Los caminos que la izquierda ha recorrido en el Uruguay han tenido diferencias importantes
con la mayoría de las izquierdas del continente. La experiencia del Frente Amplio tiene
particularidades que no tienen otras, fundamentalmente porque luego de 50 años se
mantiene como una fuerza unida, que soportó el asedio de la dictadura, que estuvo 15 años
en el gobierno y pretende volver, con muchas posibilidades.
¿Qué lo hace diferente? Obviamente que la respuesta no es sencilla, ni hay una única razón
para que las demás izquierdas de América no logren mantenerse unidas y la izquierda
uruguaya (o al menos gran parte de ella), haya logrado permanecer formando una única
coalición. Pero tal vez uno de los elementos principales haya sido y siga siendo, que la
inmensa mayoría de quienes integramos el FA hemos asumido que mantenernos unidos es lo
que nos mantiene vivos. La unidad de la izquierda es su seguro de vida y por eso nuestros
adversarios políticos periódicamente tratan de generarnos divisiones internas. Y a veces
encuentran dentro del FA quien los ayude.
Dentro de esa gran coalición y movimiento que es el FA, han habido y siguen coexistiendo
una variada gama de grupos que provienen de muy diferentes orígenes, todos ellos con
objetivos comunes que nos mantienen muy cerca de los movimientos sociales. Aceptar esas
diferencias ha sido nuestra principal carta de triunfo. Aceptar que el otro puede tener
diferentes ideas, que no necesariamente han de coincidir con las mías. Pero durante cinco
décadas hemos logrado superar esas diferencias, aprender de ellas y convertimos en suma lo
que en principio podía parecer una resta.
Muchas veces dentro de nuestro Frente Amplio tenemos compañeros que no entienden esto,
que no apuestan al intercambio con respeto, que no hacen el esfuerzo de llegar al consenso
ni mucho menos tratan de entender la razón de los demás. Ese tipo de personas son las que
dividieron a las izquierdas del continente: son los que ven un enemigo mortal en cada
adversario y no dudan en calificar como traidor a cualquier compañero que converse con
alguien que no sea del FA.
Tenemos algunos pocos compañeros que no han entendido que dañar la unidad del FA es
dañar la herramienta que supimos construir para seguir conquistando derechos. Son solo
tres o cuatro iluminados que creen ser dueños de la verdad, que gritan mucho y escuchan
poco, que tienen actitudes violentas y también machistas, porque de eso no nos salvamos
tampoco nosotros.
Afortunadamente una inmensa mayoría de grupos y personas del FA, pertenecemos a una
izquierda profunda y convencidamente democrática, creemos en la discusión franca y
respetuosa y en seguir construyendo unión en la diversidad. Esa construcción democrática
de la izquierda uruguaya es la que se inspira en el General Seregni y en aquellos fundadores
del FA que supieron mirar hacia adelante, sin mezquindades ni personalismos, respetando a
todos los compañeros y también -y muy especialmente en estos momentos- a todas las
mujeres, sean o no compañeras.
Las y los socialistas ponemos todos los días un granito de arena, al igual que casi todos los
grupos y personas que conforman este gran movimiento de la izquierda democrática
uruguaya, para que esta construcción colectiva crezca y se fortalezca. A quienes nos golpean
les responderemos con más unidad que nunca, a quienes no escuchan les devolveremos
motivos y razones. Y a quienes creen que se puede avanzar a los gritos y atropellando gente,
les decimos que aquí vamos a estar, más frenteamplistas que siempre, construyendo unidad
en democracia, escuchando a todos sin distinciones.
José Luis Pittamiglio
Secretario de Comunicación
Partido Socialista Colonia