos de estar haciendo lo que debemos hacer», dijo Fernández en rueda de prensa, tras reunirse con Rodríguez Larreta.
Argentina atraviesa desde hace dos semanas un vertiginoso aumento de los casos de covid-19, con creciente nivel de ocupación de camas en las unidades de terapia intensiva, «colapsadas» en Buenos Aires, según el presidente.
Para Fernández, el panorama es «muy difícil» y «preocupante» porque el número de casos diarios registró el pasado martes un récord de 27.001 positivos y este jueves los contagios sumaron 24.999.
Ante este escenario, desde hace una semana y hasta el 30 de abril rigen restricciones a la circulación nocturna, que Fernández decretó ampliar en Buenos Aires y su periferia desde el viernes último.
El Ejecutivo dispuso además que en Buenos Aires y su cordón urbano, la zona más poblada de Argentina y donde mayor cantidad de casos de coronavirus se registran, queden suspendidas por dos semanas las clases presenciales en las escuelas y las actividades recreativas, sociales, culturales, deportivas y religiosas y los servicios gastronómicos en los lugares cerrados, al tiempo que el comercio opera en un horario más acotado.
Las nuevas restricciones, especialmente el cierre de las escuelas, fueron rechazadas por Rodríguez Larreta, quien presentó un recurso ante la Corte Suprema y solicitó reunirse este viernes con Fernández.
CHARLA «RESPETUOSA»
Tras la reunión, realizada en la residencia presidencial de Olivos, Fernández dijo que no comparte la idea de «judicializar» una discusión que es «política», pero dijo que defenderá en la Justicia «los intereses» de la Nación.
Afirmó que su charla con el alcalde fue «respetuosa» y lo invitó a retomar el diálogo.
Sobre el cierre de los colegios, el punto más conflictivo, afirmó que nadie quiere suspender las clases presenciales pero que «en estos momentos debe prevalecer el criterio epidemiológico y no el educativo».
Argumentó que el reinicio de las clases, a finales de febrero, llevó a un incremento del 30 % en la circulación de personas en el área metropolitana, con más contagios que, alertó, han crecido en forma «exponencial» en chicos de 9 a 19 años.
También aumentaron los fallecimientos.
«El plan es reducir durante quince días drásticamente la circulación para reducir drásticamente los contagios», indicó.
ADVERTENCIA A «REBELDES»
Fernández aseguró que las medidas adoptadas no son «antojadizas ni improvisadas», sino basadas en datos científicos.
Llamó a la reflexión a empresarios gastronómicos que anticiparon que no acatarán las medidas, dirigentes políticos opositores que objetan las restricciones y hasta escuelas que anunciaron que abrirán las puertas de todos modos, a los que advirtió que el Gobierno «será estricto».
Aseveró que «las leyes se hacen para ser cumplidas» y que los sectores económicos afectados serán asistidos por el Estado.
«Pero a mi, la rebelión no. En el estado de derecho las leyes se cumplen. El que está en desacuerdo, que vaya a la Justicia y que consiga que un juez diga que lo que yo hice está mal. Pero así, no. Yo estoy para ayudarlos en la emergencia que vivimos, no estoy para tolerarles que hagan lo que quieran ni para tolerar la indisciplina», afirmó.
EFE