Por Santiago Carbone
Ganadora de la única medalla dorada que acaba de conseguir Uruguay en el Sudamericano de Atletismo disputado en Ecuador, Deborah Rodríguez continúa preparándose para disputar en Tokio los terceros Juegos Olímpicos de una carrera marcada por ilusión, éxitos y obstáculos.
Feliz por el momento que atraviesa, la deportista dialoga con Efe en Montevideo en la recta final de su preparación.
Las metas que se plantea y las complicaciones que aparecen en un lugar donde el deporte «no garantiza un trabajo, una casa o un sueldo» son algunos de los asuntos que toca una de las estrellas del atletismo uruguayo.
LA DIFICULTAD DE LOGRAR UNA MEDALLA
Nueve años después de correr en la categoría 400 metros vallas en los Juegos Olímpicos de Londres, Rodríguez consiguió en Guayaquil (Ecuador) una marca que la colocó en una posición privilegiada del ránking para acudir a Japón.
Sin embargo, en esta oportunidad lo hizo en 800 metros llanos, misma categoría por la que optó en Río de Janeiro 2016.
Con un tiempo de 02:03.38, la uruguaya también se clasificó al Mundial del próximo año, aunque reconoce la dificultad que implica poder aspirar a lo máximo en Japón.
«Es muy difícil poder ser medallista olímpico», puntualiza la atleta de 28 años, quien cuenta que tiempo atrás se entrenó en Estados Unidos con uno de los mejores equipos del mundo y allí viven una situación «totalmente diferente» por la cultura deportiva y las políticas que tienen en ese sentido.
Además, dice que los atletas comienzan «desde chiquitos», tienen la opción de obtener becas universitarias y de volverse profesionales, de firmar con empresas multinacionales y de dedicarse de lleno a esa actividad.
Por el contrario, subraya que en su país son muy pocos los deportistas que pueden dedicarse 100 por ciento a eso.
«Yo estoy estudiando, entrenando, haciendo de mánager y buscando apoyo para irme a Estados Unidos y competir para prepararme bien», detalla.
MIRANDO HACIA EL FUTURO
Por otro lado, Rodríguez señala que es difícil destacarse cuando se está pensando qué hacer en el futuro, incertidumbre que tienen muchos deportistas. «Qué voy a hacer después es una preocupación que a mí me ocupa gran parte de mi tiempo», añade.
Pese a las dificultades que existen, la atleta resalta la importancia que los deportistas referentes generen «una buena imagen» para que los niños se sientan motivados y busquen seguir sus pasos.
Por ello, continúa corriendo a toda velocidad con la mira enfocada en los que todo indica que serán sus terceros Juegos Olímpicos, unos que la ilusionan más allá de los problemas que vive el mundo.
«Uno lo que más quiere es tener una experiencia inolvidable y con este virus es muy difícil pensar que van a ser unos Juegos Olímpicos normales. Ya dijeron que iban a ser sin público, pero estamos muy contentos porque no dejan de ser unos Juegos Olímpicos», asevera.
De acuerdo con esto, la ganadora del Premio Charrúa 2020 del Círculo de Periodistas Deportivos del Uruguay como mejor atleta del país sudamericano indica que los uruguayos se están preparando con todas sus energías.
«Le estamos metiendo con una garra tremenda y estamos esforzándonos por traer resultados. Creo que todos los que estamos representando a Uruguay estamos metiendo mucha energía y nadie mas que el deportista quiere traer los mejores resultados», concluye Rodríguez, quien tiene marca para estar en Tokio y promete dejarlo todo por su país.
Algo de esto puede verse en la Pista Oficial de Atletismo de Montevideo, muy cerca del Estadio Centenario, ambos en el parque Batlle, donde ella se entrena junto a un grupo de compañeros.
El diálogo, las risas, las bromas y el constante aliento cuando cualquiera de estos comienza a correr a toda velocidad dejan ver a lo lejos el apoyo que allí se brindan unos a otros.
«Estoy muy feliz de estar entrenando en Uruguay», asegura Rodríguez, quien resalta lo «maravilloso» de compartir con colegas a quienes considera su familia.
EFE