Por Laura Serrano-Conde
La arquitectura reflexiona sobre la convivencia en el futuro a partir del mundo actual, marcado por unas desigualdades sociales agravadas por la pandemia, en la XVII Bienal de Venecia, cuyos pabellones comienzan a presentar hoy sus propuestas antes de su apertura al público un año después de lo previsto.
Esta edición de la Bienal, que tendría que haberse celebrado en 2020 pero fue aplazada por el coronavirus, ofrecerá desde este sábado a sus visitantes, entre estrictas medidas de seguridad y hasta el próximo 21 de noviembre, las propuestas internacionales de unos 60 países y otros eventos colaterales.
El prestigioso arquitecto español Rafael Moneo será galardonado con el León de Oro a la carrera, un reconocimiento a su larga y fructífera trayectoria que él recibe, explicó a Efe, con «alegría y agradecimiento».
VIVIR JUNTOS
El título de esta edición es «How will we live together?» («¿Cómo viviremos juntos?»). Y aunque fue pensado antes de que estallara la pandemia, la pregunta resulta ahora de extrema actualidad.
El evento está comisariado por el arquitecto libanés Hashim Sarkis y contará con unos 60 pabellones nacionales, ubicados entre los Jardines y el Arsenale -los antiguos astilleros venecianos-, pero también en el centro histórico de la Ciudad de los Canales.
La isla de Granada, Irak y Uzbekistán participarán por primera vez.
Entre las propuestas figura el proyecto de los españoles Domingo González, Sofía Piñero, Andrzej Gwizdala y Fernando Herrera que, bajo el nombre de «Uncertainty» («Incertidumbre»), reflexiona con una arquitectura de impacto social, y desde distintas disciplinas, sobre un futuro desconocido y en continuo cambio.
«La casa infinita», del argentino Gerardo Caballero, abordará la cuestión de la vivienda colectiva para defender el poder de la colectividad frente al individualismo, una idea que también contemplan los chilenos Emilio Marín y Rodrigo Sepúlveda con «Testimonial spaces», que centra su atención en la emblemática población José María Caro.
Este barrio, situado al sur de la ciudad de Santiago, carecía en los años sesenta de servicios básicos como la electricidad, pero protagonizó uno de los movimientos sociales más reconocidos de los últimos años, pues la unión de los vecinos logró promover un desarrollo significativo y rápido de la zona.
Perú, México, Uruguay, Brasil o República Dominicana serán otros participantes latinoamericanos.
Suecia, Finlandia y Noruega experimentarán con «What we share» («Lo que compartimos»), transformando su pabellón de Países Nórdicos que tienen conjunto en un proyecto de co-vivienda para intentar resolver algunos de los retos sociales y medioambientales que enfrentan las sociedades modernas.
MONEO, LEÓN DE ORO A LA CARRERA
Esta exposición internacional contará además con eventos colaterales de organizaciones e instituciones y sin ánimo de lucro, como la UNESCO, que presentará una exposición llamada «Revive el espíritu de Mosul» sobre la reconstrucción de esta ciudad emblemática iraquí devastada por la ocupación del grupo terrorista Estado Islámico (2014-2017).
El 22 de mayo, la Bienal entregará el León de Oro a la carrera a Rafael Moneo, Premio Pritzker 1996, pero ese día no se fallarán los nombres de los pabellones vencedores de esta edición.
«Es una alegría porque Venecia y la Bienal han estado muy presentes en mi vida como arquitecto y lo han recibido colegas a los que admiro», dijo a Efe Moneo, de 84 años y autor, entre otras muchas obras emblemáticas, de la ampliación del Museo del Prado (2007) en Madrid, el Edificio Diagonal de Barcelona (1993) y los Museos de Arte y Arquitectura Moderna de Estocolmo, Suecia (1998).
UNA BIENAL EN PANDEMIA
Habitualmente el jurado de esta exposición internacional anuncia las mejores propuestas el día de la apertura al público, el próximo 22 de mayo, pero la pandemia ha obligado a los organizadores a esperar hasta el último momento para decidir y eso ha impedido a algunos pabellones estar preparados para esta semana de mayo.
Para que todos los países compitan en igualdad de condiciones, el jurado observará los proyectos unos días antes de la ceremonia de premios, que finalmente se celebrará el 30 de agosto.
La Bienal, tras dos aplazamientos, podrá recibir público, pero lo hará bajo estrictas medidas de seguridad: los visitantes tendrán que llevar en todo momento la mascarilla, se medirá la temperatura y habrá geles hidroalcohólicos para higienizar las manos en los accesos.
Los pabellones tendrán un aforo limitado en el interior, para evitar aglomeraciones, habrá recorridos de entrada y salida separados y será obligatoria la reserva de billetes online.
EFE
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