Cientos de integrantes del colectivo Unión Musical Independiente del Uruguay marcharon este lunes reclamando por la vuelta de los espectáculos públicos y por la construcción de políticas sociales que fomenten su trabajo.
Una pancarta con la leyenda «La música en el CTI», haciendo alusión a que su situación se encuentra en cuidados intensivos, abrió una caminata de cerca de un kilómetro en la que sonaron distintos instrumentos de viento.
Sobre las 17.30 hora local (20.30 GMT) cientos de personas se reunieron en la explanada ubicada frente a la Intendencia de Montevideo, sede del Gobierno local, donde hicieron sonar sus instrumentos y distintas canciones por los altavoces.
Más tarde, marcharon por la principal avenida de la capital del país hasta la Plaza Independencia, localizada frente a la Torre Ejecutiva.
Al arribar, dos de los integrantes del colectivo leyeron una proclama en la que indicaron que la marcha no era solo una llamado de atención para las autoridades, sino también para la sociedad entera.
«Hace más de un año que estamos sin trabajar y con grandes limitaciones y la situación actual no ha hecho más que poner en total evidencia como nuestro trabajo no está debidamente amparado en el sistema de seguridad social», señaló el reclamo.
Por ello, pidieron por la vuelta de los espectáculos públicos, especialmente en espacios abiertos tanto público como privados, bares y pequeñas salas, clausurados desde finales de marzo y hasta, al menos, el 30 de mayo.
También la implementación «urgente» de un subsidio prometido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y su extensión por un plazo mínimo de seis meses, además del pago de distintos programas por parte del Ministerio de Educación y Cultura y de la Intendencia de Montevideo.
La Unión Musical Independiente del Uruguay es un colectivo de trabajadores de la música que surgió en 2019 «con la necesidad de reflexionar sobre las condiciones de trabajo en el ámbito de la música, buscar soluciones y afrontar la lucha por la mejora de las mismas».
Los espectáculos públicos siguen suspendidos pese a que otras actividades económicas, como la restauración o los grandes centros comerciales (‘shoppings’) permanecen abiertos.
Productores, músicos, técnicos y profesionales asociados al mundo del espectáculo denuncian que, durante el tiempo en que las salas estuvieron abiertas, no hubo un solo brote de covid-19. Como aval, explican que la trazabilidad era concreta, considerando que las entradas se vendían online, que el aforo era reducido y que había control de temperatura en la entrada.
EFE